23J

Sánchez reivindica la coalición de perdedores con Díaz

Asegura que «por supuesto» volvería a pactar con ERC y Bildu y acusa a los medios de desmovilizar a la izquierda con sus encuestas

Prime Minister of Spain Pedro Sanchez arrives to talk to the press ahead of the EU - CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribenos - Community of Latin American and Caribbean States) summit, in Brussels, Monday 17 July 2023. The EU-CELAC summits bring together European, Latin American and Caribbean heads of state and government to strengthen relations between these regions. Europa Press 17/07/2023
Primera jornada de la cumbre UE-CELAC en BruselasEuropa PressEuropa Press

La ley electoral fija el último lunes de campaña –ayer– como el límite temporal para la publicación de encuestas electorales. Una suerte de desintoxicación demoscópica de los votantes, como si no tuvieran la madurez política suficiente para abstraerse de ellas y formarse una opinión o una decisión independiente sobre su voto ajena a lo que arrojan este tipo de barómetros. Pero lo cierto es que desde hace un tiempo se ha instalado una realidad demoscópica, que más allá de pulsar el sentir del elector busca crear un estado de ánimo. Algunos estudios nacen ya caducados.

Por ejemplo, el último CIS –con un trabajo de campo amplísimo, de 30.000 entrevistas– se realizó antes del «cara a cara» en Atresmedia, por lo que su publicación posterior se desacreditaba por lo desactualizado de la estimación. No recogía el impacto de un debate que se ha tornado más decisivo de lo que se planteaba en un inicio y ha marcado un punto de inflexión en la campaña. Para el PP, porque ha logrado dar oxígeno político a Alberto Núñez Feijóo tras los pactos territoriales con Vox, y para Sánchez, porque ha frenado la dinámica alcista del partido, que permitía alimentar el discurso de que «la remontada» era posible.

Con estos ingredientes, los socialistas se rebelan ahora contra las encuestas. A excepción del CIS que les mantiene como primera fuerza, el resto de casas demoscópicas coinciden en colocar al PP como primera fuerza con una aritmética variable que le permitiría alcanzar la mayoría absoluta con un pacto con Vox. En un primer embate, el partido denunció ante la Junta Electoral Central (JEC) los estudios publicados en «El Mundo», «ABC» y «El Español» por omitir datos –como el margen de error y nivel de representatividad de los sondeos– sobre intención de voto. La denuncia no tuvo recorrido y fue archivada posteriormente por la JEC.

Y no es que Sánchez no se crea las encuestas, asegurando que «el PSOE está remontando» y que van «a ganar las elecciones», es que ayer acusó directamente a los medios que publican estos barómetros de intentar desmovilizar al electorado progresista con ellos. Para el secretario general del PSOE la «cascada de encuestas» que se están publicando estos días «tienen un efecto desmovilizador en la izquierda». «Existe por parte de algunos medios esa intencionalidad», aseguró ayer en una entrevista en RNE desde Bruselas. Un argumento que no es nuevo, pero que acentúa ahora, en la creencia de que no todo está perdido y que si las derechas no suman la mayoría suficiente, podría tener opciones de retener el poder. «Hay encuestas que claramente no tienen todos los datos. No se saben las estimaciones que hacen», acusó.

Hasta ahora, desde el PSOE se habían limitado a acusar al PP de desplegar esta estrategia de desmovilización, que ahora han ampliado también a los medios de comunicación. En la dirección del partido creen que los populares utilizan una técnica muy antigua que es trasladar la sensación de que «está ya todo hecho», cuando aseguran encontrarse en una horquilla superior a los 150 diputados, para que los votantes de izquierda se queden en casa, porque no hay nada que hacer.

Esta estrategia la están intentando contrarrestar con un relato basado en la épica, recordando Sánchez como ganó «contra todo pronóstico» unas primarias al aparato del PSOE, una moción de censura a Mariano Rajoy o dos elecciones en 2019. Ahora, asegura, también es posible. Estas mismas fuentes añaden, tal como publicó este diario, que la diferencia entre el bloque de la derecha y la izquierda está en apenas «7 u 8 diputados» para asegurar que «hay partido» y tanto Sánchez como el PSOE se van a «volcar hasta el final».

Sin embargo, el presidente es consciente de que no será la primera fuerza. Y en su discurso se aprecia que se presenta como un partido de gobierno y no como el próximo ganador de los comicios. Sánchez aboga en sus últimas intervenciones por la coalición de perdedores, recuperando el tándem con Yolanda Díaz, dejando claro que gobernará con ella tras el 23J, frente a quienes se «avergüenzan» de sus pactos, en alusión a las reticencias de Feijóo a reconocer que deberá entenderse con Vox.

Pero ni siquiera con Sumar es suficiente, el candidato socialista tampoco esconde ya –frente a lo que hiciera cuando negaba futuros pactos con EH Bildu– que cualquier opción de una mayoría alternativa a Feijóo pasaría por amalgamar a todas las fuerzas nacionalistas en el Congreso de los Diputados. A la reivindicación de que «busca apoyos hasta debajo de las piedras», en alusión al voto favorable de los independentistas, para ampliar derechos, se suma ahora un reconocimiento sin ambages de que «por supuesto» mantendrá los puentes que ha tendido con abertzales y republicanos, si así es necesario, en la próxima legislatura.