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«Soy más optimista sobre la economía ahora que en las Navidades pasadas»

Entrevista a Juan Rosell, reelegido presidente de la CEOE. «Por mucho que miren, estoy limpio de polvo y paja». «El resultado ha sido apretado; era atípico en la CEOE que no hubiera necesidad de votar». «Soy catalán, español y europeo, y no renuncio a ninguna de las tres opciones»

Joan Rosell
Joan Roselllarazon

Entrevista a Juan Rosell, reelegido presidente de la CEOE

«Por mucho que miren, estoy limpio de polvo y paja». «El resultado ha sido apretado; era atípico en la CEOE que no hubiera necesidad de votar». «Soy catalán, español y europeo, y no renuncio a ninguna de las tres opciones»

El pasado miércoles fue reelegido para un segundo mandato de cuatro años al frente de la CEOE. En la primera entrevista que concede a un medio informativo nacional, Juan Rosell muestra su confianza en la recuperación y su compromiso con la ética y la transparencia en el mundo de la empresa.

–Su reelección ha sido complicada. ¿Esperaba un resultado tan estrecho?

–Los cuatro años últimos han sido muy duros. Hemos hecho reestructuraciones internas y siempre dejan heridos, aunque se hayan hecho con mucha generosidad monetaria. Es cierto que hubo gente que dijo que iba a votar por mi candidatura y al final no ha ido ni a votar. La suma de todo ha dado un resultado muy apretado. Pero creo que es bueno. Una cosa es el resultado y otra, el día después. A partir de ahora hay que remar todos juntos.

–¿Por qué es usted el único presidente de la CEOE que siempre tiene un rival al que enfrentarse en las elecciones?

–Lo que era atípico era una organización que no tuviera elecciones. Lo normal es que las haya y que la gente se exprese. Ojalá que cuando me vaya yo haya también necesidad de votar.

–¿Tiene algo que ver el hecho de ser catalán?

–Claro que tiene que ver.

–¿En serio?

–Uno de los aspectos importantes de la campaña ha sido mi catalanidad. Y yo pregono que soy catalán, español y europeo y no pienso decir que no a ninguna de las tres posibilidades... Hay veces que eso no se entiende. Mi mujer me llama Juan y mi padre me llama Joan. Y no hay problema. En mi carnet de identidad pone Juan.

–En las elecciones de 2010 tuvo 444 apoyos; ahora, 345. ¿Cómo se explica esa diferencia?

–En estas últimas ha habido cien votantes menos y el índice de participación ha disminuido en casi diez puntos.

–Alguno de sus apoyos habrá pensado que la votación era un paseo militar, ¿no?

–Nunca he pensado en un paseo militar sino en un resultado apretado, aunque no tanto como la realidad ha demostrado. Hay que leer bien el resultado y a partir de ahí intentar integrar a todo el mundo.

–¿Le ha traicionado alguien?

–Los votos en cualquiera de los sentidos no son una traición sino una opinión diferente.

–Le han llegado a acusar en un documento de limpieza étnica y de catalanizar la CEOE. Son acusaciones muy fuertes.

–El documento al que hace referencia ha circulado, pero el otro candidato a la presidencia, Antonio Garamendi, me ha asegurado en privado que no ha tenido nada que ver. Pero eso es agua pasada, historia. En lo que a mí respecta, el asunto está olvidado.

–A tenor de sus primeras palabras tras la reelección, ¿se puede deducir que entre 2010 y 2014 han sido su peores cuatro años?

–Han sido los años más difíciles de la economía española, sin duda alguna. En 2010 se intentaron los primeros cambios; luego, 2011 y 2012 fueron muy complicados. Recordemos que en julio de 2012 estábamos en situación agónica. Han sido años muy difíciles, con un margen de maniobra prácticamente mínimo.

–¿Tanto como para decir: « llegué en 2010 con mucha ilusión a la CEOE y ahora no puedo decir que tengo más», como dijo el pasado miércoles?

–Sí, es cierto.He dicho lo que pienso. Es verdad. Entré con mucha ilusión, he remado contra corriente... Tengo ilusión, porque de otra manera no me hubiera presentado, pero sobre tengo responsabilidad. Este país lo tenemos que sacar entre todos y yo tengo que poner mi granito de arena. Desde pequeño me han enseñado que hay que ser responsable en los sitios en los que uno está.

–Supongo que habrá oído también que segundas partes nunca fueron buenas.

-Sí, pero estamos en la primera parte. Yo mismo me cerré un ciclo al no poder estar más de ocho años en la presidencia.Yo empiezo mi trabajo en el año cero y acabo en el año ocho.

–¿No es, por tanto, una segunda parte, sino una continuación?

–El continuismo va a ser total.

–Dice usted estar decepcionado. ¿Con quién?

–Con muy pocos. Con la inmensa mayoría, no. Lo dije también en mi primer discurso.

–Un discurso duro.

–Está muy pensado. No está escrito a botepronto. Está escrito y repasado.

–¿Hay muchos reinos de taifas en la patronal?

–En España hay 4.000 patronales y 4.500 convenios colectivos del sector. Hay muchas donde no hay la renovación que yo creo que es necesaria.

–Algo así como ocurría antaño en los clubes de fútbol.

–Pero en el fútbol tenían elecciones. Aquí no tenemos tantas elecciones. Hay muchas a la búlgara y muy pocas donde se presentan dos o más candidatos en el futuro.

–¿Pero eso se puede cambiar desde arriba?

–Tienen que empujar mucho los de abajo.

–¿Se puede hacer por decreto ley?

–No es posible, por lo menos en este momento. Como tampoco, que por mucha transparencia que llevemos a cabo desde arriba se hagan las mismas cosas aguas abajo si no quieren. Todo lo que es una obligación en la CEOE no lo es ni podemos imponerlo en el resto de las organizaciones. De cara al futuro habrá que ponerlo como obligación.

–¿No hay demasiada desunión en la CEOE?

–No. Lo que hay son muchas organizaciones y muchos tipos: sectoriales, subsectoriales, territoriales... con muchas coincidencias y también muchas diferencias. Pero eso es bueno. La gran ventaja que tiene la CEOE respecto a sus homólogas europeas es que aquí estamos todos, somos una para discutir con el Gobierno y en otros países son muchas y no se ponen de acuerdo en quién es la más representativa.

–Pero la reducción del número de organizaciones sí se podrá arreglar desde arriba. ¿No?

–No. Cada una tiene su propia libertad para negociar sus convenios. De cara al futuro tenemos que reducir el número de convenios.

–Su mensaje más claro tras la reelección es enarbolar la ética como bandera.

–Creo en la transparencia y en la ética empresarial. Por mucho que me hayan podido mirar, yo estoy limpio de polvo y paja. Que me miren por donde quieran. No me han encontrado nada y seguro que lo habrán intentado buscar porque llevo muchos años en este negocio. Además, tengo otra ventaja. Gracias a que tengo colchón familiar, no cobro. No tengo esa necesidad y eso multiplica por mil mi independencia y mi libertad.

–Si no le he entendido mal, ¿usted no cobra de la CEOE?

–No he cobrado estos cuatro años y no pienso cobrar en los cuatro siguientes.

–¿Y los vicepresidentes?

–Tampoco. En nuestra auditoría no está publicado lo que cobran los cargos ejecutivos. Sólo aparece lo que cobra el secretario general, pero no es un cargo electo, es un ejecutivo.

–¿Se puede dar una vuelta de tuerca más?

–Desde que se puso en marcha la Ley de Transparencia el pasado día 10 hicimos los deberes. Todos los datos que se pueden preguntar sobre la CEOE están ahí.

–¿Pesan muchos los escándalos de su antecesor, Gerardo Díaz Ferrán, en la imagen pública de la CEOE?

–Tuvimos un desprestigio por la situación en la que se encontró el anterior presidente y está costando mucho lavar la imagen. Pero, paso a paso, vamos dando muestras de total transparencia.

–Pero, entre paso y paso aparecen nuevos escándalos: Jesús Terciado, Arturo Fernández...

–En el caso de Terciado la auditoría ha dicho que no había nada que comentar, pero eso no se publica en la prensa.

–Así parece muy difícil recuperar los valores del empresario.

–Yo me he puesto los límites muy arriba. En este momento, cualquier problema que yo pudiera tener podría provocar que la junta directiva me sacara de la presidencia con el 51% de los votos. Sólo en el caso del presidente, no de la junta directiva, porque sus componentes vienen puestos por cada una de las organizaciones, no hay nadie puesto a título individual. Hay veces que la CEOE no puede actuar y sí la organización a la que representa.

–¿Qué tiene que hacer la CEOE para que calen sus mensajes?

–Seguir explicando lo que hacemos, que los empresarios son los creadores de la riqueza y éso, en este momento, no está del todo bien visto. Las grandes empresas no están bien vistas, las empresas del sector financiero, tampoco. Sólo se salvan de la quema las muy pequeñas empresas.

–¿Va a ser fácil la convivencia con Antonio Garamendi en la vicepresidencia?

–No vamos a tener ningún problema. Nos conocemos desde hace muchos años.

–¿Cuáles son los próximos pasos a seguir?

–Formalizar la junta directiva te da prácticamente hecho el comité ejecutivo. Resta por decidir las vicepresidencias y los presidentes de las comisiones.

–¿Es potestad del presidente?

–Sí. Aquí no va a haber ninguna ruptura. Se va a seguir con lo que había.

–¿Eso significa que va a continuar con los que estaban?

–Ya hay algunos que no están. Vamos a ver quién está disponible, quién no, quién tiene tiempo, quién tiene ganas... Y por eso nos hemos dados de plazo estas semanas de las fiestas navideñas.

–¿Va a adelgazar la CEOE?

–En cuanto a la junta directiva y el comité ejecutivo, no. En cuanto a la propia estructura de la organización lo vamos a ver. Hemos reducido en un tercio la estructura anterior. Tenemos que evaluar si estamos en el punto de llegada o todavía no.

–Pasemos a la actualidad económica. El Gobierno de Rajoy cumple tres años, ¿qué balance haría de su actuación?

–Encontró la economía en una situación que difícilmente hubiera podido ser peor y ha intentado recuperarla. Ha costado mucho y estamos viendo las primeras señales positivas. Hace diez meses, si nos dicen que el PIB iba a crecer y que se crearían 350.000 empleos a tiempo completo no nos lo hubiéramos creído. Es cierto que estamos teniendo algún regalo del exterior, como el precio del petróleo, la inflación baja o Mario Draghi. Pero no podemos olvidar unas asignaturas en las que las empresas españolas han sacado matrícula: las exportaciones y la inversión en el exterior.

–Le veo muy optimista de cara al próximo año.

–Más optimista que en las Navidades del pasado año. pero con realismo. Hay cuatro millones y medio de parados y eso hay que reducirlo lo más rápidamente posible.

–¿Qué le ha sobrado/faltado al Gobierno?

–Ha hecho todas las reformas, pero podría haberlas llevado acabo a lo mejor antes. Se sigue legislando improvisadamente. Tenemos demasiadas leyes y su calidad legislativa no es lo suficientemente buena.

–El pasado lunes se ha firmado el primer acuerdo tripartito desde 2006. ¿Habrá un nuevo acuerdo salarial para los próximos años?

–Lo hicimos en 2012 aunque teníamos que haberlo firmado tres años antes, en 2009. Lo suscribimos también por tres años, hasta 2014, y ahora esperamos volver a firmar otro parecido de cara al futuro. Pero teniendo en cuenta que en estos momentos y en estas circunstancias empieza a haber empresas que ganan bastante dinero y empresas que han vuelto a los beneficios. Por lo tanto, tendremos que contemplar las subidas salariales de manera distinta a las de empresas que todavía están saliendo de la crisis.

«Más que sentir miedo, lo que hay que hacer es pedir a Podemos más información sobre sus recetas y si son posibles»

–Es obligado hablar de Podemos. ¿Hay que tenerle tanto miedo?

–Más que miedo, lo que tenemos que hacer es pedirle más información sobre cuáles son sus recetas concretas y si son posibles o no. Yo algunas de las que he leído... Lo de que no vamos a pagar la deuda significa ni más ni menos que no nos va a dejar dinero nadie y entonces tendremos un problema. Porque entre otras cosas hay que tener en cuenta que el 75% de la hucha de la Seguridad Social es deuda española. Y si dejamos de pagar la hucha de la Seguridad Social rompemos el sistema. Nos quedamos sin hucha y, por tanto, sin todo lo que hemos ingresado de más en estos años de bonanza. Hay que pedir un poquito más de precisión, un poquito más de serenidad y prudencia a los enunciados y propuestas políticas. Es muy fácil tener ocurrencias, pero después hay que poder llevarlas a la práctica.