Fernando Rayón

Otro cumpleaños en Abu Dabi

Don Juan Carlos celebra hoy en Emiratos Árabes su 84 cumpleaños. Todo apunta a que la Fiscalía del Supremo archivará las diligencias

Hoy Don Juan Carlos cumple 84 años. Será su segundo aniversario en Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), a donde llegó en agosto de 2020, y quizá el último antes de su regreso a España.

Pocas noticias hemos tenido durante estos dos años sobre la vida del anterior soberano. Ninguna de sus viajes y apenas algunas breves noticias de las entrevistas que ha mantenido. Sabemos que ha residido en una lujosa villa propiedad del Emir, con cuyo príncipe heredero, Mohamed Bin Zayed, se ha fotografiado en alguna ocasión. También hay imágenes de su reciente aparición –el 17 de diciembre pasado– en un partido de tenis de Rafa Nadal en el torneo en Abu Dabi. Por cierto que, apenas dos días después de su regreso de Emiratos, Nadal dio positivo por covid-19, lo que provocó que la Casa Real, que ha mantenido un absoluto silencio sobre el ex soberano en todos estos meses, comunicara que Don Juan Carlos se había sometido a una PCR y que el resultado había sido negativo, a pesar de la entrevista que tras el partido mantuvo con el tenista y su entrenador Carlos Moyá. ¡Por fin alguna noticia sobre el llamado emérito!

Pero hablo del regreso a España no solo porque él quiera volver –lo ha manifestado desde hace meses–, sino porque tras las dos regularizaciones fiscales acometidas en España y la decisión del fiscal suizo Yves Bertossa, remitidas a Madrid, todo apunta a que en los próximos meses la Fiscalía del Tribunal Supremo archivará las diligencias sobre el cobro de comisiones por la concesión del AVE a La Meca a empresas españolas; el presunto uso por parte de Don Juan Carlos y otros familiares de tarjetas de crédito opacas con cargo a cuentas financiadas por un empresario mexicano, y la existencia de una cuenta con 10 millones de euros a nombre del ex jefe de Estado en la isla de Jersey, un paraíso fiscal. Hasta aquí la parte legal. Pero falta la política, que es la que sin duda, está resultando más sorprendente.

Y lo es porque el Gobierno, que pactó con Zarzuela la salida de Don Juan Carlos de España, ahora ha señalado a Felipe VI como responsable único del regreso de su padre. Ahí es nada. Y aunque el Rey y la Casa Real nada han dicho hasta ahora sobre ello salvo la PCR, el Gobierno y el Partido Socialista sí han hablado.

«No nos corresponde a nosotros pronunciarnos en torno a esa decisión sobre el Rey emérito», dijo la portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, tras un Consejo de Ministros, para añadir: «Seremos respetuosos con la decisión adoptada en el seno de la Casa Real al respecto». Un decir, pues tras la intervención de la portavoz, Félix Bolaños, ministro de la Presidencia y encargado de las relaciones con La Zarzuela, añadió: «El presidente –refiriéndose a Pedro Sánchez– entiende que la ciudadanía merece una explicación, son ellos –por la Casa Real– los que tienen que contestar esa cuestión». Y es que es precisamente Pedro Sánchez el que se ha mostrado más beligerante en esta cuestión de las responsabilidades del anterior Jefe del Estado. El pasado mes de diciembre aseguró que este regreso no solo no era inminente, sino que tampoco Felipe VI y su equipo habían consultado con Moncloa nada al respecto: «No (…) nada se ha consultado al Gobierno de España». Y añadió poco después: «Por supuesto sigo creyendo que el Rey Juan Carlos tiene que dar explicaciones» sobre los escándalos por su fortuna opaca oculta fuera de España. Y es que en este juego de poli bueno, poli malo, no queda ni siquiera margen para el lugar donde se instalaría Don Juan Carlos. Mientras Moncloa dice que no manejan un plan logístico al respecto, Felipe Sicilia, portavoz del PSOE, reconocía que «es una decisión que tiene que tomar el Emérito y la Casa Real, que es a quien le corresponde». ¿En qué quedamos? Pero ya verán: en Zarzuela y en botella.

Naturalmente, y hasta que se produzca el regreso, seguirán apareciendo noticias periodísticas y declaraciones de los partidos republicanos contra el emérito y la Monarquía. Eso no ha menguado. Y si de repente aparece Abdul Rahman El Assir, un traficante de armas hispano-libanés en busca y captura internacional, como acompañante de don Juan Carlos en Abu Dabi, bastará para que los portavoces de los partidos independentistas se preocupen ferozmente por las amistades del ex monarca.

Lo que sí empieza a dibujarse en el horizonte es el futuro de Don Juan Carlos. Se lo decía él mismo a la periodista francesa Laurence Debray, autora de Mon roi déchu (Mi rey caído). Le contaba lo «emotivo y elegante» que le había parecido el entierro de Felipe de Edimburgo cuando recordó: «El entierro de mi padre también fue muy bonito. Ahora debo pensar en el mío».