Empleo
El coste oculto del regreso a la oficina: es casi el del precio de la compra para el empleado
El contraste entre los años del teletrabajo y la vuelta a la oficina permite que nuevos estudios marquen diferencias. La sorpresa es que muchas las paga el bolsillo del trabajador
Si eres de los que te ha tocado pasar de trabajar en la oficina, a hacerlo en remoto y después regresar: ¿qué prefieres?
Puede que como muchos españoles, optes por la opción híbrida, pero está calro la actual dinámica laboral, las órdenes de volver a las oficinas de muchas empresas ha generado un torbellino de situaciones para muchos empleados que ya estaban cómodos con su actual situación.
Este fenómeno, aunque parece un simple retorno a la normalidad pre-pandémica, encierra complejidades que dan para una mirada profunda. ¿Es realmente el regreso a la oficina una oportunidad disfrazada o una carga adicional en la vida de los trabajadores?
Cómo afecta el regreso a la oficina
Un estudio reciente sobre 1400 empleados a tiempo completo en EE.UU., obligados a retomar el trabajo presencial, reveló resultados alarmantes: incremento en el agotamiento, estrés, intenciones de renuncia, y una disminución en la confianza hacia sus organizaciones, compromiso y niveles de productividad.
Estos datos subrayan una verdad ineludible: si la transición de regreso a la oficina no se maneja de forma adecuada, con sensibilidad y empatía, la cultura laboral se deteriora y el sentido de pertenencia de los trabajadores se desploma.
El regreso al entorno de oficina impone presiones sobre la flexibilidad, el tiempo y hasta las finanzas de los empleados.
El coste oculto de los empleados: equivalente a la cesta de la compra
Según BetterUp, el cambio de trabajar desde casa a retomar la presencia en la oficina representa para muchos empleados un gasto adicional significativo.
La investigación encontró que estos trabajadores gastan un promedio de 561 dólares extra por mes en conceptos de desplazamiento, cuidado de niños y servicios domésticos. Trasladado al mercado español, el equivalente a la cesta media del supermercado de una familia.
Esta cifra es comparable al gasto promedio mensual de una casa de dos personas en alimentación en EE.UU., lo que pone de manifiesto la carga financiera que el retorno a la oficina impone a los trabajadores.
Este aumento en los gastos no solo se siente en el bolsillo de los empleados, sino que también afecta su bienestar emocional y físico. El estudio señala que los empleados en sitio experimentan mayores niveles de estrés, agotamiento e intenciones de renuncia en comparación con sus contrapartes que trabajan de manera remota.
Además, pierden la flexibilidad que tenían para manejar tareas personales entre reuniones, un aspecto que, aunque pequeño, contribuía significativamente a su equilibrio entre la vida laboral y personal.
Aunque también hay cosas positivas
A pesar de los desafíos, existen beneficios innegables en la interacción personal, como el aumento de la conexión social. Sin embargo, cuando las directrices de regreso son mal comunicadas o implementadas, generan resentimiento hacia los empleadores. Este sentimiento afecta negativamente la disposición de los empleados a ser auténticos y a invertir en sus relaciones laborales.
La movilidad diaria emerge como el aspecto más desafiante, vinculada a mayores niveles de estrés y malestar, especialmente cuando supera los 30 minutos.
Cómo hacerlo de forma adecuada
Ante la obligatoriedad de volver a la oficina, las recomendaciones generales indican que es crucial enfocarse en cómo este cambio puede ser una oportunidad para rediseñar una rutina que promueva un equilibrio deseable entre el trabajo y la vida personal.
Desde adoptar nuevos hábitos saludables, como ir al gimnasio, hasta solicitar ajustes que faciliten la transición, como beneficios para el transporte o horarios de inicio más tardíos.
También es esencial comunicar abiertamente las necesidades con los superiores y buscar el apoyo necesario para hacer de esta transición no solo algo manejable, sino también beneficioso.
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