Análisis

Frenazo ¿transitorio? del empleo: estamos ante el peor mes de marzo desde 2014

La invasión de Ucrania, la inflación y la subida de los tipos de interés pueden terminar de ahogar la economía española y afectar al mercado laboral

Los datos de paro del mes de marzo no han sido catastróficos pero sí deberían servirnos como señal de cautela: estamos ante el peor mes de marzo desde 2014 (cuando justo acabábamos de salir de la anterior crisis financiera) y ante el peor mes desde que terminó el estado de alarma. El mercado laboral español lleva más de un año en expansión gracias al progresivo rebote post-pandemia y a los estímulos fiscales y monetarios (difícil no crear empleo creciendo a un ritmo del 5% anual), pero durante la segunda mitad del mes pasado empezó a mostrar signos de fatiga. La guerra en Ucrania y el paro de los transportistas dañaron tanto la actividad económica general como la creación de empleo. Y aunque es verdad que, según acaba de publicar el Banco de España, los empresarios se mantienen optimistas con respecto al rumbo de la economía durante el segundo trimestre del año, siguen existiendo tres importantes incertidumbres en el horizonte que no deberíamos desdeñar.

Primero, la duración de la guerra en Ucrania y el progresivo aumento de unas sanciones que no sólo perjudican a Rusia, sino también a Europa. Segundo, la pérdida de competitividad que puede terminar generando la inflación en la economía española: si nuestros precios crecen más que los de nuestros socios, inevitablemente nuestras exportaciones e importaciones se verán afectadas; hasta ahora, parte de ese diferencial de inflación tiene un componente más bien estadístico, pero el riesgo (sobre todo a través de efectos de segunda ronda) está ahí. Y tercero, las subidas de tipos de interés podrían terminar ahogando el crecimiento: al respecto, el Banco Central Europeo ya está comenzando a alertar a los mercados de que no va a quedar otra que incrementar los costes de financiación, incluso en el presente ejercicio, para combatir la históricamente alta inflación que ahora mismo nos golpea.

Cualquiera de estos riesgos (o todos ellos a la vez) podrían terminar conjurándose durante los próximos meses y ya hemos visto que si la actividad real sufre, la creación de empleo se resiente. No es que tengamos mucho margen de maniobra para controlar ninguno de estos fenómenos, pero como poco sí convendría estar preparados para lo que puede estar por llegar.