La foto

Sánchez ultima una reunión con Biden durante la cumbre de la OTAN

En Moncloa se muestran cautos, pero aseguran que se tratará de un encuentro «con contenido»

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante la cumbre del G20 en 2021
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante la cumbre del G20 en 2021Pool Moncloa/Borja Puig de la BellacasaPool Moncloa/Borja Puig de la Be

El Gobierno trabaja ya para revertir la sensación de «cambio de ciclo» que se ha instalado tras la debacle de la izquierda en Andalucía. Los dos partidos que componen la coalición han sufrido un importante retroceso en votos y en Moncloa no aciertan a resolver por qué no están capitalizando las medidas que aprueban desde el Consejo de Ministros –reforma laboral, subida del salario mínimo, ingreso mínimo vital o revalorización de las pensiones, entre otras–, que no están teniendo un impacto positivo en sus perspectivas electorales. Cuando los comicios se dirimen en el terreno de la gestión, ésta la rentabilizan los ejecutivos autonómicos, pero no el del Estado. Fuentes gubernamentales repiten insistentemente que no era Pedro Sánchez quien se presentaba a las elecciones andaluzas, con el objetivo de sortear el lastre para la marca PSOE que supone el presidente y que acusan ya desde el propio partido y los territorios.

La estrategia del Gobierno se orienta ahora en dos direcciones que sirvan de revulsivo para recuperar el pulso y el vigor de lo que en otro tiempo se llegó a considerar el «efecto Moncloa». Por un lado, cultivar la imagen de Sánchez y del Gabinete; por otra, trasladar la sensación de acción –o hiperactividad– ejecutiva para lograr contener la percepción pesimista que cabalga a lomos de una inflación desbocada. «El Gobierno a gobernar y el PSOE a reflexionar», marcan distancias. En este primer objetivo, se encuadra la cumbre de la OTAN. Calificado de «acontecimiento histórico» por parte de Moncloa, en el Ejecutivo están dispuestos a exprimir al máximo las posibilidades de una cita que les coloca como escaparate del mundo, en un momento clave para la Alianza en pleno conflicto bélico en Ucrania. En este marco, fuentes gubernamentales aseguran a este diario que se está ultimando una reunión entre Pedro Sánchez y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

No confirman el formato concreto –después de la pésima experiencia del paseíllo de 20 metros al que se limitó su primer contacto, tras elevar las expectativas al nivel de una reunión bilateral–, pero sí aseguran que será un «encuentro con contenido». Una foto que supondría un espaldarazo político para el presidente en un momento de máxima debilidad. En el Ejecutivo se muestran muy cautelosos con esta concreta cuestión después de los últimos desaires por parte del presidente de los Estados Unidos, pero creen que están en condiciones de asegurar la foto. La confirmación oficial es cuestión de horas, supeditada a la coordinación con la Administración americana.Ahí radica el malestar que se ha generado, en el seno del Gobierno, con Podemos a cuenta de su boicot a la cita, una cumbre que el PSOE quiere cuidar al milímetro para tratar de reforzar a Sánchez.

De hecho, ayer mismo se produjo un primer acercamiento. El presidente del Gobierno y el de EE UU hablaron por teléfono a iniciativa de este último durante 20 minutos. Biden llamó a Sánchez para mostrarle «su agradecimiento por el esfuerzo que ha realizado España para organizar esta cumbre en un momento histórico, marcado por la agresión rusa a Ucrania, así como la actitud constructiva que está desplegando para que en la cita de Madrid se logren resultados concretos en defensa de los valores que representan nuestras sociedades democráticas», informaron fuentes de Moncloa.

En paralelo a la agenda internacional, Sánchez también viajará hoy a Bruselas para participar en dos reuniones previas al Consejo Europeo con las presidentas de la Comisión, Ursula Von der Leyen, y del Parlamento, Roberta Metsola, se ha decidido pisar el acelerador en clave nacional. No hay tiempo que perder para poner en marcha la «operación remontada». No se esperará a la próxima semana, cuando se ha anticipado el Consejo de Ministros ordinario del martes al lunes por los preparativos de la cumbre de la OTAN. La aprobación del nuevo decreto de medidas anticrisis para paliar las consecuencias de la guerra en Ucrania se producirá este mismo sábado para que sirva como impulso y permita pasar página de la hecatombe electoral del 19-J «cuanto antes». De este modo, se celebrará una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros para aprobar la prórroga de las rebajas de la luz y el combustible que ya entraran en vigor el pasado mes de marzo.

«La inflación no es un problema de España, es un problema de Europa, y lo que está haciendo el Gobierno es paliar esta situación. Atender a las personas más vulnerables, los que tienen más dificultades van a contar con el amparo de este Gobierno, también a los sectores más afectados, y a esa mayoría social que ve como día a día esta guerra afecta a sus economías», señaló ayer la portavoz gubernamental en rueda de prensa.

Pese a que no ha tenido excesivo efecto sobre la inflación, que volvió a subir en el mes de mayo, el Ejecutivo quiere trasladar la percepción de que ha tomado nota y reacciona con un paquete ambicioso, que todavía se está negociando en el seno de la coalición y que podría incluir medidas adicionales a las ya vigentes. De hecho, este mismo miércoles, Sánchez anunció una nueva rebaja fiscal a la luz, del 10 al 5%. Tampoco se descarta por parte de Moncloa que pueda ser el propio Sánchez quien ponga voz al anuncio para capitalizarlo. La estrategia para intentar dar la vuelta a las malas sensaciones postelectorales también se enfoca en la persona del presidente del Gobierno, que volverá a multiplicarse en los territorios y a pisar calle. Lo hará hoy mismo, cuando se traslade hasta Castilla y León, a la provincia de Zamora, para visitar la zona arrasada por los incendios de Sierra de la Culebra. En Moncloa llevan meses en una campaña de humanización de Sánchez para tratar de mostrar cercanía y vencer el rechazo que genera en una parte del electorado.