Sáhara
Un saharaui pide al Consejo de la Juventud que investigue la vulneración de los derechos humanos por el Polisario
Fadel Breika mantiene una querella por torturas contra Ghali y solicita explicar su caso, como lo hacen cubanos y venezolanos
Fadel Breika, una de las personas que se ha querellado contra Bahim Ghali, jefe del Frente Polisario, por, entre otros delitos, el de secuestro y torturas, ha dirigido una carta a la presidenta del Consejo de la Juventud, Elena Ruiz Cebrián, en la que le pide que se investiguen las vulneraciones de los derechos humanos en los campos que el grupo saharaui tiene en Argelia. Lo hace “con motivo de las jornadas que organizarán próximamente en Málaga en relación a la cuestión del Sáhara Occidental y en las cuales figura como tema central la temática de los derechos humanos”.
Le recuerda que es ciudadano español (le facilita su DNI) “nacido en el Sáhara Occidental durante la presencia española en ese territorio”. “Tanto yo, como mi familia, nos instalamos en los campamentos de refugiados de Tinduf cuando España se retiró de su colonia. En las últimas cinco décadas mi vida se ha desarrollado como miembro del Polisario, concretamente como componente de su brazo armado al cual ingrese antes de cumplir los 16 años. Participé en muchas acciones de guerra, ejerciendo como operador y responsable del cuerpo de transmisiones y otras actividades”.
Después de cesar los combates, a raíz del alto el fuego en 1991, buscó empleo en España. Aunque su familia sigue en los citados campamentos.
Agrega que “con la apertura y los vientos democráticos derivados de la primavera árabe, empecé a interesarme en el debate interno del Polisario, lo cual me permitió descubrir no pocas atrocidades perpetradas por la Dirección Política contra supuestos opositores y “enemigos de la revolución”. Al final me he ido dando cuenta que estuve militando en una organización con las manos manchadas de sangre inocente”.
“Durante los últimos años me asocie a grupos de activistas saharauis para tratar de impulsar cambios internos y democratizar al Polisario además de dilucidar los crímenes atribuidos a la organización. El esfuerzo fue inútil. Se descubrieron las siniestras cárceles secretas de “Rashid” y “Guéret Bola” donde perecieron bajo la tortura o ejecutados extrajudicialmente a cientos de saharauis. Tambien se revelaron los no menos sangrientos y deleznables asesinatos de saharauis con nacionalidad española e incluso de algunos ciudadanos españoles que se adhirieron a la lucha del Polisario a raíz de la retirada de España en 1975″
A continuación, relata su “experiencia personal”: “en junio de 2019, cuando viajé a los campamentos de Tinduf para visitar a mi madre, fui detenido por el aparato de represión del Polisario por mis opiniones políticas. Permanecí durante varias semanas secuestrado en un centro de reclusión secreto, atado de pies y manos y objeto de todo tipo de vejaciones y torturas tanto físicas como psicológicas. El mismo trato lo recibió mi compañero y activista de derechos humanos Mulay Buzeid”. “Tras seis meses de reclusión en la cárcel de “Dheibiya”, fuimos liberados gracias a la presión y las denuncias formuladas por varias organizaciones de derechos humanos, entre ellos Humanos Raigth Watch”.
“A raíz de aquellos hechos, presenté una querella contra los dirigentes del Polisario la cual condujo al interrogatorio de su máximo líder, Brahim Gali por el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz el primero de junio del presente año”.
“Valoramos muy altamente su sensibilidad personal y la de las Juventudes Socialistas de España en relación al drama de los saharauis, especialmente los que viven desde hace medio siglo en los campamentos de refugiados de Tinduf bajo control del Polisario. No obstante, confío que esa consideración no sirva para blanquear a una organización política que aún tiene cuentas pendientes con los derechos humanos y con muchas víctimas de una represión salvaje en la que se usaron métodos de tortura medievales y de las peores dictaduras y regímenes totalitarios que ha conocido la humanidad”.
Concluye con una petición: “me gustaría que alguna vez nos ofrezca la posibilidad para recibirme como disidente saharaui, al igual que abren sus puertas a opositores cubanos, venezolanos y de otros países”.
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