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Opinión

«Verde, que te quiero verde» energía

Técnicos punteros de Red Eléctrica advirtieron de los riesgos de un apagón si se primaba la utilización de cada vez más renovables sin la cobertura de otras energías

Las energías renovables son el futuro, pero sin la cobertura de otras más estables, un riesgo Ep

Federico García Lorca (1898-1936) , uno de los dos grandes poetas totales del siglo XX –el otro es T.S. Eliot–, inicia el «Romance sonámbulo» con versos sonoros y simbólicos: «verde que te quiero verde/ Verde viento. Verdes ramas». Evoca, desde la distancia de los años, una proclama ecológica, decenios antes de que los movimientos verdes aparecieran. La vicepresidenta verde Sara Aagesen, «con la sombra en la cintura», ha intentado explicar en el Congreso lo ocurrido con el apagón». Tres semanas largas después de que España y Portugal se quedaran a oscuras, el Gobierno sigue sin ofrecer una versión coherente de lo ocurrido. Un verso de Eliot , autor de «La tierra baldía», sólo comparable con «Poeta en Nueva York», quizá aclare algo: «No es lo que ves,/sino cómo lo ves». Y Pedro Sánchez, en el centro de muchos otros problemas, no quiere arriar su bandera verde, dejar de ser el adelantado europeo de las renovables y pretende mantener su apuesta, aunque solo sea de cara a la galería, a una parte –cada vez más pequeña– y a algunos de sus aliados parlamentarios. El resultado es que en la Moncloa y el ministerio de Transición Ecológica buscan, sin éxito, un culpable del apagón que satisfaga sus intereses. Sin embargo, con el paso de los días, más allá de teorías conspiratorias –descartadas– todo empieza a estar más claro y «el mayor engaño es creerse dueño de la verdad», apuntaba Leonardo da Vinci (1452-1519)

Los expertos «con ojos de fría plata» (Lorca) lo han tenido claro desde el primer momento y todos los datos conocidos lo avalan. Ven disparatada la supuesta pretensión del Gobierno de analizar varios cientos de millones de datos. Hacen las cuentas y salen años y años de observación para culminar esa tarea que decaerá. «La explicación más sencilla es la correcta», reza el principio de la Navaja de Ockhan , del franciscano inglés Guillermo de Ockhan (1287-1347). En el Gran Apagón lo más sencillo, que además estaba anunciado, es un «error» de Red Eléctrica de España (REE), la compañía que preside Beatriz Corredor –nombrada por el Gobierno– responsable del funcionamiento de la red en todo el país. Técnicos de máxima responsabilidad de la empresa habían advertido hace más de un año de que algo así podía ocurrir. Alguno incluso dejó la empresa. Había instrucciones precisas del Gobierno de apurar los límites y utilizar en todo momento cuantas más energías renovables y relegar todo lo posible las demás, sobre todo la nuclear. Eran las directrices pergeñadas en su momento por Teresa Ribera, ahora vicepresidenta de la Comisión Europea que intenta coordinar Ursula von der Leyen. El Gobierno, con esa política, pretendía presumir de que estaba a la vanguardia verde de Europa y señalar el camino energético hacia el futuro. Hay conversaciones grabadas –porque en los centros de control de Red Eléctrica se graba todo, como las comunicaciones de los controladores con los pilotos de aviones– en las que técnicos de Red Eléctrica que las presiones del Gobierno son agobiantes y que todo va a saltar por los aires. Empresas del sector las conocen y no se hacen públicas para evitar represalias a los protagonistas. Además, las compañías eléctricas, las grandes sobre todo, están convencidas de que, al final, el Gobierno, por algún camino las señalará como responsables y, además, les impondrá fuertes multas. También están seguras, y sus abogados ya trabajan en ello, que dentro de unos cuantos años ganarán todos sus recursos en los tribunales, pero entonces es probable que haya otro inquilino en la Moncloa, aunque el relevo más natural, Núñez Feijóo tampoco despierta grandes pasiones entre los energéticos, que juegan a todas las bandas.

El tiempo revelará algunos detalles más de lo ocurrido, pero tras el incidente, que en la Moncloa harán lo que sea –incluso nuclear, aunque no lo digan–para que no se repita, y que responde a una posición ideológica, un talibanismo energético. Las energías renovables son el futuro, magnífica y una gran oportunidad para España, pero sin la cobertura de otras más estables, son un riesgo. Todos han visto las orejas al lobo. Quizá por eso, el también «verde», Gabriel Rufián explora una vía de izquierdas para evitar el cierre de las nucleares catalanas. Sería la «excepción catalana», que no le preocuparía lo que ocurriera con la extremeña Almaraz, sobre la que Irene de Miguel, portavoz parlamentaria de Unidas por Extremadura ha llegado a decir: «por mí se podía cerrar la centra mejor mañana que pasado, pero se deben mantener los puestos de trabajo». Ideología, ignorancia y sectarismo. Energía, «verde que te quiero verde./(...) Hasta las verdes barandas», escribió, cuando apenas había balbuceos ecológicos, el gran Federico, Lorca.

Deuda de las CC AA

La vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero impulsa también una consulta –en la senda de la OPA BBVA-Sabadell– sobre la quita de la deuda autonómica prometida por el Gobierno. No parece que pueda opinar cualquiera, como en el caso de los bancos, pero está ahí, en vísperas de la Conferencia de Presidentes Autonómicos que se celebrará en Barcelona el próximo 6 de junio y en la que no hay unanimidad entre Comunidades para abordar este asunto.

Menos exportaciones y más caras

Las exportaciones españolas de vino rozaron los 3.000 millones de euros –2.997,8 millones en concreto– en 2024, un 1,4% más que el año anterior, según el Observatorio Español del Mercado del Vino. Estas cifras se consiguieron gracias a que el precio medio del litro llegó a los 1,54 euros, un 6,7% más que el año anterior. Eso hizo que aunque se vendieron menos cantidad, un total de 1.935 millones de litros, el montante económico de las exportaciones subiera.