Editorial

Iguales, solo a la hora de pagar las deudas

Se ha preferido lo inmediato, el rédito político a corto plazo, urgidos por el temor a que un Sánchez dependiente de los separatismos decida un cierre prematuro de la legislatura.

María Jesús Montero
María Jesús MonteroEuropa Press

La quita de la deuda de las comunidades autónomas no tiene demasiado misterio. El Estado asume un montante que ya no pagarán los gobiernos autonómicos y que, por lo tanto, se repartirá entre todos los contribuyentes españoles, que a la hora de pagar sí son iguales, con independencia de sus posiciones ideológicas y de su lugar de residencia. Crece el apunte contable de una deuda nacional que, por otra parte, no ha dejado de incrementarse desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno y se traslada a la opinión pública la normalización de la compra de apoyos parlamentarios con el dinero de todos.

Sin duda, los dirigentes del nacionalismo catalán, los mismos que han generado de largo la mayor deuda pública de todas las regiones de España, estarán muy satisfechos de un alivio arrancado a un Ejecutivo en minoría parlamentaria, pero no deberían ocultar a sus votantes que, frente a los mercados internacionales, el crédito de Cataluña seguirá hundido en el índice del «bono basura» y que permanecerán latentes las causas que llevaron al Principado a tener que recurrir al FLA para, por ejemplo, poder hacer frente a los suministradores de los servicios sanitarios.

Más le hubiera valido a Oriol Junqueras y, también, a Carles Puigdemont, haber unido fuerzas con el resto de la comunidades de régimen común para forzar al Gobierno a una reforma a fondo del sistema de financiación autonómica que tuviera en cuenta los cambios económicos, sociales y territoriales habidos en España en la última década. Pero no. Se ha preferido lo inmediato, el rédito político a corto plazo, urgidos por el temor a que un Sánchez dependiente de los separatismos decida un cierre prematuro de la legislatura. A la rebatiña, como si no hubiera un mañana.

De ahí, que tengamos que alabar la posición del líder del Partido Popular, rechazando la quita en las comunidades autónomas que gobiernan, pese a lo abultado de unas deudas en Andalucía y la Comunidad Valenciana, en buena parte heredadas de las políticas socialistas, convencido de que la única vía razonable, y honorable, añadimos nosotros, es abordar esa reforma de una financiación que castiga a unas regiones sobre otras y que impide el normal crecimiento de las comunidades afectadas. Tal vez, muchos ciudadanos no lleguen a entender la postura del Partido Popular, pero es imperativo que la formación mantenga la unidad frente a la estrategia gubernamental de buscar la división del contrario, una vez más, con el dinero de los contribuyentes.

Por otra parte, como señalábamos en líneas anteriores, las quitas y las condonaciones de las deudas nunca han servido a largo plazo si los endeudados se mantienen en las mismas circunstancias de insolvencia y derroche que llevaron a la creación del FLA. Corrección que sólo se consigue con un cambio de liderazgo político.