Inmobiliario

Cómo perder el 93% de una fortuna en la burbuja china

Al fundador del coloso inmobiliario Evergrande solo le quedan 3.000 millones de los 42.000 que tenía por la crisis crediticia

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Sede central de Evergrande Shenzhen, Guangdong (China)La RazónLa Razón

Hui Ka Yan, el asediado fundador del promotor inmobiliario China Evergrande Group, ha visto caer su fortuna de 42.000 millones de dólares (unos 38.535 millones de euros) a 3.000 millones (unos 2.752 millones de euros), en un contexto de ralentización del mercado inmobiliario del país. Antaño fue uno de los titanes más ricos e influyentes de China y puente entre los negocios y la política de alto nivel, pero a día de hoy Hui ha perdido el 93% de su patrimonio, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg.

El atribulado magnate de 64 años, también se ve cada vez más aislado políticamente, con la última señal procedente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. Se trata de un grupo de élite formado por funcionarios del régimen y los nombres más importantes del mundo empresarial chino. Desde 2008, el empresario formaba parte de este órgano de asesoramiento político y, desde 2013, de su comité permanente, compuesto por 300 miembros de la élite comunista. No obstante, el año pasado le impidieron asistir a la convención anual, a raíz de que su imperio se convirtiera en la mayor víctima de la crisis crediticia del país. Y todo a pesar de que Hui ha invertido en áreas respaldadas por los máximos dirigentes, como los vehículos eléctricos y la medicina tradicional china. Es además un destacado filántropo –aunque su patrimonio neto se ha resentido por completo– al tiempo que la compra del equipo de fútbol local Guangzhou indicaba que compartía la pasión de Xi por este deporte. Al final, esos lazos políticos no bastaron para evitar la debacle.

La campaña de «prosperidad común» del Xi Jinping para redistribuir la riqueza ha conducido a medidas enérgicas en varios sectores. En el del ladrillo en particular, la imposición de una estricta política de «tres líneas rojas» para frenar la deuda ha agravado una crisis que afecta a bancos, empresas fiduciarias y millones de propietarios de viviendas. Esto demuestra el cambio de actitud de la segunda economía mundial hacia los promotores inmobiliarios, muchos de los cuales han caído en desgracia en medio de una prolongada crisis del sector que ha supuesto una amenaza para la economía en general.

Además, el impacto de la severa política de «Cero covid» unida a dos años de brutal represión regulatoria, han lastrado a los magnates chinos que vieron el año pasado cómo su fortuna se hundía.

Fundada en 1996, Evergrande recurrió a grandes préstamos para impulsar su crecimiento, convirtiéndose en el mayor prestatario de deuda en dólares entre sus homólogos y, durante un tiempo, en el mayor promotor del país por ventas contratadas. La empresa es propietaria de más de 1.300 proyectos en 280 ciudades. En 2020 sufrió un problema de liquidez y esbozó un plan para reducir a la mitad su deuda de 100.000 millones de dólares para mediados de 2023. Pero el mercado inmobiliario chino empezó a ralentizarse cuando los reguladores tomaron medidas enérgicas contra el endeudamiento excesivo. Otros problemas de financiación hicieron caer las acciones y los bonos de la empresa y, tras retrasarse en los pagos de algunos bonos en dólares, la empresa incumplió el plazo de diciembre de 2021 para pagar dos cupones de bonos.

El hecho arroja más dudas sobre el destino de Evergrande, que tiene 300.000 millones de dólares en pasivos y ha incumplido repetidamente los plazos para presentar un plan de reestructuración. Sus acciones llevan suspendidas casi un año después de que la empresa no presentara los resultados de 2021, y PwC dimitió como auditor el pasado lunes.

El coloso inmobiliario lleva reuniéndose con sus acreedores en Hong Kong desde la semana pasada para ponerles al corriente de sus progresos. Entre ellos hay inversores internacionales que poseen alrededor de 20.000 millones de dólares de su deuda y que se han sentido frustrados por la falta de avances concretos.

Las ambiciones de Hui han suscitado el escepticismo de los analistas. Aunque los dirigentes chinos han suavizado recientemente su represión del sector inmobiliario, Evergrande no se encuentra entre los que pueden respirar aliviados. Sus rivales, en cambio, como Shimao Group y Country Garden, de Yang Huiyan, han aprovechado para captar capital mediante colocaciones privadas.