PP
Feijóo resetea toda la herencia de Casado
Abrirá la negociación sobre el CGPJ desde cero. Rectifica la política de oposición en Bruselas contra el reparto de fondos. Recupera el diálogo social
Los líderes sindicales pisaron ayer la séptima planta de Génova, la parte noble de la misma sede nacional del partido que si hoy continuara el equipo anterior al frente de la dirección seguiría estando en proceso de venta, conforme a la decisión que adoptaron para tapar el batacazo que el PP sufrió en las últimas elecciones catalanas –la justificación que dieron fue la investigación del pago en negro de las obras, que se concretó en una condena de la Audiencia Nacional al PP como responsable civil subsidiario.
La imágenes que ayer salieron de Génova, con el jefe de la oposición entrevistándose con los principales interlocutores del diálogo social, son solo la punta del iceberg del profundo programa de reseteo de la oposición que hacía hasta ahora el PP.
La rectificación se está haciendo al estilo gallego, esquivando el choque frontal y hasta los titulares, a poder ser. Hay un cambio en la gestión de la política económica, pero también se pone el contador a cero en otros posicionamientos fijados por el anterior equipo o incluso en negociaciones activadas, como la que afecta al Poder Judicial. Sobre este último tema, la dirección popular se limita oficialmente a señalar que fijará postura una vez sepa qué plantea el Gobierno. Cuando en realidad lo relevante es que en Génova han cambiado hasta de interlocutores, en el equipo ha entrado el nuevo responsable de Relaciones Institucionales, Esteban González Pons, y lo que están es a la espera de que el Ejecutivo tenga a bien abrir la mesa de negociación porque, pese a que Moncloa señale como muy urgente desbloquear esta renovación institucional, hasta ayer el PP no había recibido ninguna llamada para sentarse a negociar.
El nuevo equipo insiste en que su prioridad, en estos momentos, es la economía. Pero también vería bien buscar una salida intermedia para las dos partes en relación al Poder Judicial, que permita cumplir con el mandato constitucional de la renovación del órgano de gobierno de los jueces sin renuncia a una mayor independencia ni a respetar los mandatos de Bruselas. El cómo se cuadra el círculo es complicado.
La estrategia de oposición también se está actualizando en lo que toca a la discusión sobre el reparto de los fondos europeos. El todavía presidente de la Xunta ha sido una de las voces que se ha enfrentado a los criterios de reparto y al procedimiento fijado por Moncloa, pero no hará seguidismo de la política del anterior equipo que consistía en convertir a Bruselas en la tribuna desde la que agitar la crítica contra el Gobierno español. Feijóo no quiere que se acuse al PP de ir contra los intereses nacionales para sacar rédito en la oposición, y los pasos internos y externos los ajustará al criterio de valorar si son realmente eficaces para redistribuir con más equidad los fondos comunitarios y para lograr una mayor eficacia en su ejecución.
La nueva dirección del PP está todavía en su momento dulce, aunque en Moncloa han empezado a cargar la artillería para pinchar el globo de las expectativas que ha generado el relevo en la cúpula popular. «Madrid no es Santiago».
La «revolución» de Feijóo se ciñe más al ámbito estratégico y formal, mientras se cuida de no afectar a los pilares básicos programáticos. Y el nuevo líder también sigue emitiendo señales de que quiere limitar al máximo las decisiones que afectan al equipo para que no se le aplique la misma crítica que internamente se levantó contra la dirección de Casado.
Hoy hay reunión del Comité Ejecutivo, y en el capítulo del organigrama está pendiente de que los vicesecretarios designen a los secretarios de área dependientes de ellos. Feijóo les ha dado manos libres para que elijan a sus segundos niveles. Al partido le interesa mucho más saber qué ocurre con las portavocías parlamentarias (Congreso, Senado y Parlamento Europeo), y, de momento, la música que suena apunta a que «no hay cambios a la vista».
«No hay previsión de desnombrar, salvo que el presidente diga lo contrario», explican en su entorno, en un giro de palabras que sirve para entender una cosa y la contraria.
La portavocía que el PP ve más en cuestión es la del Senado, en manos de Javier Maroto. También han apostado por la entrada de Esteban González Pons en la del Parlamento Europeo, pero Pons es, ante todo, un hombre llamado a ser una pieza fundamental en clave doméstica por el poder que ha recibido en el control de la agenda del partido y del presidente nacional.
En la reunión de hoy la economía será tema central, justo en vísperas de que el PP remita al Palacio de la Moncloa su propuesta económica y su rebaja del IRPF para contener el efecto de la inflación en los hogares.
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