Coronavirus

Sin besos y abrazos en el aeropuerto

Caos en Barajas: Quienes aterrizan en Madrid describen la capital como «una ciudad en guerra, pero sin bombas»

19/03/20. Madrid. Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.Efectivos de la UME desinfectan la terminal T4 del aeropuerto.@ Cipriano Pastrano
19/03/20. Madrid. Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.Efectivos de la UME desinfectan la terminal T4 del aeropuerto.@ Cipriano PastranoCipriano Pastrano DelgadoLa Razón

España está totalmente paralizada. La vida en tiempos de coronavirus deja imágenes insólitas y apocalípticas. En las calles de Madrid los atascos matinales son historia, al igual que otras muchas rutinas que hasta hace muy poco considerábamos vitales. De la noche a la mañana el país se ha detenido, incluido el aeropuerto madrileño de Barajas. El principal aeródromo del país presenta un aspecto inaudito: sin aglomeraciones, en silencio y tomado por fuerzas de seguridad y efectivos de la UME que ayer se desplazaron hasta allí para desinfectar las instalaciones.

En cuanto se pone un pie en las instalaciones aeroportuarias, una sensación singular te recorre. Agentes de seguridad te solicitan la documentación que justifica el motivo por el que te encuentras ahí. No hay apenas trasiego de maletas ni de viajeros y las pocas personas que transitan por la terminal, lo hacen con mascarillas y guantes de protección. Atrás quedaron los días en que el aeródromo era un punto de encuentro, felicidad y alegría. Pocos son los que se atreven a caminar a juntos, y mucho menos a abrazarse. Los más osados recurren a los codos para saludarse y escenificar cierta muestra de cariño. Son muy pocos. Las cafeterías y tiendas han echado el cierre. Las cintas transportadoras van vacías. Y en los puestos de control nadie espera. Nadie pasea ya con un café en la mano mientras observa la pantalla de información para comprobar la salida de su viaje e imaginarse los muchos planes que hará cuando llegue a su destino vacacional o visite a sus familiares. Cancelado o retrasado es el principal estado de los vuelos, situación por la que las largas colas de personas –en esta ocasión– se registran en los mostradores de reclamación y no en los de facturación. El tráfico aéreo se ha desplomado en todo el mundo a causa de la suspensión y cancelación de vuelos y los expedientes de regulación de empleo temporal que diversas aerolíneas ya han puesto en marcha. En España, la prohibición de recibir aviones de destinos españoles en varios países es la principal causa del desplome. De hecho, el ministerio de Transportes dictó una orden ministerial por la que se limitan las conexiones diarias entre la península y las islas Canarias, así como con las islas Baleares, tanto a nivel marítimo como aéreo. Juan y Teresa acaban de llegar de Canarias y miran con asombro a los efectivos de la UME que ayer desinfectaron la terminal. «Es como si aterrizaramos en un país en guerra pero sin bombas», dicen. Decidieron adelantar su regreso ante el recrudecimiento de la situación. «Todo es surrealista», dice Teresa, con cierto enfado porque cree que las medidas impuestas en el estado de alerta son un tanto excesivas. «Tenemos que volar a Santander y no hay vuelos. Nos ofrecen uno a Bilbao pero no nos sirve de nada porque luego tenemos que ir a Cantabria. Hemos decidido volver directamente en tren».

19/03/20. Madrid. Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.Efectivos de la UME desinfectan la terminal T4 del aeropuerto.@ Cipriano Pastrano
19/03/20. Madrid. Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.Efectivos de la UME desinfectan la terminal T4 del aeropuerto.@ Cipriano PastranoCipriano Pastrano DelgadoLa Razón
19/03/20. Madrid. Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.Efectivos de la UME desinfectan la terminal T4 del aeropuerto.@ Cipriano Pastrano
19/03/20. Madrid. Aeropuerto Adolfo Suarez Madrid Barajas.Efectivos de la UME desinfectan la terminal T4 del aeropuerto.@ Cipriano PastranoCipriano Pastrano DelgadoLa Razón

En la terminal de llegadas la imagen es bien distinta. Allí decenas de pasajeros con mascarillas y con indumentaria de turista recién llegado a un país en estado de alarma tratan de volver a sus hogares desde Madrid. Mila y Pepe acaban de aterrizar de Ciudad de México donde han estado tres semanas. «Hemos adelantado nuestra vuelta porque veíamos que el tema en España era cada vez peor», asegura Pepe mientras lee un libro en unas de las salas de espera. «Estamos esperando nuestra vuelo final a Vigo, que está programado para dentro de siete horas y confíamos que salga». Las autoridades les prohibieron salir del aeropuerto y ni siquiera su hijo –que vive en la capital– puede acercarse a saludarles. «El ambiente es sobrecogedor y sorprendente. No imaginábamos algo así», dice Mila. Mientras conversamos, un agente de Policía nos pide amablemente que mantengamos un metro de distancia de seguridad. Son las palabras más escuchadas en el interior del aeropuerto. Las clásicas llamadas de los vuelos han sido sustituidas por mensajes que informan de la situación extraordinaria en la que se encuentra el país y piden a los viajeros que mantenga la distancia de seguridad tan necesaria para evitar el contagio.

A escasos metros, se encuentra un grupo de cinco jóvenes que acaban de aprobar el MIR. Siguiendo las recomendaciones de las autoridades, los cinco están hablando en círculo y manteniendo el espacio entre ellos. Acaban de llegar de Tailandia. «Hemos adelantado nuestro regreso por el miedo al cierre total del país», dice uno de ellos. Su periplo por el sureste asiático incluía una parada en Camboya que decidieron cancelar. También llegan con mascarillas de papel que adquirieron antes de embarcar. «Es todo un completo caos», aseguran. «En Tailandia estaba disponible en todos los establecimientos geles hidroalcohólicos», aseguran. El hecho de completar su formación médica les sitúa en primera línea de la batalla contra el coronavirus ya que, según explican, les podrían llamar para ayudar en alguno de los hospitales que en estos momentos están saturados en todo el país. «Acudiré a la llamada siempre y cuando me aseguren que tendremos medidas de seguridad suficientes para no contaminar a nuestros familiares», dice uno de ellos. Imágenes e historias, que se repiten en todos los aeropuertos españoles.