Editorial
Una alternancia aún por consolidar
La oposición sumaría mayoría absoluta, pero el flujo demoscópico ofrece incertidumbres
Aunque las especulaciones se han desatado sobre las opciones de un adelanto electoral, parece poco probable que Pedro Sánchez se someta al escrutinio público sin tener todos los ases en la manga. Y está lejos de contar con esa mano afortunada. Su conocida capacidad para resistir toda suerte de embates y de excepcionalidades, tampoco auguran que los escándalos, por muchos decibelios que alcancen, ni las adversidades imaginables puedan doblar el brazo de un político determinado a atrincherarse en La Moncloa contra todo y contra todos. Obviamente, sus socios no forzarán escenarios de ruptura porque ni en sus mejores sueños podrían haber imaginado una opción más provechosa para sus objetivos. La dinámica demoscópica es una razón para que el presidente aleje todo lo posible la cita con las urnas. No hay una sola encuesta que plantee un resultado suficientemente prometedor para la actual mayoría Frankenstein, menos todavía para el PSOE. El sondeo de NC Report, que publicamos hoy, incide en esa foto casi fija de una coalición de gobierno declinante. El desgaste de la acción ejecutiva es un hecho, y la reprobación social es un signo de estos tiempos en los que se suceden los sectores en conflicto, se encadenan los anuncios de huelgas y se respira la desafección ciudadana golpeada por la imparable subida del coste de la vida. Es un invierno caliente para el Ejecutivo, que cuestiona por sí solo la propaganda y las bendiciones que se regala el gabinete de la gente, el que no dejaría a nadie atrás o el del salimos más fuertes. Los hechos desnudan las vergüenzas de las palabras torticeras. En este sondeo de LA RAZÓN de diciembre el PSOE se dejaría hoy entre 21 y 23 escaños, con un resultado 97/99. Unidas Podemos caería de nueve a once parlamentarios para 24/26. Socialistas y comunistas se desplomarían 34 escaños en el peor escenario. Pese a todo, revalidar el frente entre la izquierda, los separatistas y los bilduetarras sería aún factible, aunque arduo. Por el contrario, como en los anteriores barómetros, el PP se mantendría como la fuerza más votada con 123/125 diputados y necesitaría el respaldo de Vox, con 51/53. La oposición sumaría mayoría absoluta, reforzada con los diputados, por ejemplo, de Navarra Suma, pero el flujo demoscópico ofrece incertidumbres. Los populares pierden cierto empuje en las estimaciones electorales y el partido de Abascal se manifiesta sólido en la voluntad del votante conservador. Pese a todo, una abstención al alza introduce otra variable que condiciona el escenario y las previsiones. Que se estabilice la aritmética electoral en un desenlace incierto y confuso pese al desastroso historial que pueden exhibir hoy los socios de gobierno resulta sorprendente y obliga también a la oposición a reflexionar sobre su proceder y su erosión en polémicas absurdas alejadas de la emergencia nacional y las urgencias de los españoles que padecen la tormenta perfecta de un gobierno negligente en un entorno de fatalidad.
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