España sin pulso

Por si alguien tenía dudas, Junqueras –encarcelado–, y Puigdemont –prófugo–, han dejado claras sus posiciones en el actual escenario político en sendas entrevistas periodísticas: Junqueras ha condicionado los presupuestos a la existencia de «avances en la mesa de diálogo entre Gobiernos», y Puigdemont reclama sentarse en ella. Lo primero que debemos constatar es el absoluto despropósito que supone que la política del Gobierno la marque un condenado por sedición y prevaricación, con la supervisión del huido. Sánchez eligió depender de ellos para asumir la Presidencia, y ahora somos los españoles los que vamos a pagar las consecuencias a un precio elevadísimo en términos de dignidad, convivencia y económicos. La desaceleración ya es una realidad, y todos los indicadores económicos apuntan en la misma dirección. La respuesta de Sánchez es citarse en Barcelona con Torra, vicario de Puigdemont, con el objetivo de tener los presupuestos aprobados antes de verano. Y da un mensaje claro al país: el guion del futuro de España lo escribe el separatismo, mientras la gran mayoría de españoles son comparsas de este espectáculo que viven entre el estupor, la preocupación, la indiferencia y la resignación. En efecto, estamos ante una España sin pulso que «no la reconoce ni la madre que la parió», como se vaticinó en 1983, tras llegar el PSOE al Gobierno. En esta hora pretenden culminar aquel objetivo, con el mismo partido en el poder, ahora en modo Frente Popular.