Editoriales

Un populismo vacío contra la Iglesia

La ponencia marco del PSOE vuelve al clásico anticlericalismo declarativo

E l PSOE presenta hoy su ponencia marco para el 40º Congreso, que tendrá lugar en Valencia los días 15, 16 y 17 de octubre, en la que se incluye, dentro de las nuevas tendencias feministas, ecologistas y laicas, la propuesta de revisar los acuerdos de Estado con la Santa Sede y promover una legislación que garantice la libertad de culto y la defensa del pluralismo religioso y filosófico. Vaya por delante que sólo se entiende esa «Ley de Libertad de Conciencia, Religiosa y de Convicciones» desde el populismo vacío, a modo de soma para las bases socialistas más radicales o, lo que es más probable, desde la intención de reducir la presencia de la Iglesia católica en el cuerpo social.

Esto es así, porque en España ya existe libertad religiosa y de conciencia, como se especifica en los acuerdos de 1979, que sustituyeron al Concordato, por el que la educación religiosa se convierte en un derecho y, por lo tanto, deja de ser obligatoria, de manera que «las autoridades académicas adoptarán las medidas oportunas para que el hecho de recibir o no recibir la enseñanza religiosa no suponga discriminación alguna en la actividad escolar». Por supuesto, ha sido una constante en la izquierda radical, minoritaria en España, la pretensión de acabar con las instituciones católicas dedicadas a la enseñanza, así como la intervención de los bienes de la Iglesia, en una nueva desamortización, de dudoso provecho para la ciudadanía, y que no sólo supondría la ruptura de los citados acuerdos, sino que tendría un más que problemático encaje en el actual marco constitucional.

Hasta ahora, por lo menos desde 1982, los gobiernos socialistas que se han sucedido en La Moncloa han tenido la sensatez de reducir el anticlericalismo a una cuestión de consumo interno del partido, meramente declarativa, conscientes de que los españoles, en su inmensa mayoría, considera a la Iglesia como una institución independiente del poder político y muy imbricada en el cuerpo social. Prueba de lo que decimos ha sido la decisión de la bancada socialista de unir sus votos con la oposición para mantener la inmatriculación de los bienes eclesiales, contra la postura de sus aliados comunistas. Aunque no se puede desdeñar la influencia de la extrema izquierda de Podemos en el seno del Gobierno, es de esperar que el PSOE se mantenga, como hasta ahora, en el marco constitucional y en los acuerdos con el Vaticano, desde la seguridad de que la libertad religiosa está garantizada.