Polémica

Renfe asegura que los 150 millones de la UE para los trenes de Cantabria y Asturias no peligran

La operadora afirma que ha acordado con el BEI extender la fecha de finalización del préstamo sin más costes en los intereses

Tren de Cercanías de Renfe-Feve
Tren de Cercanías de Renfe-FeveEuropa Press

Renfe asegura que el problema surgido con las dimensiones de los trenes de ancho métrico de Cantabria y Asturias no sólo no ha supuesto pérdida alguna de fondos públicos sino que tampoco afectará a las ayudas europeas comprometidas para el proyecto.

El Banco Europeo de Inversiones (BEI) firmó un acuerdo con Renfe el 30 de julio de 2019 para financiar la compra de 31 trenes (veintiséis eléctricos y cinco híbridos) destinados a la modernización de material rodante de la red ferroviaria de ancho métrico, instalada fundamentalmente en el norte de España. El BEI financia el proyecto a través de un préstamo de 150 millones de euros que, según aseguran fuentes de la operadora pública citando al banco, "está siendo desembolsado de forma flexible en base a las necesidades específicas del proyecto a lo largo de la vida del mismo".

El BEI, según estas fuentes, ya ha sido informado por Renfe de la necesidad de ampliar los plazos del proyecto dado que el error con el gálibo de los trenes encargados a CAF va a retrasar la entrega de las unidades, como ha reconocido el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma). No obstante, desde Renfe aseguran que se ha acordado con el BEI que "no es necesario renegociar el proyecto de financiación y que, en todo caso, extenderán la fecha de finalización del mismo para su adaptación al proceso de entregas de los trenes" sin que ello vaya a suponer un incremento de los intereses del préstamo, aclaran desde la compañía ferroviaria pública.

En cualquier caso, desde Renfe aseguran que el acuerdo con el BEI "es un acuerdo de financiación. El proyecto no tiene fondos europeos y no recibe subvenciones. Por tanto, no se pierde nada", aclaran.

El origen del problema con los trenes de este pedido, que le ha costado el puesto a dos cargos de Adif y Renfe, se encuentra en los gálibos publicados en la declaración sobre la red de Adif, que Renfe usó para describir las características técnicas de los nuevos trenes en un contrato que publicó en 2019 para adquirir 31 trenes de ancho métrico, destinados a renovar la flota de la red de Cercanías y Media Distancia, principalmente en el norte del país. En junio de 2020, Renfe le adjudicó este contrato a CAF, fabricante de trenes y autobuses con sede en País Vasco, por 258 millones de euros. Cuando preparaba el proyecto, CAF -a principios de 2021, según asegura la agencia Efe- se dio cuenta de que había un error en los gálibos y que las vías no soportarían los trenes encargados -no habrían cabido por los túneles si se hubieran construido con las medidas que tenía CAF- y se lo trasladó a su cliente, Renfe. La línea FEVE por la que circulan estos trenes, con túneles “más pequeños de lo habitual”, impediría que pudieran entrar si se fabricaban de acuerdo a las medidas trasladadas por Renfe a CAF.

Retraso en las entregas

Durante todo este tiempo -Renfe habría sabido del problema hace más de un año-, las partes han estudiado las diferentes soluciones posibles al problema. Finalmente, se ha optado por el denominado “método comparativo”, que consiste en la utilización de un tren que actualmente circula por las líneas como referencia para los nuevos trenes, que Renfe aportará. CAF también tendrá que contratar una empresa especializada en la aplicación de este método y el contrato entre Renfe y la empresa tendrá que ser modificado para introducir un seguimiento del proyecto con ese tren de referencia. Por su parte, Adif también tendrá que aportar los datos de caracterización de la infraestructura y comprometerse a mantenerla en los mismos parámetros. En concreto, la Agencia de Seguridad Ferroviaria (AESF) tendrá que autorizar la aplicación de este método que no recoge la normativa española pero sí la europea, y desarrollar sus procedimientos.

Se estima que la construcción de los trenes se demorarán en torno a tres años, y todavía falta arreglar algunos trámites para que la solución pactada pueda llevarse a cabo. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, aseguró el fin de semana que el nuevo modelo estará diseñado en verano, para empezar a fabricarlo inmediatamente. El contrato adjudicado en 2020 fijaba en 220 meses el plazo de ejecución del contrato, en torno a 18 años y cuatro meses. Como incluía el mantenimiento durante 15 años de algunas unidades, los tres años y cuatro meses restantes serían el plazo para la fabricación de los trenes, aunque normalmente se entregan de forma progresiva. Por ello, los primeros trenes tendrían que haber estado listos, como tarde, en octubre de 2024. Ahora, desde el Mitma aseguran que tratarán de que estén disponibles a partir de 2026.

El Mitma, ante las informaciones que han apuntando a que el error ha provocado pérdidas a las arcas públicas, aclaró el domingo que el fallo en la definición del dimensionamiento del tren se detectó aún en la fase de diseño, con lo que “ningún tren se había fabricado aún y tampoco se ha producido ni incurrido en ningún gasto público por esta situación”. Es decir, el error “lo que implica es un rediseño que supone un retraso en la fabricación”.