Trabajar menos y cobrar lo mismo

Es cierto que la jornada laboral se ha ido reduciendo durante los últimos cien años en Europa. En concreto, en España, hemos pasado de trabajar 60 horas a un máximo de 40 horas semanales.

Además, estamos viendo desde hace unos años, como gran cantidad de compañías reducen el quinto día laboral a una jornada intensiva y reducida a modo de «transición» al fin de semana. Lo que en la práctica nos deja a las puertas de las 32-35 horas semanales en determinados sectores.

La propuesta de la vicepresidenta segunda y candidata de Sumar, Yolanda Díaz, de reducir en 2024 la jornada máxima legal a 37,5 horas sin recorte salarial, con el objetivo de llegar a una jornada de 32 horas en promedio anual y sin recorte salarial, no es más que una medida electoral y llegado el caso, de efectos reales dudosos.

Todos los expertos coinciden en el hecho de que reducir la jornada laboral puede aumentar nuestra productividad y reducir las tasas de absentismo (bien sea reduciendo las horas de la jornada semanal, o bien reduciendo la jornada a 4 días laborales). Pues entonces, si todo esto ya está sucediendo de forma natural, ¿cuál es la novedad?

La novedad es llevarlo a cabo por decreto y no dejar a la negociación colectiva en el seno de las diferentes empresas y sectores, adaptarse a una realidad que está sucediendo y lo seguirá haciendo en los próximos años: trabajar menos conservando el poder adquisitivo. Vamos a ahondar en este último punto.

Desde el pasado 2018, el SMI ha subido un 47% hasta los actuales 1.260 euros brutos en 12 pagas. Sin embargo, nuestra productividad no despega. Llevamos años de estancamiento, primero, para luego continuar en una senda de bajo crecimiento de la productividad. Es decir, crecen más rápido los salarios que la productividad.

Si queremos trabajar menos horas (ojo que las horas de trabajo efectivas en España están entorno a las 32,1 semanales, según el INE) y conservar nuestro poder adquisitivo, e incluso tener una mayor remuneración, sólo existe una fórmula válida: ser más productivos por hora trabajada, apostar por la innovación y aportar mayor valor añadido. Todo lo demás nos convertiría en una sociedad de servicios a expensas de terceros.