El desafío independentista

Bonet: «Tras la necesaria aplicación del 155, es hora de rechazar boicots absurdos»

El presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España afirma que tras la «inteligente y necesaria» aplicación del 155 es hora de rechazar boicots «absurdos» y que «ha habido personas que han engañado»

José Luis Bonet
José Luis Bonetlarazon

El presidente de Freixenet y de la Cámara de Comercio de España afirma que tras la «inteligente y necesaria» aplicación del 155 es hora de rechazar boicots «absurdos» y que «ha habido personas que han engañado».

Desde su puesto al frente de una de las compañías que encarnan desde hace décadas buena parte de las virtudes que han hecho de Cataluña el motor industrial y comercial de España, José Luis Bonet analiza para LA RAZÓN la encrucijada histórica en la que se encuentra su tierra, las causas que la han llevado a acaparar las portadas de la prensa internacional y las bases para una solución definitiva y duradera de la crisis. La pujanza económica de Cataluña, construida a lo largo de más de un siglo de trabajo de familias como la suya, ha sufrido el mayor terremoto de su historia con una huida masiva de empresas a la que, finalmente, no se sumó Freixenet. Bonet ha sido claro en su postura contraria a la independencia como pocos en Cataluña y, como afirma en la entrevista, respeta a los que han decidido no manifestarse con la misma claridad. Pero alerta de que quizá la crisis no hubiera llegado a la dimensión que ha llegado si empresarios y líderes de la sociedad civil hubieran hablado más, aunque sólo fuera en el ámbito privado.

–¿Qué valoración le merece la prisión de Junqueras y el resto de consellers?

–Es un asunto que depende de los jueces y, por lo tanto, yo no tengo nada que decir salvo que siempre es lamentable que alguien vaya a la cárcel. Tengo mis propias opiniones pero en un asunto que está sub judice y en ámbito público y no debo decir nada.

–¿Como presidente de la Cámara de Comecio de España, se están notando boicots a productos catalanes?

–Qué yo sepa no se está notando. Hay gente que te dice que te lo está haciendo y te lo tienes que creer, pero la verdad es que no es relevante porque en las cifras de ventas no se aprecia. Veremos hasta qué punto se nota en el futuro, pero yo espero que no tenga un impacto importante.

–¿Por qué Freixenet no se subió al carro rápidamente de la salida de empresas de Cataluña?

–Yo fui de los primeros que dije que iba a proponer el cambio de domicilio social porque no existía la seguridad jurídica que una empresa debe tener en todo momento para desarrollar su actividad. Lo que pasa es que en las últimas semanas se han producido hechos realmente relevantes como es la aplicación del artículo 155 de la Constitución y las consecuencias inmediatas de esta aplicación. Yo creo que estos hechos han devuelto la situación jurídica, política y estatutaria a la normalidad. A mi juicio, ya no tiene sentido el cambio de domicilio social. Lo que tenemos que hacer es recuperar la economía que empieza a estar zarandeada. Y esto lo tenemos que hacer cada uno desde nuestro sitio y en el caso de Freixenet –como empresa catalana y española que está en San Sadurní de Noya desde hace más de cien años– nuestro papel es seguir ahí.

–¿Por qué son contraproducentes las llamadas a los boicots de productos catalanes?

–Son absurdas y reacciones que no son racionales. No tienen nada que ver los productos con cuestiones de carácter político. No tiene sentido y perjudica a todo el mundo. Este tipo de gestos son contraproducentes. No deben hacerse llamadas al boicot. Hasta el momento no ha sido relevante. Un boicot, en última instancia no discrimina nada. Yo mismo estoy contra la independencia desde hace mucho tiempo y que a mí me hagan boicot los que están en contra de la independencia pues es una contradicción.

–¿Se ha recuperado la industria del boicot derivado del debate del estatuto catalán?

–El cava está en una situación estática desde hace tiempo. ¿Puede haber una influencia a esta situación estática? Pues sí. Yo creo que sí. Esto siempre debilita y pierdes potencia. Pero no ha habido un descenso. Lo que ha pasado es que no ha crecido lo que debería de crecer. Pero ha habido otros factores que han tenido más importancia que el asunto del boicot.

–¿Se han celebrado contactos con Junqueras u otros consellers de la Generalitat con protagonistas del tejido empresarial catalán en las que ha podido haber presiones?

–Los demás no sé. Lo que le puedo decir es que conmigo no. Yo no he tenido ninguna presión de nadie. He tenido algunas personas, tampoco demasiadas, que me han dicho que no estaban de acuerdo conmigo pero siempre, digamos, en un tono menor.

–¿Se ha engañado a los catalanes sobre las repercusiones económicas del proceso independentista?

–De esto estoy convencido. Ha habido personas que han engañado. Son personas que tienen mayor conocimiento que yo de la economía y su dinámica y han defendido que no pasaría nada, que esto era gratis todo, que no saldríamos de la Unión Europea, que las empresas no se marcharían y esto lo hemos visto claramente.

–¿Qué valoración le merece la decisión de Gobierno de aplicar el 155?

–Creo que lo han hecho con inteligencia y que era necesario de alguna forma porque el orden constitucional y estatutario democrático no se debe subvertir. Y en el caso de que alguien no esté de acuerdo con esto, debe hacerlo dentro de la propia Constitución, del Estatuto y de las Leyes. Personalmente creo que la decisión del Gobierno ha sido inteligente y ponderada porque solamente ha actuado cuando ha habido una declaración de independencia del Parlament. Hasta el momento, el Gobierno ha llevado a cabo una actuación prudente con los instrumentos constitucionales a su alcance.

–¿Por dónde pasa la solución a la crisis?

–La solución a mi juicio pasa por la afirmación del orden constitucional, estatutario y legal... democrático en suma. Y, a partir de aquí, un diálogo que entiendo que ya se ha planteado en el Congreso de los Diputados por una comisión que se va a encargar de hablar de esto, que es lo que que hay que hacer. Y a partir de ahí, esperar a que se llegue a un consenso renovado. Hay que buscar consensos y no separaciones. Los independentistas lo que deben hacer es hablar y estar presentes. Estoy en desacuerdo con la posición de no acudir a la conferencia de presidentes autonómicos. Hay que ir allí a defender las posiciones de cada uno de acuerdo con los intereses de cada uno con ánimo de buscar un consenso.

–¿Es necesaria una reforma de la Constitución?

–Personalmente creo que sí. Desde el año 78 se han producido cambios sustanciales. España está ahora en la OTAN y la UE. Esto no quiere decir que haya que traspasar líneas rojas que son intocables: democracia, estado de Derecho, Estado de Bienestar, economía social de mercado... evidentemente la unidad de España y la Monarquía. Los independentistas deben tener en cuenta los intereses de la población de Cataluña en su conjunto. Se ha demostrado que el pueblo de Cataluña –que parecía ir en una dirección– es muy plural. Lo que no debemos de hacer es enfrentarnos, sino buscar consenso a través del diálogo.

–¿Se va a movilizar el 21-D la Cataluña silenciosa que hemos visto en las manifestaciones?

–Parece evidente. No se qué pasará el día 21-D, dependerá de la defensa que hagan de sus posiciones los diferentes partidos que se presenten. Lo que ha pasado en los dos últimos meses es de tal calibre que la gente tiene que hacer una reflexión en lo personal, una reflexión constructiva y autocrítica. Pido a los líderes independentistas que piensen en todos los catalanes. Que piensen que determinadas actuaciones, que son su responsabilidad, han podido afectar a la dinámica económica, que está sufriendo un daño que espero se pueda reparar.

–¿La sociedad civil y el tejido empresarias se debería haber movilizado antes?

–Yo creo que ha habido poco diálogo. Yo respeto a la gente que no ha hablado públicamente. Pero si creo que en su ámbito más privado se tiene que hablar, sobre todo los empresarios en el ámbito de la empresa. Los líderes de la empresa tienen que decir a los suyos lo que piensan, cómo lo ven, a dónde creen que se debe ir... Esto es lo que yo creo que se ha hecho suficientemente. Igual pasa en el seno de las familias que la gente, para no incomodarse, no se ha hablado, y eso no es bueno nunca. Hay que hablar.

–¿Se ha puesto en tela de juicio el papel de Cataluña como motor económico de España?

–La vocación de Cataluña es ser uno de los motores de la economía productora española. Y esto se ve en la dinámica exportadora de las empresas catalanas, que han ido adelante en todo esto. Esa línea es la que no se debe abandonar. Evidentemente, con el planteamiento de una independencia esto es imposible.