Daniel Lacalle

El Plan Feijóo contra la crisis. Un halo de esperanza

Lo que aumenta la inflación es disparar el gasto público, tener el gobierno más caro de la historia y con más asesores y disparar la partida de “asuntos económicos” del presupuesto a más de 70.000 millones de euros

La propuesta lanzada por Alberto Núñez Feijóo para combatir la crisis es un ejemplo de sentido común. Lo que sorprende es que el gobierno de España y otros partidos no lo hayan propuesto antes y lo que indigna es que muchos la rechacen. Si hay algo que demuestra la falta de empatía con el contribuyente del gobierno de Sánchez es que rechace de plano ajustar los impuestos a la inflación.

El plan anunciado por Feijóo no es una entelequia intelectual ni un disparate. Se llama gestionar y apoyar a los ciudadanos. Es exactamente lo que están haciendo los países líderes de nuestro entorno. Como tal, no es un plan maximalista ni un programa electoral, es un plan de mínimos básicos que cualquier ciudadano puede entender.

Apoyar y gestionar. Apoyar a los contribuyentes más afectados por la inflación, las rentas más bajas, con una rebaja de impuestos que devuelvan a esos ciudadanos lo que han pagado de más porque el gobierno se ha negado a ajustar los impuestos a la inflación. Recordemos que deflactar los impuestos monetarios (ajustarlos a la inflación) es algo que el gobierno debería hacer y se ha negado a ejecutar. Feijóo solo pide que se implemente lo que debería ser una normativa.

No olvidemos que Hacienda recauda 2.000 millones extra por cada punto que sube la inflación, según la AIReF, que estima que si la inflación (IPC) termina en 2022 en un 6,2% el gobierno recaudará 12.400 millones de euros más.

La inflación es el impuesto de los pobres e impacta más a las rentas medias y bajas, cuya cesta de la compra tiene mayor peso de energía y alimentos y que, además reciben un salario que pierde poder adquisitivo por el alza del IPC. Por eso hay que devolverles parte de lo que han pagado de más y, ojo, que ya ha sido recaudado.

La inflación en España es un 9,8%, casi el doble que en Portugal y un 23% superior a la media de nuestros países comparables. Por otro lado, la inflación subyacente (excluyendo energía y alimentos) es también superior a la de Portugal y un 17% superior a la de la media de comparables.

Algunos economistas socialistas se han lanzado como una jauría a atacar el plan diciendo que bajar impuestos aumenta la inflación. Es falso. Reducir impuestos no aumenta la cantidad de dinero en circulación y mucho menos si es devolver parte de lo que ya se ha pagado en exceso, es simplemente poner un poco más de la misma cantidad de dinero en el bolsillo del que lo gana.

Lo que aumenta la inflación es disparar el gasto público, tener el gobierno más caro de la historia y con más asesores y disparar la partida de “asuntos económicos” del presupuesto a más de 70.000 millones de euros. Todo ese enorme gasto, financiado con deuda que luego se monetiza por el BCE, supone un mayor consumo de reservas monetarias. Más dinero en circulación para los mismos bienes y servicios, más inflación. El gobierno de España consumió entre 2020 y 2021 casi 200.000 millones de inyección monetaria, la cifra más alta de las economías comparables de la eurozona, porque todo ese déficit fue monetizado con el Banco Central Europeo comprando el 100% de las emisiones netas. Por eso la inflación es más elevada.

Por supuesto, Feijóo entiende que hay que plantear una reducción seria del gasto público corriente no esencial, para combatir la inflación y reducir el exceso de consumo de reservas monetarias. Para ello plantea una reducción de gasto de 60.000 millones de euros. Teniendo en cuenta que la AIReF identifica 14.000 millones de euros de subvenciones “fantasma” y que solo la partida de asuntos económicos alcanzó los 73.615 millones en 2020 y que se dedican hasta 15.000 millones a capitalizar empresas públicas deficitarias, hay mucho margen para recortar duplicidades, cifradas en más de 30.000 millones de euros, sin entrar en el mantra de “recortar sanidad y educación”. A propósito, el gobierno de Sánchez es el que ha gastado 1.700 millones de euros menos en sanidad y educación de lo que tenía presupuestado en 2021.

El plan de Feijóo no es una bajada de impuestos, es devolver a los ciudadanos una parte de lo que ya han pagado de más. Es un plan de gestión que mejora la eficiencia del gasto público y reduce el exceso de gasto financiado con deuda que crea el exceso de inflación que sufrimos comparado con nuestros socios. Si hay algo que demuestra la mentalidad extractiva y confiscatoria del gobierno de Sánchez, sus socios y los sindicatos es que se hayan lanzado en tromba a rechazar un plan cauto, serio y muy similar al aplicado por las economías de nuestro entorno.