Macroeconomía

La crisis política de Francia dispara su prima de riesgo

Los inversores penalizan a Francia tras la caída de Bayrou. La prima de riesgo del país galo supera por primera vez en 15 años a la italiana

Francia.- Bayrou asume el "irrevocable" fin de su Gobierno en un último alegato ante la Asamblea Nacional
El primer ministro francés, François Bayrou, fue derrotado este lunes en la moción de confianza presentada en la Asamblea NacionalEuropa Press

La caída del gobierno francés por una moción de confianza fallida este pasado lunes está arrastrando consecuencias en los mercados, algunas de ellas, ya venían anticipadas puesto que la oposición ya había anunciado desde hace días su voto en contra de la permanencia de François Bayrou en el cargo. El mayor temor en estos momentos para París es que la crisis no se ataje con una solución política rápida que permita cierta estabilidad para lo que resta de segundo mandato de Macron y las turbulencias se dilaten en el tiempo. Esta sería la principal razón por la que el presidente francés estaría buscando un recambio rápido a Bayrou según fuentes de la emisora Franceinfo.

Uno de los indicadores que plasman esa incertidumbre es la prima de riesgo francesa, la diferencia de tipo de interés con el bono alemán de referencia, que este martes escalaba hasta los 81,5 puntos básicos, superando a la de Italia y colocándose como la peor de la eurozona. De esta forma, la resaca de la caída de Bayrou tenía por consecuencia que las curvas del rendimiento de la deuda de los dos países a diez años se cruzaban por primera vez en quince años. (3,484% para la francesa y 3,482% para la italiana), lo que significa que Francia acude a los mercados para financiarse de forma más cara que Italia. Una inflexión que se vaticinaba en los días previos al voto si se estudiaban ambas curvas.

Los mercados han tenido en cuenta que la caída del gobierno supone el carpetazo a unos presupuestos que contenían recortes draconianos por valor de 44.000 millones de euros para enderezar la colosal deuda francesa de 3,3 billones de euros que incluían, entre otras, la congelación de pensiones y ayudas sociales o la supresión de dos días festivos en el calendario laboral de 2026. Ahora, el nuevo ejecutivo que salga de las contactos que mantiene Macron tendrá que volver a elaborar un plan teniendo en cuenta que el déficit francés se sitúa en 5,4%, muy alejado del 3% que marca Bruselas.

A esta complicada situación hay que añadir que el próximo viernes la agencia de notación Fitch podría degradar aún más la calificación de la deuda francesa, actualmente en AA con la perspectiva de poder rebajarse a simple A, hecho que podría traducirse en un freno para los inversores extranjeros.

La otra opción política que tiene Macron sobre la mesa es la de una repetición de legislativas pero el presidente ya ha señalado que no es la privilegiada para lograr salir de la parálisis teniendo en cuenta que, muy probablemente, se volviese a repetir el resultado de tres bloques sin mayorías en la Asamblea Nacional con la consecuente pérdida de tiempo y dinero. Una endiablada composición política que arrastra a la economía francesa desde que hace un año y medio y tras su fracaso en las europeas Macron decidiese disolver la Asamblea y convocar a las urnas. Desde entonces, la prima de riesgo francesa ha ido escalando posiciones y ya superó a la española hace justo un año. En lo que va de 2025 esa tendencia se ha mantenido hasta dispararse en esta nueva crisis.

Antes de caer mediante la moción de confianza que él mismo planteó ante la falta de apoyos para sacar adelante los presupuestos, Bayrou advirtió con tono fatalista a los diputados: “Tenéis el poder para echar al gobierno, pero no para borrar la realidad”. Y de nuevo hizo mención a los riesgos que entraña para el país la deuda disparada afirmando que está “en peligro” el modelo social de Francia. El partido socialista, de donde podría salir el nombre del nuevo primer ministro, ha presentado ya un plan alternativo de presupuestos que incluyen recortes más moderados por valor de 21.600 millones, la mitad del plan Bayrou.