Nombramientos
22 ministerios (otra vez) y mayoría de mujeres
El presidente vuelve a tirar de PSOE para afrontar una batalla cainita con la derecha, sin olvidar la inestabilidad con los socios
Los nombres de los ministros empezaron a conocerse a primera hora de la mañana del 20-N. El goteo fue intenso hasta que compareció el presidente a las 12 de la mañana en el Palacio de la Moncloa. Pedro Sánchez retrasó unas horas el dar a conocer su nuevo Gobierno para dar tiempo a resolver la trifulca en la que se metió la vicepresidenta Yolanda Díaz con Podemos, que ha quedado fuera del nuevo Ejecutivo, pero ha mantenido la liturgia. El retraso le permitió madurar algunos movimientos de última hora. Durante el fin de semana llamó a los nuevos ministros, confirmó en el cargo a algunos, les argumentó su cambio de responsabilidades a otros, informó a quienes iban a tener mayores atribuciones y despidió a los salientes. No hubo filtración alguna. Una máxima del presidente.
Sánchez ha repetido un Ejecutivo mastodóntico, con 22 carteras, y con mayoría de mujeres, con un total de 12, frente a los 10 hombres que ha escogido para dirigir los 22 ministerios. En concreto, el equipo de Gobierno cuenta con un 54,5% de féminas y un 45,5% de hombres.
«Un Gobierno de marcado perfil político para una legislatura de marcado perfil político», dijo en su comparecencia el presidente al tiempo que marcó el nuevo periodo que ahora empieza como «legislatura de diálogo». Un diálogo con los socios no exento de complejidad por lo que Sánchez designa a sus dos pesos pesados: María Jesús Montero en Hacienda, con la financiación como telón de fondo, y a Félix Bolaños al frente de Justicia y Presidencia con una cartera de temas pendientes inagotable: reforma del Consejo General del Poder Judicial, ley de amnistía, revuelta de los jueces, y negociaciones en todos los temas con independentistas vascos y catalanes. Al tiempo, Bolaños seguirá teniendo la llave del Consejo de Ministros porque presidirá la Comisión de Subsecretarios, el «sottogoverno» y seguirá en la sala de mandos de Moncloa en la que también se ha afianzado Óscar López aunque pueden producirse movimientos en algunas secretarías de Estado de este núcleo duro. De esta forma, el núcleo duro del presidente sigue intacto desde 2021. Entonces se dijo que volvía el PSOE y para afrontar estos tiempos convulsos el presidente ha vuelto a tirar de PSOE, perfil más político y menos técnico, para afrontar una batalla cainita con la derecha, pero sin olvidar la inestabilidad que los socios forzarán en cada decisión y mucho menos dejar de lado a Podemos que parece afilar cuchillos para asaltar el palacio de invierno.
Definir el Gobierno progresista, defender sus postulados y ser activos en el debate de la izquierda será el papel de la nueva portavoz, Pilar Alegría, que suma en sus quehaceres el Ministerio de Educación, una cartera de marcado perfil político, y Deportes, donde tendrá como principal misión la organización del Mundial de Fútbol y el control de la Federación. En esta tarea, Óscar Puente tendrá un papel significado al frente de Transportes, el ministerio inversor por excelencia en el territorio, y Ana Redondo en Igualdad, su mano derecha en el Ayuntamiento de Valladolid, para hacer frente a Podemos e incluso Sumar y reforzar la visión socialista y feminista que quedó deteriorada por las tensiones que provocó Irene Montero.
En Economía y como vicepresidenta sigue Nadia Calviño pero con fecha de caducidad, apenas un mes y medio. Calviño ha perdido competencias en Transformación Digital pero se ha hecho con Comercio, lo que deja escuálido el Ministerio de Industria que vuelve a manos catalanas. Jordi Hereu, el nuevo ministro, dirigirá una cartera que ya no tiene Energía, Telecomunicaciones ni Comercio. Transformación Digital será dirigido por José Luís Escrivá y veremos cual será su papel ante la marcha de Calviño aunque calentando la banda se sitúa otro catalán: David Vegara, en su día número dos de Pedro Solbes. En sustitución de Escrivá la actual consejera de Economía y Hacienda de Navarra, Elena Saiz, que ha tenido un paso fugaz.
La cuota canaria se mantiene con la entrada de Ángel Víctor Torres, el expresidente canario, que tendrá que lidiar con las reivindicaciones nacionalistas y con los presidentes del PP, una ardua tarea no exenta de problemas. Héctor Gómez deja el Gobierno con una buena prensa en sindicatos, comunidades autónomas y empresarios que han elogiado su papel en el Ministerio de Industria.
Fernando Grande-Marlaska, Diana Morant, Margarita Robles y Luis Planas se quedan como están, junto a la vicepresidenta Teresa Ribera. Isabel Rodríguez deja la portavocía y asume Vivienda, una cartera también de fuerte incidencia política donde los roces con Podemos pueden ser el pan nuestro de cada día. Los morados tienen cinco diputados y cuentas pendientes con Sánchez y, sobre todo, con Yolanda Díaz que ha impuesto a Ernest Urtasun, Mónica García, Sira Rego y Pablo Bustinduy pero que ha abierto una brecha con un partido que puede generar muchos dolores de cabeza en la legislatura haciendo valer unos votos que valen una mayoría absoluta.
Sánchez ha puesto su impronta en el nuevo Ejecutivo que tendrá a Bolaños, Montero, Alegría y Puente como mascarón de proa para lidiar los múltiples frentes abiertos y con una minicrisis en ciernes por la marcha de Calviño. Falta saber si el sustituto/a será vicepresidente, por ejemplo. Si no lo es, el ascenso de María Jesús Montero puede que no haya llegado a la meta final.
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