Digitalización

Qué lleva a España a ser un país de e-residentes

La e-Residency que facilita Estonia permite a cualquier persona hacer negocios en la UE desde cualquier país del mundo. Muchas eligen el nuestro

e-Resydency Estonia
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Después de la capital (Tallin) el segundo sitio donde más ciudadanos hay en Estonia es virtual: los e-residentes, personas de cualquier parte del mundo que tienen una identificación oficial del país y con la que pueden hacer negocios desde cualquier parte del mundo y para toda Europa.

Conscientes de que son un país pequeño (1,3 millones), han visto en la digitalización su sistema de supervivencia. Tanto que tienen más solicitudes de e-residentes al mes que nacimientos. Más que ambición o ser visionarios, los estonios creen que, simplemente, son pragmáticos.

Paradojas de la vida, España es el segundo país con más e-residentes (6.375) de Estonia, pero los españoles somos los cuartos ciudadanos que más solicitan esta identificación digital (5.041 residentes). Es decir, que en el ecosistema emprendedor europeo hay muchos ciudadanos que deciden vivir en España y hacer negocios de forma internacional a través de esta herramienta del país báltico.

Qué es e-Residency

La e-Residency es una identificación digital emitida por el gobierno de Estonia y con la que cualquier persona puede acceder de forma remota a los servicios del país.

Según el informe DESI (que analiza el grado de digitalización de los estados europeos), Estonia es líder mundial en la digitalización de los servicios públicos y puede servir de ejemplo a otros países. Tanto los ciudadanos como las empresas están acostumbrados a realizar tareas administrativas online (al lanzar la e-Residency el gobierno recorrió todo el país en autobuses para acercar esta identificación a toda la población, enseñando a utilizar todas sus posiblidades).

Especialmente dirigida a emprendedores, esta tarjeta permite autentificarse online de forma segura y firmar documentos utilizando la firma electrónica, así como abrir una empresa 100% online desde cualquier lugar (según fuentes oficiales es un proceso que se puede hacer en menos de tres horas).

España, país objetivo

Desde que se creó en 2014, más de 105.000 personas de 176 países de todo el mundo han obtenido esta identificación (que tiene una vigencia de cinco años). El 42% de ellos son europeos, especialmente de países como Finlandia, Ucrania, Francia, Reino Unido, Alemania o España.

Estos tres últimos conforman un objetivo para Estonia porque, según la directora general del programa de Residencia Electrónica de Estonia, Liina Vahtras, «no tienen un ecosistema como el nuestro». Además, las restricciones por el Covid, que «para los extranjeros no era fácil hacer negocios y que mucha gente se quedó en el paro y no era fácil abrir una empresa y hacer negocio en su país», hacen que España sea el segundo país que más e-residentes tiene.

Además, y pese a que Portugual está promoviendo desde hace un año un sistema similar para facilitar hacer negocios y atraer a nómadas digitales, fuentes estonias aseguran a LA RAZÓN que aún no consideran a Portugal una competencia a su política, precisamente por este escaso recorrido que tiene.

Aunque incluso desde la UE se está promoviendo la digitalización de la administración e identificación, los estonios creen que estos trámites siguen siendo complicados y que eso les beneficia.

Va de impuestos

El secreto de esta residencia virtual es que, una vez conseguida, cualquier ciudadano puede operar en cualquier país de la UE.

Pero, sin duda, uno de sus grandes atractivos está en el régimen fiscal que lleva asociado. De esta forma, el régimen estonio establece que no se pagan impuestos hasta que la empresa no tiene dividendos. «No somos un ahorrador de impuestos, sino un facilitador», defiende Sandra Sarava, Vicesecretaria General para el Entorno Empresarial y del Consumidor del Ministerio de Asuntos Económicos y Comunicaciones de Estonia, que añade que «si no tienes operaciones en Estonia no pagas aquí».

De hecho, y aunque el país presume de datos como que 27.000 empresas estonias han sido creadas por e-residentes (el 20% de las nuevas empresas) o que el 28% de las startups estonias han sido creadas por e-residentes, también reconoce que solo 1 de cada 10 de estas aventuras empresariales acaba teniendo éxito (una tasa similar, aseguran, a cualquier startup).

Pese a todo, Estonia dice que le es rentable: por cada euro que el país invierte en e-Residency se generan 7,6 euros de retorno. Esto supone cerca de 183 millones de euros de impacto desde 2014, 40 de los cuales se han generado en los últimos seis meses.

Tiit Riisalo, Ministro de Asuntos Económicos y Tecnología de la Información de Estonia, reconoce que mantener esta infraestructura tecnológica es costosa, pero rentable y que es un «servicio público que beneficia a un gran número de empresas estonias locales, proveedores de servicios y empresarios, brindando un impulso adicional a la economía nacional».

El reto de los 60 millones de euros

Estonia espera que en este 2023 este programa suponga 60 millones de euros para las arcas estatales y se muestra confiada en lograr e incluso superar esta meta, dado que en los primeros seis meses del año el impacto roza los 40 millones de euros. El objetivo es también que los ingresos anuales del programa alcancen los 100 millones de euros para 2025. Según los datos facilitados, la mayoría de los ingresos fiscales (12,6 millones de euros) han sido generados por e-residentes que se dedican a actividades profesionales, científicas y técnicas, seguidos por empresas de información y comunicación con 10,5 millones de euros.

Por qué me hice e-residente

Durante un viaje a Tallin, la prensa europea tuvo la oportunidad de conocer algunos ejemplos reales de ciudadanos europeos que son e-residentes en Estonia.

Mercedes Gil es una de ellas. Licenciada en filología árabe, dejó su carrera en el mundo de las finanzas para fundar una escuela Montesori en 2014. «Después de la pandemia me hice e-residente casi por accidente», recuerda. Los confinamientos le hicieron, según ella, «descubrir las bondades del e-learning», la complejidad de impartir este sistema en España y de contratar a profesores de cualquier parte del mundo. Fue entonces cuando descubrió e-Residency y decidió sacarse esta acreditación como una vía para poder hacer estos pagos a profesores.

Aunque sigue residiendo en Murcia, no descarta acabar residiendo en Estonia después de su experiencia.

Como decíamos al principio, son muchos los ciudadanos de otras nacionalidades que viven en nuestro país y que también son e-residentes estonios. Es el caso de Stefano Amorelli, un ingeniero informático italiano que reside en las Islas Canarias (según confiesa, adora el clima de las afortunadas) y que optó por esta identificación estonia para poder trabajar y cobrar más fácilmente con empresas de Estados Unidos.

Otro caso es el de Sabrina Renz, alemana, que vive en Barcelona y que tiene una empresa de viajes a Estonia con los que explica y anima a otros emprendedores y autónomos a sacarse esta residencia digital estonia.