Consejo de Ministros
La gestión del caos
Es curioso observar como el gobierno español suplica a la diplomacia americana que les tengan en cuenta. Que lejos queda el irresponsable desprecio a la bandera de EEUU del progresista Zapatero.
Y al final decidió suspender sus vacaciones. El Gobierno de Pedro Sánchez empieza a tener un claro problema de gestión y especialmente de comunicación, tras el fulminante despido de Iván Redondo. A la injustificable e imparable subida de la luz, se ha sumado la crisis por la repatriación de los menores marroquíes de Ceuta, la caótica evacuación de 5 españoles y muchos afganos del aeropuerto de Kabul, la sombra alargada de la pandemia, y el problema irresoluto de Cataluña, que amenaza con estallar a mediados de septiembre.
El sábado, el señor Sánchez despertó del letargo estival, y acudió raudo a la base militar de Torrejón para presidir un acto de propaganda, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen; y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Después, un rápido traslado a la provincia de Ávila y fotos, muchas fotos con mucha gente, con muchos besos y muchos abrazos. Y la apoteosis final, una imagen filtrada de urgencia a los medios de comunicación, en el que se aseguraba que mantuvo una larga y fructífera conversación con el presidente de los estados Unidos, el cada vez más cuestionado Joe Biden. Es curioso observar, como el gobierno español, formado por fuerzas socialistas y comunistas, suplican a la diplomacia americana que les tengan en cuenta. Que lejos queda el irresponsable desprecio a la bandera de EEUU del progresista Zapatero.
La encuesta que publica hoy LA RAZÓN no aporta noticias tranquilizantes al gobierno del caos. Una sensación generalizada que la crisis económica se acentuará en los próximos meses, el miedo cada vez más extendido a la pérdida del puesto de trabajo, un claro rechazo a la subida del coste de la luz y la percepción del fracaso en la crisis de Ceuta y a la aventura afgana. A ello se suma una sensación caótica en la gestión de la pandemia de un gobierno que tiene el mayor exceso de mortalidad asociada a la pandemia, con un 68,5% más de muertes en la primera ola, tras -EE UU y Reino Unido- y líder en contagios y en hospitalizaciones, -a pesar de un aprobado justo y, superado por la percepción que las CCAA han sido más eficientes-.
Tras el lifting del Consejo de Ministros del pasado julio, las discordias y enfrentamientos en el gabinete continúan y se acentúan. Con una vicepresidenta y cuatro ministros de Podemos, en clara rebeldía contra su propio gobierno, por los desacuerdos en la ley de vivienda, por la reforma fiscal y con continuos ataques a la monarquía. Adicionalmente, las numerosas encuestas que se publican indican una clara tendencia a una mayoría absoluta del centroderecha, si hoy se celebraran elecciones.
El gobierno del caos, lidera el hundimiento de la economía entre los países industrializados, somos el tercer país de la Unión Europea que más ha elevado el nivel de deuda, alcanzando el 125% del PIB, con la mayor tasa de paro en la zona euro, con alrededor de 558.000 trabajadores en situación de ERTE hasta el 30 de septiembre, con un déficit público del 9% en previsiones del FMI y muy por encima del resto de nuestros socios europeos.
Pedro Sánchez confía en recuperar la iniciativa política con la llegada del maná europeo. Los fondos ‘Next Generation’, que dotarán a España con 140.000 millones de euros de los cuales 72.000 millones de euros, son a fondo perdido. El Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia gubernamental se estructura en torno a diez políticas tractoras. Pero el caótico gobierno español puede malgastar una oportunidad única para transformar el modelo productivo español y convertir los miles de millones que nos entrega Europa, en política de propaganda, con un peligro real de corrupción, de arbitrariedad y de ineficiencia en las inversiones realizadas, con mucha infraestructura y poca rendición de cuentas sobre la eficacia de los proyectos. La gestión caótica empeorará en septiembre. Y queda el “tema catalán”
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