Opinión

La fotografía de dos mandatarios muy distintos

Para el periodista y analista político Antonio Martín Beaumont "Feijóo ha ganado a Sánchez, que tiene asumida su derrota"

Sala de prensa durante el programa 'Cara a Cara. El Debate', en Atresmedia. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.
Sala de prensa durante el programa 'Cara a Cara. El Debate', en Atresmedia. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.Alberto R. RoldánLa Razón

Pedro Sánchez ha salido del cara a cara con Alberto Núñez Feijóo igual que entró. Encadenado a la “bola de acero” que arrastra y que resumió Abraham Lincoln: “Puedes engañar a todos algún tiempo, puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todos todo el tiempo”. La falta de credibilidad del presidente es una brecha que lo aleja de los españoles.

Para mí el debate lo ha ganado Alberto Núñez Feijóo. Se ha visto que el candidato socialista -que reeditó su conocida falta de empatía y carácter soberbio- tiene asumida la derrota. No sale a ganar, sino a que todo tipo de fuerzas, unidas exclusivamente por su aversión a “la derecha", consigan sumar un diputado más que le permita gobernar. El precio no importa.

Por eso, con la muletilla de Vox constante, buscó movilizar a un “progresismo” que le deje agarrarse al clavo hirviendo de reeditar el "bloque Frankenstein" con el “neocomunismo amable” de Yolanda Díaz y sus 18 partidos radicales, más los independentistas de Oriol Junqueras y los filoetarras de Arnaldo Otegi. Ni siquiera valoró la propuesta de Feijóo para que gobernase la lista más votada.

Sánchez exhibió de nuevo cómo ha interiorizado que el fin justifica los medios. Todo vale si le favorece. De ahí que perdiendo los nervios, faltón, arrogante, agrio, intentase embarrar el debate cortando tenazmente y entrando al cuerpo a cuerpo con actitudes agresivas.

El candidato popular, ya experimentado, se mantuvo en un plano institucional y constructivo, como el político moderado y centrista que busca ser el presidente que una a todos los españoles y acabe con los enfrentamientos que han sido el denominador común del sanchismo.

Ha sido un duelo que ha servido para oficializar el “renacimiento” del bipartidismo. El debate ha mostrado a los electores sólo a los grandes partidos que, a estas alturas de la campaña, pueden conquistar La Moncloa. Ése es ya un primer mensaje muy potente. Más aún para esa bolsa de medio millón de indecisos que parecen ser el territorio a conquistar en la carrera a La Moncloa.

Tras años en los que se han ensalzado las supuestas bondades del multipartidismo y denigrado las políticas de alternancia, con mayorías rotundas, de PSOE y PP, los españoles, hartos de esa "nueva política" (que ha servido para todo, bueno y malo, pero muy especialmente para bloquear, crispar e “italianizar” España), han vuelto a concentrar su mirada sobre las dos grandes formaciones nacionales. De hecho, sobre el plató de Atresmedia revoloteó todo el tiempo el campo lleno de minas de la política de pactos, incluso la pinza con la que PSOE, Podemos y Vox han tumbado la reelección de Fernando López Miras en Murcia.

El gran acierto de Feijóo, y por eso, insisto, ha ganado el debate, fue mostrar a millones de personas la fotografía de dos mandatarios muy distintos con intenciones contrapuestas. Uno que cree que su palabra no tiene valor y el otro considera que la palabra lo es todo cuando quien la pronuncia representa al pueblo español.