La investidura de Sánchez

Casado se la juega contra Rivera

Cerrará su mensaje esta mañana según la posición que adopte el presidente. Marcará su perfil de «hombre de Estado» capaz de construir y ofrecer una alternativa frente a la izquierda.

En su discurso, Casado combinará la crítica a lo que representa un nuevo Gobierno del PSOE con su «alternativa» y su programa de reformas. Foto: Alberto R. Roldán
En su discurso, Casado combinará la crítica a lo que representa un nuevo Gobierno del PSOE con su «alternativa» y su programa de reformas. Foto: Alberto R. Roldánlarazon

Cerrará su mensaje esta mañana según la posición que adopte el presidente. Marcará su perfil de «hombre de Estado» capaz de construir y ofrecer una alternativa frente a la izquierda.

Pablo Casado se presenta esta mañana al Pleno de investidura de Pedro Sánchez con su discurso sin terminar de cerrar. Ayer por la tarde todavía trabajaban en Génova introduciendo cambios para ir ajustándolo a la perspectiva de un acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos, una posibilidad que ha ido creciendo en las últimas horas. Pero lo más importante del discurso se lo dejan para hoy. Después de escuchar a Pedro Sánchez será cuando realmente acaben de dar forma al mensaje con el que Casado se presentará hoy ante el Congreso. El aniversario de su elección como líder del PP coincide con el discurso que marcará el arranque solemne de lo que en Génova han bautizado como «era Casado». Y en la dirección popular están más pendientes de cómo puedan resolver este primer cuerpo a cuerpo con Albert Rivera que del pulso con el líder socialista. Esto último sería un puro trámite, en el que Casado se siente seguro de sus capacidades, si no fuera porque lo que se va a medir con lupa es quién ejerce mejor de líder de la oposición.

Por eso el equipo que está trabajando en el mensaje de Casado ha planificado su estrategia más pensando en lo qué hará Rivera que en lo que dirá Sánchez. Evidentemente el contenido y las forman dependen de la situación en la que se encuentre el pacto entre el PSOE y Unidas Podemos, ya que el desbloqueo anula la presión sobre la abstención y aumenta la tensión entre PP y Ciudadanos por ver quién marca con más contundencia el liderazgo de la oposición.

En su mensaje Casado no se apartará de lo que se le ha escuchado decir estos días. El «no» a Sánchez por su «pasado» y por la amenaza que representa su política con los independentistas. En el Pleno reiterará que Sánchez no tiene credibilidad porque no ha dado un paso atrás en sus componendas con los independentistas y radicales (Navarra, Diputación de Barcelona, Badalona...), e insistirá también en que no están cerrados a acuerdos y pactos de Estado, como ya dijo tras verse con Sánchez en los contactos exploratorios de la investidura. «Casado va a ejercer de lo que es, de líder de oposición». Esta declaración de intenciones por parte de Génova revela muy bien dónde está el foco de lo que preocupa y ocupa a la dirección popular, a diferencia de investiduras anteriores: no dejar que Rivera les gane ni un paso en el liderazgo de la oposición.

La tesis de la cúpula popular es que la función de líder de la oposición no se sostiene únicamente en la descalificación de Sánchez y que Casado debe diferenciarse de Rivera en su perfil de «hombre de Estado» que «es capaz de construir y ofrecer una alternativa que vaya más allá del insulto». Quiere un pacto del agua, electoral y educativo, por ejemplo. Pero la presión sobre el líder popular estará puesta en la comparación con Rivera.

En su discurso Casado combinará la crítica a lo que representa un nuevo Gobierno del PSOE con su «alternativa» y su programa de reformas, para lo que volverá a insistir en la importancia de que se recuperen los acuerdos de Estado en pensiones, financiación autonómica, mercado laboral. Cataluña será el terreno en el que marcará un discurso más duro porque ahí el cuerpo a cuerpo no lo tiene sólo con Rivera, sino también con Vox y su líder, Santiago Abascal. El objetivo de Casado es demostrar que el PP es el partido hegemónico de la derecha en un momento en el que se encuentra en el Congreso en la posición de mayor debilidad parlamentaria de su historia con sólo 66 escaños, nueve más que Ciudadanos.

Casado se ha apoyado en su director de Gabinete, Javier Fernández-Lasquetty, y en el equipo de éste, para preparar la sesión de investidura de Sánchez. La reivindicación de las políticas de Rajoy y del pasado quedan en un segundo plano. Es la gestión del líder anterior, y “Casado tiene que mirar hacia el futuro sin hipotecas ni cargas de ningún tipo, aunque se identifica con lo bueno que han hecho los Gobiernos del PP”.