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Coronavirus

La nueva normalidad “enciende” a los empresarios

La falta de concreción en cuanto a los protocolos, la inversión desmesurada para readaptar sus negocios y el escaso aforo permitido por el Gobierno, coloca a los empresarios frente al abismo

El concepto de nueva normalidad abanderado por el Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto los pelos de punta a los empresarios. La falta de concreción en cuanto a medidas a implementar, las dudas sobre los plazos, personal, reformas y protocolos les ha colocado ante el abismo de la incertidumbre y muchos reconocen que las pérdidas ocasionadas en este mes y medio les obliga prácticamente a empezar de cero, a reestructurar y adaptarse una situación de la que, confiesan, no saben si saldrán. Hay, incluso, quienes pronostican la muerte de ciertos sectores debido a la inversión que ahora deben realizar en sus negocios para adecuarlos al denominado «sello libre de Covid-19».

A punto de comenzar la fase de reapertura a medio gas de algunos negocios, nos citamos con sus responsables para comprender lo que supone para ellos la vuelta al trabajo. El teléfono de la peluqería de Gema Marín, Forbici, no ha dejado de sonar desde que se hizo público que las peluquerías volvían a abrir sus puertas: «He tenido más de un centenar de clientes pidiendo cita, tengo, como mínimo un mes ya completo. Hay quien incluso ha llamado para pedir que se le colara y que estaba dispuesto a pagar por adelantado. O un hombre que es calvo, pero que quería venir para echar el día. Nosotras hemos establecido prioridades: los primeros son aquellos que necesiten color, corte y trabajo técnico», puntualiza.

Gema Marín, dueña de la Peluqueria Forbici. «Reabrir el negocio implica una inversión muy grande. He tenido que comprar máquinas de ozono, sprays higienizantes, lámparas ultravioleta, termómetros. Es un dineral»Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Pillamos a Gema en medio de las tareas de acondicionamiento que ha tenido que llevar a cabo a contra reloj y habla con unos tecnicismos sobre productos de higiene y maquinaria que requieren una segunda escucha para no perderse. «Hemos comprado oxigenizadores para hacer una limpieza profunda, también sprays higienizantes para los uniformes, tanto para color negro como blanco, uno de peróxido y otro de clorato. También máquina de ozono, lámparas de ultravioleta y esterilizadores, así como termómetros para todas las personas», relata. Vamos, que más que a la peluquería parece que uno va a ingresar en la NASA. Y precisamente esto es lo que no quiere esta peluquera que lleva al frente del negocio 13 años.

«Deseamos que la gente siga viendo la peluquería pensando en un tiempo de relax, de mimarse, de no pensar en otra cosa. Pero también hay que ser realista y tomar todas las medidas de prevención necesarias», puntualiza. Y todo tiene un coste, claro está. La máquina de ozono le ha costado 180 euros más IVA, las lámparas de UV, 40 cada una; 55 euros por termómetro... Suma y sigue.

«Calculo que en este tiempo que hemos estado cerrados, entre luz, teléfono, alquiler, agua, etc. hemos perdido unos 21.000 euros, ya que hay que seguir pagando las facturas. En función de la facturación del año pasado en estas fechas, que fue de 30.000 euros, hemos dejado de ingresar 35.000 euros», sentencia. De momento, solo dos personas se incorporarán a la peluquería, las otras cinco trabajadoras seguirán con el ERTE: «Es complicado adaptarse a esta nueva normalidad, más aún si solo nos dejan trabajar al 30% del personal y al mismo tiempo exigen cumplir con el 100% de los gastos».

Eva Ramo, dueña de Samaya Moments. «Es imposible conseguir todo el materiar para ajustarnos a los protocolos de higiene ya que las empresas de suministros están saturadas»Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

De la misma opinión es Eva Ramo, propietaria de Samaya Moments Wellness, un centro de pilates, masajes y belleza y que ha tenido que readaptar totalmente su modo de trabajo para poder abrir, al menos la parte de belleza, esta semana. «La zona de pilates es más complicado porque hay que reducir el aforo de las clases, la maquinaria y los protocolos de distancia», subraya. A la hora de implementar todas las medidas de higiene necesarias ella se ha encontrado con la dificultad de que la mayoría de los proveedores están saturados y, por ejemplo, para instalar la mampara en la recepción todavía está esperando a que le den cita para tomar las medidas.

«He contratado a una empresa de desinfección de ozono para hacer una limpieza inicial, también he puesto una alfombrilla especial a la entrada, para higienizar los zapatos y, por supuesto, mascarillas, guantes... Se reducirá al máximo el uso de las zonas comunes y por ejemplo, en los vestuarios habrá un mayor control y toallas desechables. Para todo ello, como mínimo, invertirá unos 2.000 euros, lo que supone un duro golpe tras las pérdidas de 5.000 euros mensuales por el cierre. «Llevo con este negocio tres años y medio y es ahora cuando empezábamos a ver el fruto de nuestro trabajo. Es un golpe duro para el pequeño empresario», lamenta.

Pedro Manero, fundador y director creativo de Beirut & Aterton: «Ante la gran adversidad, adaptarse al cambio es vital para resistir y desarrollar aún más tu creatividad»Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Pedro Manero es más optimista, pese a reconocer que desde el 15 de marzo sus proyectos se han reducido considerablemente. Este reputado publicista, fundador del estudio creativo Beirut & Aterton, augura el refuerzo de la parte online de su trabajo y confía en que después del verano, «la situación comience a estar más estabilizada». «La filosofía de mi estudio –creado en 2013, después de la grave recesión económica que ya hubo en España– es la libertad: que estés dónde estés y seas quién seas, puedas desarrollar tu profesión y creatividad», explica. Es decir, que el «teletrabajo» ya formaba parte del ADN de este estudio. Ahora se centra más en presentaciones corporativas, interfaz gráfica y sistemas de adaptación de pantallas de ordenador a las del móvil. «Ante la ausencia de eventos, que están paralizados, me he visto obligado a potenciar esta otra parte. También colaboro mucho con el sector hotelero, una industria que está totalmente parada», añade este creativo, que insiste en que «la clave es la adaptación al cambio».

Nacho de la Fuente, director del hotel Only You: "El 80% de nuestra clientela es internacional. Si solo nos permiten abrir limitando la circulación a la misma provincia, es imposible retomar la actividad»Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Para hablar del sector hotelero, quedamos con Nacho de la Fuente, director de Only You Boutique, que cerró la madrugada del 13 de marzo y que cuenta con una plantilla de unas 90 personas. Todos, salvo cinco personas dedicadas al mantenimiento y seguridad, se han acogido a un ERTE. «Desde el inicio de la crisis, e incluso antes de que el Gobierno decretara el estado de alarma, el hotel ya había puesto en marcha medidas extraordinarias de limpieza e instalado en zonas comunes dosificadores de hidroalcohol para los clientes. Las llaves de las habitaciones se desinfectaban al recibirlas y al entregarlas. Además, ya estamos trabajando con la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid para crear un sello Covid Free donde quedarán plasmadas parte de las adaptaciones que tendremos que llevar a cabo», explica De la Fuente.

Sin embargo, hoteles como el Only You que dependen en gran medida de la clientela internacional, el hecho de que las fronteras sigan cerradas supone un duro golpe. «Quizá se nos permita abrir en la fase uno, pero la limitación del movimiento solo al interior de la misma provincia no pone las cosas fáciles, por lo tanto, es complicado de hablar de fechas de apertura. El 80% de nuestro clientes son de fuera de España y, de ellos, el 27%, aproximadamente, estadounidenses», analiza el directivo.

Costes de mantenimiento

Por otra parte, el mantenimiento del hotel cerrado también supone un desembolso importante para la empresa: «Es mucho más sencillo cuando todo está en marcha. Además hay costes como los suministros que tienen un componente de gasto fijo que asumes estando el hotel abierto o cerrado. Aunque ya la tenemos, no queremos mirar la cifra de pérdidas día a día, sino esperar para ver la imagen final cuando por fin podamos abrir y recuperar la normalidad. Lo que si puedo anticipar es que las pérdidas para el sector serán grandes e imposibles de salvar este año», aventura.

Esteban Arnáiz, dueño del restaurante El Columpio y director del grupo Le Cocó: «Abrir solo las terrazas al 30% de ocupación es nuestra ruina. Con el local cerrado estoy perdiendo 30.000 euros al mes, pero es mejor eso que abrir con las condiciones del Gobierno»Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Lo mismo que les ocurre a los hosteleros. Esteban Arnáiz, propietario del grupo le Cocó, nos cuenta en la barra de uno de sus locales más emblemáticos, «El columpio», que la propuesta de abrir en una primera fase solo el 30% del aforo en las terrazas en insostenible. Él cuenta con un equipo de 96 personas, repartidas en sus cinco restaurantes, todos están en ERTE. «Estamos arrimando el hombro para salir de ésta, he conseguido reducir el 50% del pago de los alquileres, aunque tenga que devolverlo más adelante, he pedido un par de créditos ICO y sigo con muchos gastos: luz, agua, el mantenimiento del local, las cámaras... Calculo que las pérdidas que estoy teniendo en este mes y medio que llevo cerrado se sitúan entre los 80.000 y los 100.000 euros», reconoce.

A eso tiene que sumarle la inversión que está llevando a cabo para la reapertura: geles de limpieza, mascarillas, termómetros, guantes y él ha comprado tests para toda la plantilla durante los primeros 15 días de apertura. «Cada uno cuesta 70 euros, y lo prioritario es la seguridad tanto de los empleados como de la clientela, pero es una inversión importante», reconoce. Arnáiz, a no ser que sea obligatorio, no instalara mamparas «porque eso parecería una cárcel, a un restaurante vas a sentir cómodo, tranquilo, y con esos elementos se da la imagen opuesta».

Santi Carbones, dueño de "El amante" y "Válgame dios": «No tiene sentido abrir una discoteca y obligar a la gente a llevar mascarillas y poner a cada uno en una esquina del local. Yo vendo copas y alegría»Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Una sensación que ratifica Santi Carbones, empresario de ocio nocturno y propietario de «El amante» y «Válgame dios», entre otros locales. «Yo vendo copas y alegría, no puede abrirse una discoteca si se va a exigir estar con mascarillas y cada cliente en una esquina del bar, no tiene sentido. No somos un confesionario como para estar hablándonos a través de mamparas», reconoce. Él, de momento aprovecha para poner a punto sus negocios: pinturas y pequeños arreglos. La fecha de apertura es incierta y las facturas siguen llegando, solo de la discoteca «El amante» paga al mes 10.000 euros como mínimo de gastos fijos.

Para Cordero, la solución para ellos no llegará hasta que haya una vacuna, «así con un código QR identificativo se podrá dejar entrar a la gente en los locales, asegurándonos que no están contagiados». Este conocido empresario tampoco valora abrir sus locales con un tercio del aforo, ya que se pierde más dinero que teniéndolo cerrado. «Yo lo que quiero es que la gente pueda pronto regresar a las discotecas a bailar y a pasarlo bien y, eso sí, en mis locales estará prohibido hablar de coronavirus», confiesa.

Viviana, dueña del teatro El Umbral de la Primavera.«Cancelar toda la producción cultural es muy doloroso, pero abrir con un tercio del aforo es inviable. Ahora tengo 5.000 euros de gastos mensuales y cero ingresos»@ Cipriano Pastrano.Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

Sobre la limitación del aforo y la ruina que esto puede suponer también se manifiesta Viviana López, propietaria de la sala de teatro El umbral de primavera, en Lavapiés, Madrid. «La presencia institucional para proteger el sector cultural está siendo muy poco alentadora. Nosotros teníamos muchas obras programadas, cursos de formación, exposiciones con la obra de cinco artistas ya ejecutada que también hubo que suspender con las pérdidas que esto ocasiona», relata. Marzo y abril son meses fuertes para ellos, mientras que el verano es muy flojo. por eso, hasta septiembre no calcula que puedan retomar cierta normalidad. «Mientras, seguimos pagando nuestros 5.000 euros mensuales en mantenimiento. Es inviable», reconoce López. Ahora plantean algunos espectáculos en streaming, pero reconocen que lo que busca un espectador de teatro es la cercanía con el actor y no sabe del éxito que podrá tener la versión web. «Además eso requiere una inversión extra a la que hay que sumar los protocolos de desinfección y tantos otros...», lamenta.

Mónica Arrese, diseñadora y dueña de tienda de ropa Kiut. «Es absurdo que nos obliguen a desinfectar cada prenda con produtos tan agresivos, nos destrozaría toda la ropa. Yo doy la temporada por perdida»@ Cipriano Pastrano.Cipriano Pastrano DelgadoLa Razón

El sector de la moda también lo sufre, más aún cuando se trata de pequeñas boutiques como la de Mónica Arrese, Kiut. Reconoces que está desubicada y que, de momento, cuando pueda abrir lo tendrá que hacer con cita precia de su clientela fiel. «Yo no puedo, como dicen, desinfectar toda la ropa cada vez que alguien se la prueba, porque los tejidos se destrozan. Además, mi tienda es muy de tú a tú, no concibo estar con mascarillas y guantes, sería algo rarísimo», afirma esta empresaria que lleva diseñando y fabricando productos «made in Spain» desde 1995. Ella da por perdida está temporada y la colección que estaba en fábrica, unos 50.000 euros, calcula. «Esta situación es la peor que hemos vivido los empresarios, no sé cómo saldremos de aquí», concluye. De momento, todos luchan por mantenerse a flote.