Bolivia

Alerta antifascista mundial

El rey Felipe VI de España observa mientras el vicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias (i), saluda al presidente de Colombia, Iván Duque, durante una reunión hoy en La Paz (Bolivia). El rey Felipe VI se reunió con el mandatario colombiano, Iván Duque, antes de participar en la ceremonia de investidura del presidente de Bolivia, Luis Arce. EFE/ Juan Carlos Torrejón
El rey Felipe VI de España observa mientras el vicepresidente segundo del Gobierno español, Pablo Iglesias (i), saluda al presidente de Colombia, Iván Duque, durante una reunión hoy en La Paz (Bolivia). El rey Felipe VI se reunió con el mandatario colombiano, Iván Duque, antes de participar en la ceremonia de investidura del presidente de Bolivia, Luis Arce. EFE/ Juan Carlos TorrejónJuan Carlos TorrejónEFE

Cuando hace escasamente 11 meses, el PSOE fue desalojado del Palacio de San Telmo en Sevilla, tras nada menos que casi cuarenta años de ejercer el poder autonómico en Andalucía, la reacción de Pablo Iglesias y los entonces suyos allí fue declarar una «alerta antifascista» que se materializó en todo tipo de desmanes y violencia en las calles. Algunos analistas comentaron que con ese llamamiento quería tapar su claro descenso electoral, pero los hechos son tercos. Ahora vuelve a declarar una nueva alerta, pero nada menos que de carácter internacional.

Con ocasión de la toma de posesión del presidente de Bolivia, aprovechó para sumarse a la delegación que acompañó al Rey, y promover desde La Paz un manifiesto alertando del peligro del «golpismo de la ultraderecha». Resulta conmovedor ver al «moderado, liberal y centrista» vicepresidente Iglesias, poner en guardia a la comunidad internacional de los riesgos de involuciones golpistas de la ultraderecha. Sin duda ese debe ser el motivo que explica su interés por ocupar el CNI y la creación de la «Comisión Orwelliana de la verdad»: prevenirnos de esas conspiraciones. Ignoramos el eco de esa alerta en nuestros vecinos europeos, pero a buen seguro habrán tomado nota. Lo que ya resulta muy evidente es la estrategia del «killer» Redondo: fagocitar a Podemos, aunque ello suponga convertir al PSOE socialdemócrata de González en el sanchista de Largo Caballero…, el que nos precipitó en la Guerra Civil. El precio a pagar va a ser muy caro: la vuelta a las dos Españas.