
Análisis
El cierre de gobierno de Estados Unidos es muy necesario... y deberíamos importarlo
Es una herramienta fundamental que, en el caso de España, evitaría el despilfarro sin preocuparse de no tener presupuestos

Mucha gente mira a Estados Unidos y considera que las negociaciones de cierre de gobierno y del techo de deuda son un atraso. Se afirma que nosotros tenemos la enorme «ventaja» de que el gobierno no cierra. Así, el gobierno de Sánchez no tiene ningún problema en disparar el gasto público más de un 5% sin tener presupuestos, en tirar de chequera para politizar empresas sin espacio presupuestario y a dejarle al siguiente el agujero. Todo son «ventajas».
Si España tuviese el mecanismo de control esencial que es el riesgo de cierre de gobierno, no tendríamos un gobierno que despilfarra sin preocuparle tener presupuestos y destruye las cuentas públicas con el aplauso de una Comisión Europea y un Banco Central Europeo que disfrazan cualquier desequilibrio mientras dope el PIB y de las mismas agencias de calificación que daban rating positivo y perspectiva estable a Grecia en 2007 porque crecía más que la media de la UE y reducía su déficit sobre PIB aunque la deuda emitida seguía creciendo, como pasa con España.
El cierre de gobierno es una herramienta esencial y muy necesaria. Muchos dicen que es irrelevante porque siempre se negocia, pero no parecen entender que, si no se diesen estos mecanismos esenciales, el grave problema fiscal de Estados Unidos sería muchísimo peor.
Es la única manera de empezar a controlar las cuentas públicas y restaurar la estabilidad
Hace unos días llegué de Washington y quedaba claro que los demócratas iban a forzar un cierre de gobierno. Los demócratas exigen que se gasten cientos de miles de millones más en dar sanidad gratuita a los inmigrantes ilegales y que se reviertan los recortes que se han podido hacer. Es el mismo partido demócrata que firmó decenas de «órdenes de continuidad» entre octubre y diciembre que hicieron que la administración Trump se haya encontrado el 97% del presupuesto de 2025 consumido o comprometido.
La diferencia ahora es que la segunda administración Trump no va a caer en la trampa y lidera la narrativa. No se esconde ante la idea de que el cierre de gobierno es una oportunidad histórica para desmantelar esas órdenes de continuidad y seguir reduciendo el gasto y la administración pública inflada.
En los primeros nueve meses de 2025, se ha podido reducir el empleo público en 97.000 personas. Con el cierre de gobierno se puede llegar a 150.000 más y así dejar el empleo público al nivel que estaba en 2019. Además, se preparan despidos adicionales relacionados con el cierre («shutdown»), alcanzando hasta 750.000 empleados.
El gasto federal, según el Bureau of Economic Analysis, se redujo un 5,6% en el primer trimestre y otro 5,3% en el segundo. El gasto gubernamental no ligado a defensa se ha cercenado un 3,8% en el primer trimestre y un 13% en el segundo. Una reducción de 42.000 millones de dólares en un presupuesto, repito, que estaba casi entero gastado cuando se heredó.
Todo esto es importante porque, además, Estados Unidos crece a un ritmo del 3,8% anualizado, la Reserva Federal de Atlanta estima un crecimiento del 3,9% anualizado en el tercer trimestre y el empleo crece, aunque se reduzca el ritmo por menor inmigración ilegal y menor empleo público. Es decir, el «empleo» que crecía en 2024 por 50.000 empleos mensuales más en el sector público y 82.000 empleos mensuales por inmigración eran espejismos estadísticos que, además, tuvieron que revisarse y ya sabemos que con la administración Biden se infló el empleo en dos millones de personas entre 2023 y 2024, estimando una cifra espectacular por nuevos negocios… ¡que no se habían registrado!

En España, el gobierno te dice que la economía va como un cohete disparando el gasto público muy por encima del crecimiento de los ingresos y dopando el PIB con el efecto placebo de la inmigración y los fondos europeos además de seguir emitiendo mucha más deuda con ingresos récord.
El cierre de gobierno ni para los servicios esenciales ni hunde la economía. Puede ser una gran oportunidad en Estados Unidos para devolver el empleo federal a los niveles de 2019 y reducir el gasto no esencial en al menos 190.000 millones de dólares.
Estados Unidos tiene un enorme problema de deuda y déficit heredado del desastre de la administración Biden, y muestra lo difícil que es controlar las cuentas públicas. A pesar de ello, el déficit de agosto se ha reducido en 35.000 millones de dólares, el de julio en 15.000, el de junio en 13.000 millones y, en acumulado desde febrero, una reducción de 140.000 millones de dólares. Pero el déficit sigue en 1,8 billones por culpa de las extensiones y órdenes de continuidad, uno de los ejercicios más vergonzosos hechos por una administración antes de las elecciones.
El cierre de gobierno es la única manera para empezar a controlar las cuentas públicas y restaurar la estabilidad. No es fácil, pero se está haciendo todo lo posible.
Aquellos líderes del partido Demócrata que dicen que se tienen que reponer todas las partidas de gasto y dar sanidad gratuita a inmigrantes ilegales y que todo se cubre si se disparan los impuestos deberían mirar al otro lado del Atlántico a Francia. Francia no ha tenido austeridad jamás, tiene los impuestos más altos de la OCDE y un estado gigantesco y lleva décadas en estancamiento, los contribuyentes están ahogados y está en una crisis de deuda imposible de arreglar con un estado depredador.
Francia decidió disparar el gasto público, los impuestos y la inmigración y está en estancamiento con una crisis de deuda brutal. Canadá hizo lo mismo y está en estancamiento y destrucción de empleo privado. ¿El cohete español? Sánchez repite las mismas políticas fracasadas del socialismo mundial, y está haciendo exactamente lo que ha llevado a Francia a la decadencia absoluta y crisis de deuda.
La lección para todos es sencilla. El estatismo impone estas políticas porque su objetivo es el control, no el progreso. Los que se llevan las manos a la cabeza por el cierre de gobierno de Estados Unidos, que se acuerden de cuando aplaudían hasta sangrarles las manos la política destructiva de Biden.
Sea el país que sea, la socialdemocracia es ruina.
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