Juan Carlos I de España

Una Monarquía con más “olfato” que los partidos

Expertos politólogos reconocen que la Casa Real ha sido «ágil» en adaptarse a las polémicas familiares que han rodeado a Felipe VI

El Rey Juan Carlos con su nieta, la princesa Leonor, tras recibir el Toisón de Oro por parte de su padre Felipe VI
El Rey Juan Carlos con su nieta, la princesa Leonor, tras recibir el Toisón de Oro por parte de su padre Felipe VIBallesterosAgencia EFE

Una institución en constante movimiento, que se adapta rápidamente para tratar de solventar los escándalos que han rodeado en estos últimos años a la Corona. Así lo confirma el último movimiento que ayer dio Zarzuela en el tablero de ajedrez, en pro de garantizar la continuidad de la Monarquía parlamentaria en España. Por seguir con la comparativa, para salvaguardar la pieza principal del conocido juego. Porque por encima de cualquier «peón», o «alfil», por muy necesario que haya podido ser en la historia reciente, se encuentra el organismo supranacional, eso es, el Rey Felipe VI y la Casa Real, para evitar el «jaque mate», con el que sueñan algunos partidos de izquierda y nacionalistas.

Esta es la conclusión a la que llegan los politólogos consultados por este diario y también la que acreditan las últimas encuestas de NC REPORT. De hecho, según el barómetro publicado en LA RAZÓN el pasado 19 de julio –coincidiendo con el sexto reinado de Felipe VI– el 62,3 por ciento de los encuestados acreditaba que la Monarquía había cambiado en los últimos años y un 58,8% opina que «ha mejorado». Ello se entiende en la metamorfosis que ha sufrido la Corona, que ha buscado distanciarse de las polémicas familiares que han enturbiado la figura del Rey. Comenzó con la abdicación de Don Juan Carlos en 2014 –en un momento en el que su imagen comenzaba a deteriorarse tras el tumulto en Botsuana y por las cuentas pendientes de Iñaki Urdangarin con la Justicia, continuó, ya durante el reinado de Feilpe VI, con medidas para garantizar la transparencia de la Corona, como con la publicación anual de las cuentas de la casa del Rey o la decisión de retirar el Ducado de Palma a su hermana, la Infanta Cristina.

Una de las decisiones más importantes fue la de poner en marcha una auditoría externa. Un apunte importante, que ratifica que estas iniciativas han funcionado, es que un 61,3 por ciento creía en junio que la Monarquía es más transparente. El último año la Casa Real ha consolidado estas medidas de distanciamiento con la renuncia de Felipe VI a la herencia de su padre, y ahora con la marcha final de Don Juan Carlos de España. La última encuesta publicada por este diario, el pasado 26 de julio, acredita también la validez de estos pasos dados, pues un 75,1% valora positivamente los gestos del Rey para dar transparencia a la Corona.

Así valora estos pasos el Doctor por la Universidad de Oxford, profesor y vicedecano de estudios de ciencia política, Lluís Orriols , que, analiza, que la Corona es «ágil» en responder ante las situaciones de crisis. De hecho, cree que la Institución tiene más «olfato» que los partidos políticos en España, en este sentido, pues mientras que éstos no se han reformado, la Corona sí lo ha hecho. «Ha cambiado hasta de monarca», remarca. A su juicio han sido más «ágiles» que los partidos. De la misma opinión es Eduardo González Vega, experto en Comunicación Política de la UCJC, que opina que con esta última decisión se consolida el mensaje que «desde la Corona se hacen cosas». «A los partidos se les ha criticado mucho en materia de corrupción, pues cuando les afecta la niegan pero normalmente no ha pasado nada», es decir, no ha habido consecuencias para los señalados. «La Corona dentro de un papel diferente y con cautela, sí ha tomado ciertas decisiones, veremos con el tiempo su efectividad», reflexiona. A su juicio esta medida está diseñada con el fin de «quitar presión sobre la figura de Felipe VI y de la Monarquía».

En cuanto a la opinión de la sociedad sobre la Monarquía, ambos expertos coinciden en señalar que la institución corre el peligro que el resto de instituciones del Estado; la desafección social en tiempos de crisis, asegura González Vega. Para Luis Oriols, «la Monarquía cumplía hasta la gran recesión con su función de institución altamente valorada y de consenso». Recuerda que gozaba de buenas valoraciones tanto entre las ideologías de izquierda y de derecha, y también en los territorios. Analiza que ello se perdió con la llegada de la crisis económica. «Comienza el descrédito de todas las altas instituciones», apunta, y la Corona «no logró remontar en los sectores de la izquierda ni en territorios como en Cataluña o País Vasco».Pero, a priori, la Monarquía no corre peligro frente al fantasma que agita la izquierda y los nacionalistas con la bandera de la República. Las encuestas así lo reflejan. En la última prueba, un 58,3% responde que prefiere como modelo de Estado la monarquía parlamentaria frente a un 31,5 que señala la República.

En cuanto a la repercusión del proceso judicial que puede cernirse sobre D. Juan Carlos, González Vega cree que la figura de Felipe VI y de la Monarquía «tienen aún gran respaldo y goza de buena imagen para la sociedad», mientras que Lluís Orriols cree que esto añade complicación a un reinado ya de por sí difícil. Las encuestas, también garantizan la confianza en Felipe VI, al que puntúan con un 7.Además, un 69,5% aprueban sus seis años de reinado.