
Opinión
¿Rectificación o engaño? El espejismo de la marcha atrás en las cuotas de los autónomos
La única victoria posible no pasa por “negociar” tramos, sino por derogar este sistema y restaurar la libertad de elección que existía antes de 2023

El Gobierno socialista ha anunciado con gran pompa que suaviza la subida de cuotas prevista para los trabajadores autónomos en 2026. Tras el escándalo que provocó su propuesta inicial, ahora pretende vendernos como concesión lo que, en realidad, no es más que un respiro antes de la tormenta. Porque lo que se mantiene intacto —y es lo que verdaderamente importa— es el objetivo final: que, en 2032, todos los autónomos coticen en función de sus ingresos reales.
Veamos los datos. Los tres primeros tramos, hasta 1.166 euros mensuales, conservarán las cuotas actuales de 2025. El resto subirá entre un 1% y un 2,5%. Así, un autónomo con ingresos netos de 1.900 euros al mes pasará de pagar 390 euros a 395 euros, en lugar de los 429 inicialmente previstos. Y el tramo superior, los que ganen más de 6.000 euros, abonarán 605 euros mensuales en lugar de 796. ¿Una buena noticia? En realidad, no. Es sólo un retraso en la ejecución del expolio.
El Ministerio de Seguridad Social es transparente al respecto. Según su propio documento de “Proyecciones del gasto público en pensiones contributivas”, el nuevo sistema —vigente desde 2023— se implantará gradualmente hasta 2032. Entonces, las cuotas serán proporcionales a los ingresos reales, con un tipo del 30,6%. Haciendo los cálculos, en 2032 un autónomo que gane 1.900 euros mensuales pagará 621 euros al mes; uno que ingrese más de 4.000, 1.375 euros.
En otras palabras: aunque hoy el Gobierno se presente como magnánimo, las cifras del futuro ya están escritas. Si en 2026 se paga menos de lo previsto, en los años siguientes habrá que compensar subiendo más deprisa. Entre 2026 y 2032, un autónomo medio verá aumentar su cotización en más de 250 euros mensuales. Los de ingresos altos, más que duplicarán lo que pagan.
Sólo se ha ganado tiempo en 2026, que no libertad. El régimen de cotización en función de los ingresos reales sigue siendo una espada de Damocles sobre millones de trabajadores. No es un modelo contributivo, sino confiscatorio: convierte a cada autónomo en un recaudador forzoso de su propio esfuerzo.
La única victoria posible no pasa por “negociar” tramos, sino por derogar este sistema y restaurar la libertad de elección que existía antes de 2023: que cada trabajador decida cuánto cotizar y qué protección desea recibir. Porque sólo quien elige es verdaderamente libre; y el autónomo español, hoy, no lo es.
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