Ana Losada

Balones fuera

Recuerdo a Merkel recorriendo inundaciones y cogiendo la mano a un presidente autonómico. Aquí es impensable desde hace años

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita el Puesto de Mando Avanzado de Jarillas, para conocer la evolución de los fuegos junto a los responsables de emergencia, a 18 de agosto de 2025, en Jarillas, Extremadura (España). En Jarilla, el incendio ha quemado ya 12,000 hectáreas y mantiene activo un frente peligroso. En Zamora, siguen evacuadas 72 localidades y hay dos municipios confinados. 19 AGOSTO 2025 Carlos Criado / Europa Press 19/08/2025
Sánchez visita el Puesto de Mando Avanzado de Jarillas por los incendios forestales en Cáceres y ZamoraCarlos CriadoEuropa Press

Hay que apretar los dientes cuando ves en los informativos a personas desesperadas por haberlo perdido todo con los incendios, vecinos desconsolados porque sus bosques los ha engullido el fuego y familiares de los muertos y heridos intentando sobrellevar el dolor.

Llegan al alma sus quejas y uno se enciende al escuchar las declaraciones de algunos políticos y las acusaciones cruzadas sobre quién tiene la culpa de estos incendios desbocados y de la escasez de medios para combatirlos.

Nuestro país está averiado, no por sus gentes –que siempre están ahí para demostrar la solidaridad, unirse ante la adversidad y luchar por salir adelante–, sino por las administraciones, que no saben trabajar unidas, responder a las catástrofes que nos golpean y dar lo mejor de sí juntas en estos momentos. Y ya son demasiadas las pruebas que sustentan esta afirmación.

Hace unos días se declaró un incendio cerca de donde veraneo. Veía pasar aviones, pero no encontraba información sobre su peligrosidad. Ilusa de mí, consulté las redes del ayuntamiento para conseguirla y no había nada.

Pregunté y su respuesta fue que ellos no tenían competencias y que consultara la web del Gobierno autonómico. Solo pedía información, no un helicóptero o un camión de bomberos.

Del «vuelva usted mañana» de Mariano José de Larra hemos pasado al «nosotros no tenemos competencias». Tenemos un país plagado de administraciones y, cuando las necesitamos, resulta que son incapaces de hacer lo mismo que los vecinos: unirse y luchar contra las llamas, dar soluciones y estar donde deben estar.

No sé en qué momento nos hemos acostumbrado a esta mala gobernanza. No sé en qué momento hemos admitido que el Gobierno de nuestro país sea un mero espectador ante las acciones o inacciones de las autonomías.

Se puede defender el Estado autonómico y, a la vez, exigir un gobierno de la nación que esté presente y actúe como lo que es: el máximo responsable de lo que ocurre en nuestro país y el mayor implicado ante una catástrofe.

Y es indiferente el color político de quien esté en La Moncloa. Perseguir el bien común es lo que debe guiar las políticas y acciones de cualquier dirigente elegido en las urnas para gobernar España.

Se han hecho virales unas declaraciones de Jesús Cuadrado, exdiputado socialista, recordando que Pedro Sánchez es el presidente del Consejo de Seguridad Nacional y eso le obliga a dar respuesta a situaciones extremas como las que vivimos ahora o como la que vivimos en la DANA.

Le acusaba de esconderse en Lanzarote, él que preside un gobierno con 22 ministerios que responden al unísono que las competencias de incendios son autonómicas.

La estrategia de echar balones fuera escudándose en las competencias transferidas a las autonomías abona la idea de la inutilidad del Estado, de un Estado desaparecido cuando se le necesita y da argumentos a los que se benefician de esa ausencia: los que lo quieren destruir.

Es insólito que las comunidades autónomas hayan comenzado a cederse medios antes de que el Gobierno se lo pida; o que Portugal preste dos aviones incluso estando en una situación igual de crítica que la nuestra; o que la oposición tenga que decirle al ministro del Interior que pida ayuda a la UE.

Que el jefe de la oposición solicite el despliegue del Ejército y le acusen de populista y desinformado porque «no está preparado para este tipo de intervenciones» y luego lo hagan ellos. En Francia se ha desplegado el Ejército en los incendios de este verano y la oposición lo aplaudió; aquí, justo al revés.

Los incendios no se producen porque los presidentes autonómicos o el de España estén de vacaciones. Los montes arden en zonas despobladas, sin agricultura ni ganadería, donde la vegetación crece sin control, con insuficiente prevención en invierno, con medios antiincendios que hay que incrementar porque la virulencia ha dejado anticuados los actuales.

Es necesario estabilizar las plantillas de bomberos forestales y dotar a la población de formación básica de protección civil. En estas carencias están todas las administraciones señaladas.

Queremos también un gobierno que, si las autonomías no cumplen con sus responsabilidades, lo denuncie en el foro y momento adecuados. No valen los tuits cuando las llamas alcanzan los diez metros.

Se presupone que las administraciones deben encajar y no obstaculizarse, y que eso permite llegar mejor a los ciudadanos, pero también escuchar sus quejas y propuestas. Necesitamos más expertos y servidores públicos, y menos políticos despejando balones.

Recuerdo una imagen de Angela Merkel en 2021 recorriendo las zonas devastadas por las inundaciones y cogiendo la mano a la ministra principal de Renania-Palatinado –lo que aquí sería un presidente autonómico–. Una imagen así es impensable en nuestro país desde hace años. Alguien tiene que pensar por qué.

Ana Losada es presidenta de Asamblea por una Escuela Bilingüe