Tomás Gómez
El cajón de los temas pendientes
Alemania está cayendo en picado hacia una crisis económica. El gobierno ha reconocido que tiene prevista una caída del PIB del 0,4% para el año próximo. Los economistas ya lo venimos advirtiendo, los germanos tienen reservas de gas para poco menos de dos meses y, sin energía, la industria tiene que parar.
Respecto de la inflación, la previsión es del 7%, los analistas externos son mucho menos optimistas situándola en el 8,8%.
Si las expectativas no pintan bien para los teutones, aun son peores para el resto de Europa. Las medidas que tome Scholz repercutirán directamente en el corazón de la zona euro. Si opta por el endeudamiento para paliar daños sociales, el tipo de cambio de la moneda única se resentirá y si no lo hace, la coalición de gobierno alemana terminará cayendo.
Ajena a este panorama, fue la celebración de la fiesta nacional del 12 de octubre. Lo más destacable fue la ausencia del presidente del CGPJ por dimitido, por lo demás, pellizcos por debajo de la mesa de los principales líderes políticos, abucheos de un público intolerante que se han convertido en un clásico desde la presidencia de José Luis Rodríguez Zapatero y un Sánchez desafortunado llegando tarde en un intento de eludir lo inevitable.
La política española está instalada en un zoco de medio pelo de mercadeo electoral, en donde las propuestas y medidas tienen más tinte de campaña que de posición de Estado en los temas relevantes.
Los problemas urgentes o parecen tener una solución inminente a corto plazo. La renovación del órgano judicial no está en las prioridades de Feijóo, que preferiría esperar a pactar los nombramientos a que se hayan celebrado las elecciones generales del año que viene.
Si las expectativas se cumplen, puede balancear a su favor el difícil equilibrio del Consejo, si no se cumpliesen, no estará en una situación peor que la actual.
Sánchez, por su parte, está más dispuesto a utilizar la negativa popular como arma arrojadiza, que a resolver el problema de fondo. Cuantos más frentes públicos existan entre populares y socialistas, más fácil es practicar la política de bloques.
Todo indica que estamos en el umbral de las elecciones, lo perentorio para los líderes es ganar los comicios. Lo importante, en cambio, está en el cajón de los asuntos pendientes.
La paradoja es que esos temas pendientes son lo urgente para los votantes.
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