Investigación

La Policía aceleró la detención del acusado por las cartas bombas ante las sospechas de un nuevo envío

Los investigadores no han descartado vínculos con Rusia y ahora se centran en los dispositivos intervenidos a Pompeyo

La Policía Nacional registra la casa un jubilado de 74 años en Miranda de Ebro (Burgos) por el envío de cartas con material pirotécnico al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
La Policía Nacional registra la casa un jubilado de 74 años en Miranda de Ebro (Burgos) por el envío de cartas con material pirotécnico al presidente del Gobierno, Pedro SánchezSanti Otero Santi OteroAgencia EFE

Que los TEDAX (unidad Técnica de la Policía Especializada en la Desactivación de Artefactos Explosivos) entraran los primeros en la casa de Pompeyo G.P. no fue ni mucho menos una casualidad. El pasado 25 de enero los agentes aceleraron la entrada en el piso de Miranda de Ebro (Burgos) del jubilado acusado del envío de cartas con explosivos al presidente del Gobierno, la ministra de Defensa y varias embajadas, incluida la Ucraniana. La denominada Operación Konvert (”sobre” en ucraniano) se precipitó cuando la Policía tuvo la sospecha de que el hombre planeaba nuevos envíos, según indican fuentes de la investigación. El juez de la Audiencia Nacional autorizó la entrada y registro rápidamente y por el camino quedaron algunos flecos por esclarecer como, por ejemplo, los vínculos con Rusia. Ahora, las pesquisas se centran en sus dispositivos electrónicos para descartar cualquier contacto con organizaciones rusas.

“No se hay ningún objeto peligroso inminente que pudiera estar activo”, escribieron los funcionarios en las actas policiales cuando los perros de los TEDAX olisquearon toda la vivienda. Según la documentación a la que ha tenido acceso LA RAZÓN, Pompeyo dijo “se han equivocado” cuando comprendió que venían a por él. El exfuncionario del Ayuntamiento de Vitoria (que hacía labores de enterrador) vivía solo y apenas tiene familia, indican citadas fuentes que añaden que en todo momento ha negado los hechos.

La Policía tenía varias certezas gracias a los sobres que no llegaron a explosionar. “Se encontraron matasellados de forma parcial por el CTA de Valladolid” “lo que permitió constatar, con alto grado de probabilidad que todos ellos partieron desde la provincia de Burgos”. Analizaron los sellos y los sobres y una empresa de este tipo de envoltorios les dio el nombre de Pompeyo. Entonces solicitaron a Amazon las compras con este título y el resultado allanaba el camino: un kilo de nitrato potásico, cable con mecha, interruptores, tornillería... La brigada provincial de Información de la Policía cruzó datos de las IP y llegaron a una dirección. De las vigilancias por fuera de casa de Pompeyo resultó la última pista y definitiva: una bolsa de basura que analizaron los agentes de la Científica. “Se constata que el ADN extraído de los vestigios abonados por Pompeyo coincide con el perfil genético recogido en los sellos y en las diferentes partes internas de los artefactos explosivos”.

Habiendo ya reducido tanto el círculo, los investigadores pretendían continuar con las vigilancias y, según las fuentes consultadas, tenían en marcha varias medidas encaminadas a intervenir las comunicaciones del jubilado. Querían acotar el grado de peligrosidad y los vínculos con cualquier organización rusa. Pero el hallazgo de nuevos materiales que indicaban que se podía estar fabricando de nuevo artefactos explosivos en el piso hizo saltar todas las alarmas. La Policía decidió entrar unos días después de que el New York Times publicara que fuentes de la inteligencia de Estados Unidos y de otro país europeo señalaban posibles enlaces entre los responsables del envío de paquetes pirotécnicos con los integrantes del Movimiento Imperial Ruso.

Las fuentes consultadas por este periódico indican que la información nacional no va en esa línea, pero que tampoco se pueden descartar algún tipo de nexo a organizaciones prorrusas. Fue lo que la Policía no pudo comprobar y es el objetivo principal de los investigadores ahora, después de haber intervenido en casa de Pompeyo varios pendrives, cámaras de vídeo, un dron, un portátil, tarjetas de memoria, etc. De hecho, el juez instructor José Luis Calama justificó en el escrito en el que envió al detenido a prisión que éste utilizaba “aplicaciones rusas de mensajería instantánea” y que no era del todo improbable que “ciudadanos de dicho país” pudieran “facilitar su huida a territorio ruso”.

Algunos le describen como un “comunista nostálgico” y destacan la cantidad de sobres con dinero que se encontró repartida por su vivienda. De los documentos de la investigación (que detallan paquetes con decenas de billetes de 50 euros) sale una suma de al menos 20.000 euros en efectivos. Que él no creía en los bancos, dijo según citadas fuentes. En su habitación había un póster de La Pasionaria, encontraron un marco con una ilustración de Lenin y recortes de periódicos de 1936. El magistrado lo envió a prisión incomunicada y sin fianza acusado de seis delitos de terrorismo (uno por cada sobre enviado), dos de ellos agravados por ser a miembros del Gobierno (Pedro Sánchez y Margarita Robles). Ahora, el jubilado lo recurrirá.