Opinión

El “imposible” acuerdo de la COP27 para salvar al campo

La preocupación de agricultores y ganaderos está en el límite por la sequía, la evolución de los mercados internacionales, la subida de costes y la nueva PAC

Sesión inaugural de la COP27
Sesión inaugural de la COP27Peter DejongAgencia AP

Andan los agricultores y ganaderos ocupados en la planificación de sus campañas de siembras y en la decisión sobre reposición de los animales en sus explotaciones. Están preocupados por la subida de los costes de producción; por la sequía, que continúa azotando la mayor parte de España; por la evolución de los mercados internacionales y por la nueva PAC que trae menos dinero, más complicación burocrática, más exigencias agronómicas y más compromiso medioambiental para la actividad agraria.

Y hacen bien en estar ocupados y preocupados por esos asuntos, que son lo más urgente y también una parte de lo más importante. Pero los agricultores y ganaderos, así como el resto de la cadena agroalimentaria no deberían perder de vista lo que vaya pasando en la COP27, la Conferencia del Clima que organiza la ONU cada año, que comenzó ayer en tierras de Egipto.

Como de costumbre, será muy difícil que se adopten acuerdos, porque se necesita el consenso de todos los países participantes y eso es tarea casi imposible. Pero, aunque no haya pactos, lo que allí pase terminará afectando más pronto que tarde a los que se dedican a la actividad agraria y, especialmente, a los que reciben ayudas de la PAC.

Hubo un tiempo, década de los noventa y la primera de este siglo, en el que las sucesivas reformas de la PAC estuvieron impulsadas por la necesidad de adecuar la normativa europea a las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), eliminando el sistema de precios garantizados, que muchos añoran todavía, y las ayudas vinculadas a la producción.

Sin embargo, la última reforma de la PAC, que entrará en vigor el próximo mes de enero, ha estado muy influida por dos componentes, que seguirán muy presentes en la actividad agraria: normas más verdes y respetuosas con el medio ambiente y la necesidad de contribuir a la lucha contra el cambio climático, frenando las emisiones de gases de efecto invernadero y potenciando el efecto sumidero de la agricultura y la ganadería. De ahí la necesidad de seguir con mucha atención lo que suceda en Egipto. Está en juego el futuro.