Tribuna

Sánchez y el truco con su nuevo asalto contra los autónomos

Lanza una propuesta inasumible para que las asociaciones cedan luego ante una subida menor pero igual de confiscatoria

Chivite, "contenta" con el nombramiento de Elma Saiz como ministra, "una magnífica noticia para Navarra y España"
María Chivite, presidenta de Navarra, Pedro Sánchez y la ministra de Seguridad Social, Elma SaizEuropa Press

El nuevo anuncio del Gobierno de Pedro Sánchez sobre las cuotas de autónomos ha saltado todas las alarmas en un sector que ya soporta una de las cargas fiscales más altas de Europa. Según la propuesta del Ministerio de Seguridad Social, los autónomos verán incrementadas sus cuotas mensuales entre un 4% y un 35% en 2026, dependiendo del tramo de ingresos. Es peor. El sistema continuará encareciéndose en los años siguientes hasta 2028, con subidas acumuladas que podrían superar el 100%. Un expolio sin precedentes.

El truco es el siguiente. El Gobierno sabe que la subida propuesta para 2026, 2027 y 2028 es salvaje y que no será aceptada. Lo que quiere hacer es que, posteriormente, en el mal llamado “diálogo social”, se claudique con una subida igualmente confiscatoria pero ligeramente inferior. Esto es lo que no puede permitir ATA.

El plan presentado por la ministra Elma Saiz es confiscatorio y devastador para la inmensa mayoría de los autónomos. Los autónomos con rendimientos inferiores a 670 euros pagarían una cuota mínima de 217,37 euros mensuales en 2026 que subiría hasta 252 euros al mes en 2028, mientras que aquellos con ingresos por encima de los 6.000 euros deberán abonar 796,24 euros que subirán hasta 1.208 euros mensuales en 2028. La Seguridad Social afirma que su objetivo es reducir la brecha con los asalariados y que en 2032 las cotizaciones “se ajusten a los ingresos reales”, que es una vergüenza porque se creen que esos ingresos se mantienen siempre como si fuera un sueldo. Esta es la típica excusa de quien se cree que todos los trabajadores son como funcionarios. Un autónomo ya sufre mayor carga fiscal, más riesgo y se jubilan mucho más tarde.

La realidad es que esta estructura hunde a los autónomos que menos ganan y cercena cualquier posibilidad de generar ahorro cuando levantar la persiana les va a costar la friolera de 252 euros al mes, y destruye a los profesionales de mayor nivel al convertir las cuotas en inasumibles añadida a la ya insoportable carga fiscal. En términos anuales, esto supone entre 2.609 y 9.554 euros de cuotas en 2026, un 8,7% y un 34,9% más que en 2025, y escalaría hasta 3.025 y 14.504 euros en 2028, lo que representaría un alza de hasta el 104,9%.

El Gobierno odia a los autónomos porque son independientes, críticos y escapan de su objetivo de tener ciudadanos rehenes. El sanchismo busca generar dependencia del Estado, castigar la creación de empleo y penalizar el esfuerzo individual. Además, esta reforma no busca mejorar la protección social, sino simplemente recaudar más y atacar a un colectivo molesto e incómodo para el socialismo.

Este modelo no solo es confiscatorio y sitúa a España entre los países con mayor carga contra los autónomos, sino que supone una barrera de entrada al empleo. Antes de abrir la persiana y empezar a trabajar, los autónomos tendrán que pagar más de 230 euros, aunque apenas generen ingresos o tarden meses en cobrar.

El objetivo del Gobierno es evidente. Se trata de una política ideológica, que busca presentar a los autónomos como insolidarios, incumplidores y ricos para justificar un expolio fiscal sin precedentes que afecta directamente a pequeños negocios.

Las asociaciones de autónomos han denunciado este nuevo hachazo a un colectivo ya castigado por la inflación y la burocracia, pero parecen ignorar la trampa que mencioné antes: el objetivo es que claudiquen con una subida menor pero igualmente extractiva y confiscatoria. Hasta los socios de Gobierno como Sumar, ERC, Junts, BNG o Coalición Canaria, y toda la oposición (PP, Vox, UPN), han mostrado su desacuerdo, pero no podemos olvidar la trampa: varios de los socios del PSOE sí defienden un nuevo hachazo a los autónomos.

Como siempre, Saiz defiende la reforma como una manera de ganar “derechos” y aumentar prestaciones futuras —seguro por cese de actividad, maternidad o paternidad— y así equiparar el nivel de protección con el de los asalariados. Sin embargo, es una ridiculez. A la inmensa mayoría del tejido de los autónomos no le compensa el coste presente a cambio de unos “derechos contingentes” que posteriormente ni reciben ni son sostenibles.

Otra sandez ha llegado de los palmeros del sanchismo. Dicen que es una buena noticia que en España haya caído el porcentaje de autónomos a un mínimo del 14% del total de empleo porque eso significa que el empleo es de mucha calidad y sólido. Una idiotez que no debería ni tenerse en cuenta. Argumentan que los países más ricos tienen menos porcentaje de autónomos. Lo que no te dicen es que esos países tienen mayores facilidades para crear empresas y una fiscalidad más atractiva. Además, eso de que hay menos porcentaje de autónomos porque el empleo crece de manera excelente y con calidad, es falso.

¿Hay menos autónomos porque el empleo es fabuloso? No. El paro efectivo no ha mejorado, se mantiene por encima de los 3,4 millones de personas, con 740.000 fijos discontinuos inactivos. Además, la tan repetida cifra de 21,7 millones de afiliación incluye récord histórico de pluriempleos, casi 800.000. La tasa de actividad lleva estancada desde 2018, según datos del INE y los salarios reales netos han caído desde 2019. No hay récord de empleo. Hay récord de expolio.

España cuenta con más de 3,3 millones de autónomos, responsables de una parte esencial del tejido productivo. El coste adicional de esta subida podría alcanzar los 5.700 millones de euros, hundiendo la capacidad de inversión y de creación de empleo del colectivo. Muchos autónomos podrían verse forzados a cerrar, emigrar a la economía sumergida o reducir drásticamente su actividad. El mismo gobierno que se queja de aranceles impone un brutal arancel al emprendimiento y el empleo.

Ningún país desarrollado impone una fiscalidad tan elevada para los autónomos porque resulta contraproducente para sus objetivos de crecimiento y, lo más importante, que el máximo del empleo y la actividad esté en la economía reglada. Países como Portugal, que nos adelanta en todas las métricas económicas, o Irlanda reducen cotizaciones para incentivar la actividad. El Gobierno de España se lanza a la vía contraria por ideología. Un gobierno en donde algunos ministros dicen que los autónomos son “autoexplotadores” claramente sufre un sesgo intolerable, especialmente cuando argumentan que los autónomos “ganan mucho dinero” y que muchos cometen fraude fiscal.

La subida de cuotas a los autónomos inaugura una nueva etapa del sanchismo. La primera fue la de la propaganda y esta nueva es la de la expropiación sin complejos de los sectores productivos para hacerlos depender del aparato político”. Este cambio fiscal no se plantea como un debate social abierto, sino como una imposición progresiva disfrazada de igualdad y diálogo social. No hay diálogo social cuando tres cobran y uno paga. El Gobierno ya no lo esconde. Su objetivo no es el progreso, sino control.

Más carga fiscal siempre sobre quienes generan riqueza. Esta propuesta no viene por desconocimiento o falta de información sobre la realidad de los autónomos. Es una estrategia para continuar poniendo de rodillas al tejido productivo y rindiendo pleitesía al nuevo señor feudal del aparato político.

Esto no es una reforma: es un asalto ideológico. Sánchez quiere que dependamos del Gobierno, no de nuestro trabajo. Es urgente que las asociaciones de autónomos no caigan en la trampa y no claudiquen.