Parón

El Gobierno no resucita la inversión pública ni con los fondos NextGen: sigue un 55% por debajo del máximo de 2019

Un estudio de la Fundación BBVA e Ivie advierte de que no se debería reducir más para recortar el déficit si no se quiere dañar la productividad

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, durante una rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros, en el Palacio de La Moncloa, a 6 de junio de 2023, en Madrid (España).
Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Economía, en una fotografía de archivo Eduardo Parra Europa Press

El Gobierno no ha logrado reactivar la inversión pública de forma apreciable con los fondos Next Generation que ha recibido España para recuperar su economía tras la pandemia del coronavirus. Aunque España recibirá un total de 79.828 millones de euros en transferencias no reembolsables y hasta 84.000 millones más en préstamos, los niveles de inversión pública siguen en niveles un 55% inferiores a los previos a la Gran Recesión. Concretamente, a los de 2009, cuando tocaron máximos, según el análisis "El stock de capital en España y sus comunidades autónomas", realizado por la Fundación BBVA y el Ivie.

Según recoge el documento, el esfuerzo inversor público (peso de la inversión pública sobre el PIB) de España cayó a la mitad tras la llegada de la Gran Recesión y se mantiene en niveles bajos pese al reciente impulso de estos fondos. Si en el periodo 1995-2007 la media fue del 3,8%, en 2022 ha sido del 2,1%.

La caída de la inversión pública es especialmente notable en el caso de las infraestructuras productivas, principalmente de transporte (viarias, ferroviarias, aeroportuarias, etc.), mientras que las inversiones en infraestructuras sociales (educativas, sanitarias, culturales, de servicios sociales, administrativas, etc.) sufren un descenso más moderado y han concentrado la mayor parte de la recuperación de la inversión pública de los últimos años, según asegura el informe. En 2022 estas infraestructuras ya habían recuperado sus niveles de 1995 en términos reales, mientras las de transporte se situaban un 20% por debajo.

Motivos

Tras el intenso proceso inversor de la primera década del siglo, se produjo un desplome inversor a partir de 2011 que el estudio achaca a los ajustes llevados a cabo para reducir el déficit público, pero que, según añade, "no se observa en otras economías, con una inversión pública que evoluciona de manera más regular". Esta caída, añade, ha modificado la posición respecto a la media europea, que ha pasado de estar por encima a colocarse un punto por debajo en esfuerzo inversor público y alejarse más de dos puntos de países como Suecia o Finlandia.

El análisis advierte de que dado que las reglas fiscales van a exigir ajustes en el gasto en un futuro próximo, "es importante que contemplen cómo proteger la inversión pública mejor que en la última década". Como añade, que los ajustes de las finanzas públicas se dirijan a la inversión "puede tener efectos negativos sobre el crecimiento a largo plazo de la economía y también sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas en el futuro, pues un menor crecimiento supone una menor capacidad de generar ingresos públicos".

De hecho, el informe explica que la caída de la inversión ya ha tenido efectos importantes sobre el stock de capital público disponible para prestar servicios a las empresas y a los ciudadanos. Durante la última década, explica, no ha sido posible mantener el capital público acumulado, pues la depreciación de los capitales instalados ha absorbido la totalidad de la inversión bruta algunos años. En esos ejercicios la inversión no ha sido suficiente para mantener las infraestructuras existentes en buenas condiciones, con la consiguiente pérdida de capital público y envejecimiento del mismo que merman los servicios que este presta.