Transporte

Estas son las peores autopistas y autovías de España

Los aspectos peor valorados suelen ser el alto flujo de tráfico, el mal estado de la calzada y el diseño de las entradas y las salidas

Autopista Ap-36 Ocaña-La Roda
Autopista Ap-36 Ocaña-La RodaCINTRA (FERROVIAL)CINTRA (FERROVIAL)

El verano ya ha comenzado y esto suele ser sinónimo de alejarse del trabajo para disfrutar de unas merecidas vacaciones, dejando atrás la rutina y el estrés del día a día. No obstante, en muchas ocasiones el irse de vacaciones también puede ser un factor estresante hasta llegar a nuestro destino final ya que nos podemos encontrar numerosos atascos, accidentes o incluso carreteras que pueden dificultar notablemente nuestro viaje.

En este sentido, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han lanzado la siguiente pregunta: ¿Está satisfecho con el estado de las autopistas y autovías que utiliza habitualmente?. A esta han respondido 1.259 conductores, los cuales han valorado diferentes aspectos sobre estas vías como el estado de la calzada, el ancho de la carretera, si esta es segura o no o incluso el flujo del tráfico entre otros.

Por norma general, los aspectos peor valorados suelen ser el alto flujo de tráfico, el mal estado de la calzada y el diseño de las entradas y las salidas. No obstante, estas calificaciones varían dependiendo de la vía en la que se encuentre el conductor, en las que las autopistas y autovías peores calificadas han sido las siguientes:

  • AP8 Autopista del Cantábrico (Irún-Bilbao): Esta vía ha obtenido una valoración de 5,7 sobre 10. En lo que respecta a esta autopista, lo peor ha sido las continuas obras así como el excesivo flujo de tráfico, factor que ha obtenido la nota más baja en este apartado entre las autovías y autopistas valoradas. No obstante, estos no han sido los únicos factores negativos, sino que los encuestados han señalado la escasa seguridad en las curvas.
  • AP1 Autopista del Norte (Vitoria-Irún): La siguiente peor valoración ha sido esta autopista situada en el norte de la península, la cual ha obtenido un 5,8 sobre 10. En este sentido, los encuestados han calificado como peor la presencia de obras y el escaso número de áreas de servicio, obteniendo ambos apartados la nota más baja de todas las autovías y autopistas valoradas. A esto además se le suman los factores del alto flujo de tráfico y el mal diseño de las entradas y salidas.
  • A49 Autovía del V Centenario (Sevilla-Portugal): Esta autovía que nos une con nuestro país vecino ha obtenido una valoración de 6 sobre 10. El factor más negativo ha sido el excesivo flujo de tráfico y las pocas áreas de servicio, aunque este no ha sido el único, ya que otros apartados con bajas valoraciones han sido la presencia de obras y al estado de la calzada. Estas han obtenido las notas más bajas en este apartado entre las autopistas y autovías valoradas.
  • A7 Autovía del Mediterráneo (Algeciras-Almería): Dicha autovía ha tenido una puntuación también de 6 sobre 10, siendo lo peor con diferencia, las obras. No obstante, esta vía también destaca por el mal diseño de las entradas y salidas, el mal estado de la calzada y las pocas áreas de servicio.
  • AP9 Autopista del Atlántico (Ferrol-Portugal):Esta vía ha obtenido un valoración de 6,1 sobre 10, ya que el mal estado de la calzada es el factor determinante para esta puntuación, así como las obras frecuentes que lastran la valoración de los conductores.
  • A52 Autovía de las Rías Baixas (Benavente-Vigo): Por último, esta autovía de la zona norte del país ha tenido un valoración de 6,1 sobre 10, siendo las continuas obras el peor factor. Sin embargo, este no es el único punto negativo, sino que el estado de la calzada, la escasez de áreas de servicio y la falta de guardarraíles reúnen también malas valoraciones.

En lo que respecta a los datos recogidos para las vías locales, urbanas y provinciales, estas son incluso peores, las cuales obtienen la valoración media que ronda el 6 sobre 10, revelando la necesidad de aumentar la inversión en carreteras. “Es cierto que el año pasado aumentó de manera significativa el gasto en su conservación y mantenimiento, pero aún está lejos de las cifras de los países de nuestro entorno y acumula un elevado déficit histórico”, asevera la organización.