
Editorial
Un error de bulto que corregirán las urnas
No hablamos de decisiones excluyentes, sino de mantener un «mix» que había funcionado en España con éxito y que puede seguir haciéndolo a poco que se reduzca la carga fiscal absolutamente confiscatoria sobre la generación atómica.

Es un hecho incontrovertible que la ideología, cualquier ideología, no es inocua por cuanto condiciona la acción política y los instrumentos para llevarla a cabo. Sucede en este preciso momento con la estrategia energética española y la renuncia voluntaria a una de las fuentes de generación más ágiles, fiables y productivas como es la energía de origen nuclear, pese a que el cambio de paradigma en el medio ambiente hace hincapié en la descarbonización de la atmósfera y la nuclear es prácticamente neutra en emisiones de Co2, lo que ha llevado a la Unión Europea a incluirla entre las energías consideradas «verdes», librándola del estigma con el que la propaganda «negra» de la ex Unión Soviética la marcó en los países de occidente.
Sin embargo, el rechazo a la generación atómica no solo ha seguido presente en los movimientos ecologistas «clásicos» –los del viejo lema «nuclear no, gracias»– sino que fue adoptado por los partidos de la izquierda socialista y comunista tras el vaciado de su ideología tras la caída del muro de Berlín. Desde esa perspectiva hay que contemplar el empecinamiento contra toda lógica del Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez en mantener la estrategia de desmantelamiento de las centrales españolas a partir de 2027, en pro de una «transición verde» que dejaría al sistema eléctrico español dependiente de las importaciones de gas natural como principal energía de respaldo.
Se trata de un error de bulto que el apagón general del pasado lunes ha llevado al primer plano y que es preciso corregir, sin que ello signifique la demonización de las fuentes renovables, especialmente la solar, puesto que no hablamos de decisiones excluyentes, sino de mantener un «mix» que había funcionado en España con éxito y que puede seguir haciéndolo a poco que se reduzca la carga fiscal absolutamente confiscatoria sobre la generación atómica. Ciertamente, a la espera de los resultados de la investigación forense del apagón, habrá que replantearse medidas de seguridad complementarias para las renovables, cuya energía no se puede almacenar y cuyo comportamiento es extremadamente difícil de predecir, lo que no significa renuncia alguna a un modelo que contribuye esencialmente a la independencia energética de nuestro país.
Pero dada la cerrazón del Ejecutivo, la única posibilidad que tiene la sociedad española para corregir un error que tendrá consecuencias durante varias décadas son las urnas en 2027, si es que no se acorta la legislatura, Y ahí, por lo menos, contamos con la posición clara y firme del líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo, en favor del mantenimiento del parque nuclear como energía de respaldo, posición reiterada ayer en Valencia ante los socios del Partido Popular Europeo. En definitiva, pragmatismo frente al mesianismo sanchista.
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