Opinión
La pérdida de independencia del Banco de España es un grave problema
Escrivá convierte en propaganda el primer informe anual del Banco de España, sin referencias al agujero de Sánchez
A mucha gente le da igual lo que pase en las instituciones. Igual que con el agua o el aire, nos olvidamos de lo importantes que son hasta que nos faltan.
No existe democracia sin instituciones independientes que funcionen como contrapeso del poder político, que limiten las ansias autocráticas del poder ejecutivo.
La salida de Ángel Gavilán del Banco de España como economista jefe se ha dado tras la publicación de un informe anual claramente censurado y edulcorado hasta convertirlo en poco más que el equivalente a un documento de propaganda corporativa.
El informe anual del Banco de España siempre ha sido un documento clave para profundizar en los retos de la economía española. Para soportar propaganda ya tenemos a los gobiernos. Ese informe siempre ha tenido un enorme valor para gobiernos y economistas por la calidad y rigor de sus análisis.
Pues bien, el último número publicado es simplemente alucinante. No solo se han eliminado decenas de páginas, sino que se ha cercenado el importantísimo análisis de la sostenibilidad del sistema de pensiones para dejar unos párrafos irrelevantes.
Conozco a Gavilán desde hace muchos años. He compartido con él foros donde hemos discutido y debatido posturas desde el respeto y la profesionalidad.
Gavilán es un profesional intachable, responsable, independiente y riguroso, siempre desde una posición constructiva y diplomática, como corresponde a su trabajo. No le faltarán oportunidades profesionales excelentes, pero perdemos a un activo esencial del Banco de España.
Escrivá afirma que él es "genuinamente independiente" y nos encantaría creerlo. Sin embargo, su comentario coincide sospechosamente con el cambio en la redacción de la nota de prensa sobre la deuda pública, donde desaparece el titular del aumento de deuda en millones de euros y se desplaza a párrafos inferiores el aumento de deuda de la Seguridad Social, y coincide a su vez con la publicación del primer informe anual del Banco de España que no analiza en detalle los retos de sostenibilidad del sistema de pensiones, que no dice nada relevante sobre el impacto de la reducción de jornada, del aumento del esfuerzo fiscal o de la pérdida de empresas cotizando.
Este es, de hecho, el primer informe anual del Banco de España que firmaría el inquilino de La Moncloa sin pestañear. Es lo más parecido a un publirreportaje gubernamental que hemos visto en décadas, con una imperceptible y diluida referencia a la dificultad de reducir el déficit que, además, parece que fuera una fatalidad y no la consecuencia de las políticas de gasto descontrolado.
No hay ni una sola referencia detallada al agujero que se va a generar cuando se acabe el efecto placebo en PIB de los fondos europeos y la recaudación inflacionista.
El informe anual siempre contaba con excepcionales análisis y gráficos que desmontaban la tradicional euforia de los gobernantes españoles, tan acostumbrados a hablar de Champions’ League, recuperación sólida y cohetes en el país con más paro del mundo desarrollado.
El informe anual del Banco de España se ha convertido, coincidiendo con el nombramiento del genuinamente independiente Escrivá, en un folleto de comunicación corporativa de una macroempresa política que se llama Moncloa. Un infomercial de ministerio. Casualidades de la vida. El próximo dirá que el aumento de deuda es un problema de ingresos y que disparar la masa monetaria no causa inflación. No lo duden.
Dice Escrivá que el próximo economista jefe del Banco de España se va a elegir por concurso abierto y transparente. No les tengo que decir que casi nadie en la institución se lo cree.
En cualquier caso, será el propio Escrivá el que decida la persona que sea elegida. Auguro un perfil neokeynesiano, intervencionista y blanqueador de las políticas inflacionistas. Entre los que conocen el banco y trabajan en él, pocos lo dudan. Un amigo me recordaba el ejemplo de George Constanza en “The Van Buren Boys” de Seinfeld (1997), brillante sátira de procesos similares, donde Constanza elegía al peor posible siempre que se pareciese lo más posible a él mismo.
No olvidemos que en el Banco de España hay centenares de excepcionales profesionales que pueden sustituir a Gavilán. El “concurso” es una forma fabulosa de eliminarlos a todos y traerse a alguien externo y cómodo para el poder. No solo ocurre en el Banco de España. Se ha convertido en una norma y se extiende al asalto a empresas privadas.
Hernández de Cos y Gavilán no fueron cómodos para el poder con Rajoy. Todo lo contrario. Todos recordamos los titulares que generaban los informes del Banco de España recordando los gigantescos problemas de la economía española, la sostenibilidad de la deuda y las pensiones. Fueron independientes y rigurosos. Hoy vemos, con tristeza, como cae la independencia de un banco central junto con la mayoría del capítulo sobre pensiones que, oh sorpresa, criticaba hace solo doce meses la reforma del que hoy es gobernador del banco. Son casualidades, oiga.
Usted me dirá que los gobernadores y economistas jefe del banco central siempre los ha nombrado el gobierno. Ninguno vino directamente del gobierno y cercenó capítulos enteros del informe anual como primera acción.
Nadie se cree que Gavilán se va para "buscar nuevos retos" como Marco buscando a su mamá por los Andes.
¿Por qué necesitamos bancos centrales independientes? Porque un banco central es una institución clave para frenar los desequilibrios fiscales y las veleidades intervencionistas del Gobierno. Es, a su vez, una pieza clave en el engranaje de un Banco Central Europeo cuya independencia, desafortunadamente, también está cuestionada.
No sorprende que no se haya dado reacción alguna en el BCE o Bruselas ante la publicación del sorprendente infomercial anual del Banco de España.
La política fiscal y monetaria son dos caras de la misma moneda.
Si la segunda no frena al exceso de la primera, el camino a Argentina "kirchnerista" está sembrado. Muchos bancos centrales han pasado de ser la conciencia monetaria y el cinturón que embrida a gobiernos despilfarradores para convertirse en facilitadores de cualquier desequilibrio fiscal e impulsores de la expansión descontrolada del poder gubernamental y su deuda. Han abandonado el objetivo de controlar la inflación por el de justificarla, y el de garantizar la estabilidad financiera y monetaria por el de impulsar la locura monetaria y la represión financiera.
Cuando las instituciones pasan de ser frenos al poder para ser instrumentos de glorificación del poder ejecutivo, con minúsculas y anecdóticas críticas orientadas a disfrazar la falta de independencia, se acaba la democracia. Los mismos que se rasgan las vestiduras porque Trump critique a Powell callan y asienten ante la sustitución fulminante y desplazamiento de perfiles independientes en las instituciones de nuestro país. Fascinante.
El asalto está ocurriendo en el poder judicial, la prensa, las empresas y los reguladores. Cuando llegue el momento en el que la oposición se empiece a plantear batallar contra esta tendencia, se habrá completado el asalto a las instituciones.