Política exterior
Laya da estatus de nación al Peñón con una reunión bilateral con Picardo
Nuevo «regalo» del Gobierno al Peñón: Por primera vez un ministro de Exteriores acepta una «reunión informal» con un ministro principal que la colonia se apresura a vender como «bilateral»
El Gobierno cruzó hoy una frontera invisible en su estrategia de concesiones a las autoridades gibraltareñas y de renuncia a la cuestión de la soberanía en relación a la colonia británica, localizada en lo que según Naciones Unidas es territorio español. La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, se reunió ayer jueves en Algeciras con el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, dentro de la visita que realizó a la zona para encontrarse con autoridades locales de la comarca gaditana.
Se trata de un hecho sin precedentes ya que una norma no escrita (hasta ahora respetada por todos los Gobiernos desde la transición) estipulaba que las relaciones se mantenían entre naciones, estatus que no se concede a Gibraltar, cuyas instituciones no han sido reconocidas por España oficialmente hasta el momento. Todo esto fue tirado por la borda con la, en apariencia, inocente reunión de González Laya.
La ministra, en un mensaje en redes sociales confirmaba que habló con Picardo de los «avances en la implementación de los Memorandos de Entendimiento sobre medio ambiente, ciudadanía, cooperación aduanera y policial, tabaco y fiscalidad» así como de «un futuro de prosperidad compartida».
En un momento en el que la posición negociadora era inmejorable para España por el reto que la salida del Peñón de la UE supone económicamente para la colonia, el ministro principal no se creía su buena suerte con el balón de oxígeno que le proporcionaba, sin ningún tipo de contraprestación, la ministra española.
Picardo se apresuró a vender el encuentro como una relación bilateral y a afirmar que se había «hablado también de las muchas oportunidades que Gibraltar y el Campo de Gibraltar pueden aprovechar de los desafíos que el Brexit presenta para todos nosotros». «Estamos de acuerdo en que trabajando juntos podemos convertir esto en un arco iris de oportunidades» para «todas las personas» que viven en la zona, añadió, que considera que «hay mucho trabajo que hacer» y «no mucho tiempo para hacerlo», dijo Picardo en lo que podría considerarse una alusión a la inquietud que le produce pensar que se produzca un cambio de Gobierno en España.
Pocos minutos después de que saltara la noticia (para la que se coordinaron a la perfección el Servicio de Información de Gibraltar y el Ministerio de Exteriores español) José Ignacio Landaluce, alcalde de Algeciras y senador del PP, mostraba su perplejidad a este diario: «Yo me he reunido con ella esta misma mañana y no sabía nada de que se iba a producir ese encuentro posteriormente. Le he pedido ayuda en distintas materias, inversiones, etc. Eso sí que es normal. Lo que ha sucedido le ha chocado a todo el mundo. España siempre ha defendido que se habla entre naciones. Se puede tener un gesto de buena voluntad pero Picardo ha vendido lo que ha sucedido como una relación bilateral entre naciones».
El general de brigada (R) Agustín Rosety, diputado de Vox por Cádiz también compartió su asombro con este diario: «El Reino Unido está en una situación difícil para sostener la base militar del Peñón y Gibraltar se encuentra en una situación económica comprometida. En este contexto la ministra de Asuntos Exteriores de España se reúne con Picardo y habla de prosperidad compartida. Estamos ante un Gobierno sin estrategia ni visión alguna».
Los gobiernos socialistas han sido tradicionalmente proclives a debilitar la posición de España en lo referente a la reivindicación histórica sobre la soberanía española del Peñón. El ministro Moratinos organizó el tristemente célebre Foro Tripartito en el que Gibraltar, España y Reino Unido comparecían en pie de igualdad pero nunca hasta este jueves se había producido una entrevista personal entre un ministro de Exteriores español y un ministro principal gibraltareño. Erik Martel, ex delegado de Exteriores en el Campo de Gibraltar y embajador valora el encuentro así: «La visita de la ministra sigue las aguas de su predecesor, igualmente socialista, Moratinos, empeñados ambos en otorgar a una colonia británica instalada en territorio español, militarmente ocupado, el reconocimiento como nación soberana. Si era necesario darle el rango de jefe de gobierno al Sr. Picardo para tratar de los memorándum podría haber atendido cualquier ministro del Gobierno pero no el de Exteriores. En derecho internacional esto tiene un significado muy concreto y perjudicial para los intereses de España».
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