Análisis

Las «políticas innovadoras» y las mentiras de Sánchez nos llevan a la cola de Europa

Solo tres países, España, Eslovenia y República Checa, están por debajo del nivel de PIB de 2019, pero somos el farolillo rojo

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del Senado
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el pleno del SenadoAlberto R. RoldánLa Razón

Esta semana, Eurostat ha certificado que España es la última economía de Europa en recuperación. Solo tres países –España, Eslovenia y República Checa– están por debajo del nivel de PIB de 2019 y, además, los otros dos están a pocas décimas (0,3% y 0,7% solamente) de la recuperación total. España se queda a la cola, un 2,5% por detrás del PIB de 2019 tras aumentar la deuda pública más de 250.000 millones de euros. Es peor, la AIReF ha vuelto a revisar a la baja las estimaciones de recuperación de PIB del tercer trimestre, que ya refleja una caída del 0,5% en su predicción.

Lo verdaderamente increíble ha sido escuchar al presidente del Gobierno en el debate del Senado con el líder de la oposición que en esta crisis se han implementado políticas públicas innovadoras, que se han puesto todos los recursos del Estado al servicio de los ciudadanos «y no al revés» y que «en la anterior crisis ustedes (por el PP) implementaron despidos masivos». Merece la pena detenerse en la ristra de mentiras incluidas en su comparecencia.

Primero, el presidente Sánchez dijo que los ciudadanos se han ahorrado 2.000 millones de euros por su «tope del gas». Es empíricamente falso. Para llegar a esa cifra el presidente usa el aumento del precio spot (diario) de la electricidad en Europa y lo compara con el mismo precio en España. Es una mentira burda porque los precios de la electricidad para las familias no se calculan así. La factura en España con la tarifa regulada está 100% ligada al mercado diario y, además, hay que pagar el tope del gas, la subvención a las gasistas que se le cobra a los consumidores de la tarifa regulada y los que no la tienen igualmente. Con esa realidad, la tarifa de los consumidores ha subido mucho más –por meterles el concepto del tope del gas– a los que tienen tarifa cerrada con comercializadora y también más que en la mayoría de los países de Europa en la tarifa regulada porque la española es la única que está ligada al precio diario. Si lo miramos por segmento de consumidores, todos pagan más que uno similar en Portugal, Francia o Italia.

El presidente increpó al señor Feijóo diciendo que ellos habían implementado «políticas públicas innovadoras» como los ERTE o los préstamos ICO. «Innovador» es un término sorprendente cuando los ERTE existen desde 1995 y el mecanismo que se ha aplicado en 2020 se flexibilizó en la Reforma Laboral de 2012 en el punto VI. «Innovador» es un concepto alucinante cuando en la anterior crisis se ejecutaron más de 90.000 millones de euros de préstamos ICO. Sorprende además el intento desesperado del presidente de acusar a la oposición de defender a la banca por criticar un impuesto aleatorio, injusto y contraproducente y hablar de los rescates a la banca –que fueron solo a las cajas ineficientes y quebradas– cuando él era consejero de Bankia en esa época. Adicionalmente, uno de los aspectos más alucinantes de su ataque al líder de la oposición fue decir que en la crisis financiera se aplicaron despidos masivos. Recuerden que en la crisis 2008-2011 gobernaba el PSOE.

¿Qué políticas innovadoras ha aplicado Sánchez? Veamos: disparar la deuda, usar el apoyo del BCE para disparar el déficit estructural, aumentar el gasto corriente y burocrático y, finalmente, subir los impuestos a todos lucrándose con la inflación al no deflactar. No se le había ocurrido a nadie antes. Innovador, lo que se dice innovador no es.

Usted, al leer todo esto, pensará que el presidente está mal asesorado, que se equivocó o que le dieron mal los datos. No es así. Vivimos un periodo en el que se está intentando reescribir la historia. La labor de este Gobierno ante lo que es una situación económica terrible es reescribir la historia. Según ellos, la crisis de 2008 pasó en 2012, los ERTE los inventó Sánchez y los ICO también, ellos han «bajado impuestos» cuando la realidad es que han tocado un par modestamente mientras han subido 42 impuestos y se han negado a deflactar el IRPF, disparando la recaudación en medio de la inflación más alta en tres décadas, y el mundo se maravilla ante sus propuestas y las copia. El Gobierno repite una y otra vez que los líderes europeos quieren copiar las medidas de límite del precio del gas, incluso cuando Bruselas las rechaza por escrito. Pero es peor. Vanagloriarse de que Europa quiere imponer medidas equivocadas que han llevado a que regalemos 80 millones de euros mensuales a Francia es aterrador. Mal de muchos…

El presidente intentó empezar el debate como un estadista, parecer moderado y riguroso, pero quedó ante la ciudadanía como un político que solo acierta cuando rectifica y que va a dejar una de las peores recuperaciones de la historia de las economías desarrolladas a pesar de haber tirado con bala de Rey, puesto que ningún gobierno anterior ha contado con mayor espacio fiscal o monetario.

El problema de todo esto es que lo sufren las familias y las empresas. El presidente afirmó que él no cree que sea necesario extender la vida de las nucleares. Ya nos quedamos más tranquilos, nótese la ironía.

Tiemblen cuando el Gobierno les dice que no va a haber recesión. El mismo Gobierno que dijo que la pandemia no iba a tener efectos significativos en la economía y que la inflación no iba a llegar a doble dígito porque, según ellos, tocaba techo en marzo. Si no caemos en recesión será porque familias y empresas se están preparando para lo peor, no por unas políticas de Gobierno dañinas y equivocadas.