Temor a una crisis global
China intenta que la profunda crisis del ladrillo no hunda toda su economía
Pekín trata de estimular un sector inmobiliario en estado muy grave para evitar que su caída arrastre a toda su economía
Las políticas de estímulo económico de China han comenzado a acelerarse para dar un impulso muy necesario al crecimiento con una nueva serie de medidas de apoyo introducidas para fomentar el consumo de los hogares, rescatar el mercado inmobiliario y apuntalar el yuan que desactiven el riesgo de colapso financiero en el sector inmobiliario y en las administraciones locales.
Los planes trazados por Pekín han alimentado las expectativas de que los responsables políticos sigan desplegando su arsenal, ya que algunos analistas han advertido de que no serán suficientes para invertir la tendencia de la lenta recuperación económica, así como la debilidad de la confianza de los consumidores y los inversores. Entre las iniciativas más importantes adoptadas para impulsar el consumo, tras el calvario que se está viviendo, figuran la rebaja de los tipos hipotecarios y la reducción de impuestos a las familias con hijos y parientes ancianos. Según las previsiones, la rebaja de los intereses reducirá el gasto de los hogares en miles de millones de yuanes al año. Además, el banco central chino anunció un recorte de 2 puntos porcentuales en la cantidad de depósitos en divisas que las instituciones financieras deben mantener como reservas, la última decisión para respaldar el tipo de cambio del yuan.
Entre tanto, el ahorro familiar chino también está alcanzando máximos históricos, lo que refleja la debilidad de la confianza, que también ha lastrado el crecimiento del consumo, identificado como uno de los principales objetivos económicos para ayudar a cumplir el objetivo de crecimiento anual del producto interior bruto de "en torno al 5%" para 2023.
China se recupera de la pandemia en medio de una crisis inmobiliaria y una ralentización del consumo que pueden hacer que no alcance su objetivo de crecimiento anual. Tras la reapertura del país después de las estrictas restricciones impuestas por la pandemia, se esperaba que su economía volviera a crecer a niveles elevados, merced a un cambio en el retraído gasto de los residentes durante estos años, un fenómeno que no ha llegado a materializarse. Pero, debido a la menor demanda de sus exportaciones y a la debacle del sector del ladrillo, que representa una parte importante de la riqueza de los hogares, los expertos advierten que la economía china podría estancarse para cerrar el año.
Sin estímulos monetarios
Economistas de todo el mundo reclaman mayores paquetes de reactivación y una relajación de la política monetaria. Todo parece poco para hacer frente tanto al estancamiento inminente como a los problemas estructurales a largo plazo. No obstante, hasta ahora Pekín se ha mostrado reticente en un contexto de deuda pública local ya elevada y de temor a desencadenar niveles de inflación similares a los de los países occidentales. Por ello, sus detractores señalan la falta de determinación política y que la economía se ha resentido por el control cada vez más estricto de la seguridad nacional. Con todo, aunque China ha endurecido su política fiscal en un 5,5% hasta este momento, podría haber margen de maniobra. La esperanza está en unas medidas fiscales cuidadosamente calibradas que podrían ayudar a estimular la actividad y contrarrestar los efectos de la desaceleración en curso.
En un contexto de envejecimiento y contracción de la población, con los elevados costes de las guarderías y el elevado desempleo juvenil como telón de fondo, Pekín ha intentado además crear incentivos económicos para impulsar la natalidad. Sin embargo, el mercado inmobiliario residencial, afectado por una profunda tormenta y que representa aproximadamente una cuarta parte de la economía, ha sido el principal lastre para el crecimiento económico del gigante asiatico.
La profunda crisis inmobiliaria
Su actual crisis inmobiliaria se desencadenó por el intento del gobierno de reformar y desapalancar el sector para evitar una burbuja. Este mercado sigue en estado crítico, a pesar de que uno de los mayores promotores inmobiliarios del país ha logrado hacer frente esta semana al pago de dos cupones de bonos impagados. Si bien Country Garden Holdings consiguió devolver el lunes intereses por un total de 22,5 millones de dólares, la crisis continúa, y más de dos tercios de sus principales promotores han incumplido sus obligaciones en algún momento de los últimos dos años y medio. Nada menos que 34 de las 50 promotoras con más bonos en dólares en circulación han dejado de pagar dichas deudas, según datos recopilados por Bloomberg. Igualmente, preocupa el hecho de que las 16 empresas restantes se enfrentan a un impago combinado de 1.480 millones de dólares en bonos públicos que vencen en septiembre, ya sea en concepto de intereses o de principal. La enorme carga de la deuda pone de manifiesto la crisis que atraviesa este sector desde hace años, que ha visto hundirse a más de cincuenta empresas en poco más de dos años.
El asediado sector se ha aferrado a cada palabra del Gobierno comunista, cuyo compromiso de estimular el decaído sector aún no ha sido suficiente para cambiar la suerte de los promotores. Ahora, con el anuncio de la segunda economía mundial del paquete de ayudas, se ha desencadenado una oleada de compras de viviendas, con cientos de familias aprovechando la bajada de los tipos de interés iniciales y de los costes hipotecarios para firmar contratos de compra de forma improvisada.
Las dos metrópolis más desarrolladas de China continental, Pekín y Shanghái, anunciaron que aumentarán el número de residentes que podrían considerarse compradores de vivienda "por primera vez", lo que les daría acceso a préstamos hipotecarios más baratos y a créditos con pagos iniciales más bajos. En consecuencia, el volumen total de transacciones en los mercados primario y secundario se disparó un 100% y un 200%, respectivamente, en comparación con el fin de semana anterior, según los primeros datos de Centaline China Research.
El Ministerio de Finanzas y la Administración Estatal de Impuestos anunciaron el viernes que los residentes que vendan viviendas existentes y compren otras nuevas en la misma ciudad en el plazo de un año podrán recibir devoluciones del impuesto sobre la renta de las personas físicas por las ventas de viviendas hasta finales de 2025. Dicha normativa se inició en septiembre de 2022 y expiraba a finales de este año. Además, los organismos ampliaron las preferencias fiscales para los promotores de viviendas públicas de alquiler hasta 2025. La política exime a los desarrolladores de impuestos sobre el uso de la tierra urbana para viviendas públicas de alquiler, derechos de timbre para la construcción, e impuestos y derechos de timbre para las empresas de administración de propiedades que compran apartamentos para su uso como viviendas públicas de alquiler.
Con todo, el sector inmobiliario chino sigue debilitándose. Las entregas de los 100 mayores promotores inmobiliarios cayeron el mes pasado un 33,1% interanual y un 33,5% intermensual, según datos de la consultora China Real Estate Information Corp. Las ventas totales en los siete primeros meses de este año cayeron un 4,7% respecto al año anterior y los precios de la vivienda también cayeron por segundo mes consecutivo en julio.
Y, sin que se vea la luz al final del túnel dos años después de que se desencadenara la crisis de la deuda de Evergrande, los analistas insisten en que el Gobierno comunista necesita tomar más medidas inmediatas -o quizá un enfoque totalmente distinto- para evitar el contagio y los temores de propagación.
Según la agencia de calificación crediticia Fitch Rating, las perspectivas de los promotores inmobiliarios chinos se están "deteriorando", debido a la falta de mejoras en el acceso a la financiación de los promotores privados y a la escasa confianza de los compradores de viviendas. Sin embargo, afirma que las perspectivas de muchos promotores estatales son estables.
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