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El sector refuta un plan de choque contra la caída

«Los principales obstáculos del sector son la falta de relevo generacional, los horarios, internet o la ausencia de regulación de las rebajas»

El sector refuta un plan de choque contra la caída
El sector refuta un plan de choque contra la caídalarazon

Los comerciantes han alzado la voz pidiendo medidas a las administraciones con las que poder contrarrestar la tendencia negativa en la que han entrado en los últimos meses

El rumbo decadente que ha tomado el comercio ya ha provocado las primeras voces de alerta. Las administraciones son señaladas por no tener un plan de choque contra las consecuencias de una desaceleración económica que hace tiempo se ve en el horizonte y, además, por fomentar la desconfianza de los consumidores sembrando un clima político de incertidumbre, entre promesas y debates que no llegan a ningún fin. Así, los expertos apuntan a que, mientras la situación favorezca la tendencia decadente del sector, es necesario abordar medidas que cambien de nuevo el rumbo.

El consumo irá a peor. Queda demostrado en las encuestas de Madrid Foro Empresarial, tal y como cuenta su coordinador de comercio, José Manuel Fernández: «De una puntuación máxima de 200 puntos, la confianza de los usuarios en agosto de 2017 estaba en 108,8. Aprobamos por los pelos, pero es que en el mismo mes de 2018 ha sido el 102,4. La expectativa para el próximo año, encima, es a la baja». Y si la gente no está dispuesta a gastar porque la situación económica y la política no invitan, la exigencia ahora reside en reforzar el sector para que no caiga estrepitósamente.

Para ello, las administraciones deben tomar decisiones orientadas a diferentes aspectos. El profesor de EAE Business School, Víctor Ruiz Ezpeleta, sostiene que «se deben implantar medidas de mejora de la competitividad, luchar contra fraudes, falsificaciones, competencias desleales para proteger a las empresas que cumplen con sus obligaciones y buscan lo mejor para el consumidor». Por otra parte, continúa, «también deben dictarse normas para proteger la innovación y fomentar el consumo de calidad. El éxito de grandes empresas que han apostado por ello demuestra que es una opción de futuro, y la palanca de las administraciones públicas debe favorecer el crecimiento de los sectores comerciales».

Por lo tanto, la experiencia de las medidas que el sector privado aplica internamente puede ser un buen camino para que los gobiernos apliquen las normas correctas a nivel público. Y es que no son pocas las que hacen falta. En cuanto al minorista y el tradicional, explica Fernández, «es necesario tomar muchas decisiones por bastantes motivos». Según él, es importante reorientar la fiscalidad y las economías locales para beneficiarlo, así como promocionar comercialmente los barrios y los mercados. Y para poder aprovechar mejor estas zonas, pide mejorar su limpieza, su seguridad o su alumbrado.

Tasa turística

Además, explica, hay que fomentar el comercio en torno al turismo, imponiendo una tasa que aporte para llevar a cabo esa promoción. También resulta fundamental incentivar a los ciudadanos a introducirse en el sector con apoyos a la mujer emprendedora o al relevo generacional. Que los jóvenes no piensen que tener tu propio negocio es engorroso y requiere demasiada burocracia.

Centrándose en la realidad que más conoce, la madrileña, Fernández comenta que se trata de «una comunidad superpoblada a nivel comercial, como no hay otra en Europa. Eso supone una lucha continua ante una demanda debilitada, porque no tenemos la inmigracion consumista que existía, a lo que se suma la competencia de las compras por internet», que hace mucho daño a los establecimientos. Ese exceso del que habla Fernández es uno de los motivos por los que Madrid lideró la baja de trabajadores autónomos en el mes de agosto en toda España. De los 577 empleados por cuenta propia que abandonaron, el 0,9% pertenecía a la capital, según la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).

La sangría en esta modalidad de empleo preocupa en las diferentes comunidades, pues ninguna se salva, y ya se están proponiendo medidas para pararla. En Soria, por ejemplo, se ha planteado la elaboración de un Plan Estratégico de Comercio; mientras que el presidente de la Asociación Leonesa de Comercio (Aleco), Jesús Menéndez, ya ha avisado de «la necesidad de apoyar al comercio de proximidad con medidas reales y efectivas».

Obstáculos

De esta manera, considera que los principales obstáculos contra los que hay que luchas son «la falta de relevo generacional, la difícil o casi nula conciliación de la vida laboral y familiar, los horarios e internet, la falta de regulación de las rebajas así como el incremento de aperturas dominicales del 60% de la última regulación». Como se puede observar, coincide casi plenamente con José Manuel Fernández en cuales son los puntos en los que debe centrarse la administración.

Actualmente, la principal fuente de promoción del sector es el Plan Integral de Apoyo a la Competitividad del Comercio Minorista que se puso en marcha en 2013 desde el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad a través de la Secretaría de Estado de Comercio y Competitividad y los Fondos Europeos de Desarrollo Regional, y contando con la colaboración de las comunidades autónomas, los ayuntamientos, Cámara de España, las Cámaras de Comercio, y las principales organizaciones empresariales del sector.

El miedo al comercio ilegal

Uno de los miedos que se han establecido en los comerciantes de las grandes ciudades es la competencia que supone el comercio ilegal, procedente en su mayoría de lo que conocemos como «manteros». Y es que han existido toda la vida, y buena parte de ella no ha preocupado tanto como ahora porque, evidentemente, en época de «vacas flacas» su efecto es más visible. Y no sólo eso, sino que cada vez son más lo que se dedican a este tipo de comercial ilegal, sobre todo impulsados por la intención de los consumidores de ahorrar lo máximo posible en la compra de cualquier producto. Sólo hace falta darse un paseo por el centro de Madrid para comprobarlo. Con la capital y Barcelona como los núcleos urbanos más señalados por la extensión de fenómeno ilegal, las consecuencias que está teniendo para los comerciantes de estas ciudades es muy perjudicial, como apuntan José Manuel Fernández, coordinador de Comercio de Madrid Foro Empresarial: «Los efectos son distintos en cada zona, en el centro de la capital afecta más al textil y al calzado (20-25% de pérdidas), es decir, al tipo de comercio que se encuentra en ese distrito. Unas zapatillas falsificadas se dejan de comprar en el comercio legal y tradicional que paga sus impuestos. Además, de lo que moralmente supone para los que de toda la vida han estado luchando por sacar su negocio adelante».