ERC
ERC penaliza a Sánchez
Las cesiones a Esquerra para lograr la investidura trituran los intereses electorales del PSOE. La encuesta de NC Report confirma que Junqueras pierde con el diálogo y Puigdemont gana con la radicalidad
El primer tanteo electoral tras los comicios de abril confirma lo que ya han empezado a temer dentro del PSOE, que la negociación con ERC puede llegar a salvar a Pedro Sánchez en La Moncloa, está por ver por cuánto tiempo, pero también puede destrozar electoralmente al partido. No hay elecciones cerca y esto es lo que anima a Sánchez a sentirse con manos libres para hacer lo que haga falta para conseguir el acuerdo con los independentistas. Ese hacer lo que haga falta, como defiende el líder de socialistas catalanes, Miquel Iceta, deriva en que desde el 10-N los socialistas han perdido entre dos y cuatro escaños con respecto a esos comicios. En un mes de negociación el PSOE se deja 354.199 votos. Y con respecto a los 123 escaños de abril, ahora la horquilla se rebaja a 116/118, según la encuesta de diciembre de NC Report para LA RAZÓN.
La urgencia de Sánchez es conseguir mantener el poder y ahí no pesa el coste electoral sobre el que sí empiezan a echar cuentas en las organizaciones territoriales del partido. En Andalucía, en Extremadura, en Castilla-La Mancha o en Aragón, por citar símbolos del poder autonómico socialista, saben que ni el «aparato» de la organización ni el electorado perdonan a sus siglas que den oxígeno al independentismo, ni siquiera por necesidad para conservar el poder. Y esas tensiones no han hecho sino empezar a mover los cimientos de la estructura territorial socialista.
El marco de la negociación de la investidura favorece en teoría más a Podemos, mucho más cómodo que el PSOE porque su electorado es, en principio, menos reacio al pacto con los secesionistas. Pero tampoco está para cantar victoria, si acaso puede ganar un escaño, pero con 7.364 votos menos que en abril. A los votantes de Podemos tampoco parece que les movilice de manera entusiasta el acuerdo de coalición con el PSOE, pero en peor situación está el candidato socialista. La muestra de la encuesta se tomó entre el 10 y el 13 de diciembre. Y vaticina que la participación cae 1,3 puntos respecto al 10-N.
El balance de la negociación de la investidura de Sánchez es negativo en todos los sentidos. Ha perdido apoyo popular, ha perdido escaños, ha perdido posibilidades de alianzas porque ya no suma con Ciudadanos y afronta desde una situación más débil la negociación con los socios que rechazó tajantemente después de las generales de abril. La hipótesis de Moncloa de que la repetición electoral serviría para debilitar a Pablo Iglesias tanto como para que les entregase el poder sin condiciones tampoco se ha cumplido, porque Iglesias ha perdido apoyos, sí, pero a pesar de esto se apunta el tanto de obligar a Sánchez a que «trague» con su «investidura» como vicepresidente del nuevo Gobierno.
En el bloque de izquierdas, los votos que pierde el PSOE se van principalmente a la abstención, hasta un 3,6 por ciento. Mientras que un 1,1 por ciento estaría dispuesto a votar ahora a Iglesias. en el caso de Podemos, también pierden sobre todo voto que huye a la abstención, un 2,4 por ciento de sus apoyos de noviembre.
En todo caso, en la partida de la negociación de la investidura la llave la tiene ERC, que cada paso que está dando en Madrid lo hace ocupada y preocupada exclusivamente por el control futuro de la Generalitat. Al partido de Oriol Junqueras no le interesa la gobernabilidad de España más que le sirva para avanzar en su objetivo de echar de la Generalitat al partido del ex presidente fugado Carles Puigdemont. La Moncloa, para Sánchez; el Palau de la Generalitat, para ellos. Pero no está tan claro que hacer presidente a Sánchez les ayude a conseguir su objetivo si se escucha lo que dicen los sondeos. Ya en las generales del 10-N ganó JxCat a ERC. Y en esta encuesta Puigdemont le gana de nuevo a Junqueras. Puede mejorar en un diputado su representación en el Congreso, mientras que ERC puede perder el escaño que se apunta JxCat. En votos, que es más significativo, los de Junqueras se dejan en un mes de mesa compartida con el PSOE más de 43.859 papeletas por las casi 26.000 que recoge para su saco Puigdemont, al rebufo de su estrategia de presión para triturar el pragmatismo de los republicanos. Puigdemont está convencido de que favorecer la gobernabilidad de España no favorece a la causa independentista y por eso no se mueve del principio lineal de que «cuanto peor, mejor». Habrá que ver qué pasa en los próximos días en ERC, donde la decisión la tomará Junqueras.
En el bloque de la derecha el PP sigue recogiendo voto útil, en una línea continuista con los resultados de abril. Esta inercia no estaba tan consolidada en noviembre como para colocar al partido de Pablo Casado como la fuerza más votada, pero «sólo por cuestión de tiempo, porque era demasiado pronto», según el análisis que hacen en Génova. Su tesis es que la fruta aún no estaba «madura», pero sigue madurando según este sondeo.
Casado puede crecer entre uno y cuatro escaños, y gana casi 90.000 votos en estas semanas en las que Sánchez ha dejado clara su apuesta por la coalición con Podemos y el pacto independentista. El inconveniente para el jefe de la oposición es que a Vox tampoco le va mal el contexto político: sube dos diputados y 49.000 votos. Mientras que Ciudadanos avanza en un proceso de liquidación que parece que no tiene retorno. En un mes pierde 270.318 votos (2/3 escaños).
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