Gatillazo legislativo

La coalición ni siquiera ve ya «banderas sociales» para agotar la legislatura

Los socialistas admiten que las grandes leyes progresistas y los nuevos derechos

ya están hechos

La complicidad entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz tras la pérdida de su padre: la emoción de Díaz y el homenaje desde la Tribuna
La complicidad entre Pedro Sánchez y Yolanda Díaz tras la pérdida de su padre: la emoción de Díaz y el homenaje desde la TribunaAlberto R Roldán

Cuando Yolanda Díaz repite en cada entrevista que «gobernar no es resistir», y que tiene que haber un «giro social» para lo que queda de legislatura, en el PSOE hay quien levanta la ceja, porque no entienden qué otro giro social se puede hacer. El Gobierno de coalición de izquierdas lleva siete años a los mandos del país. Y la sensación de varios socialistas consultados por este diario es que, en verdad, no quedan ya grandes banderas progresistas que ondear. La sensación de fin de ciclo, de trabajo casi hecho, se extiende cada vez más.

En todo este tiempo, la coalición ha dado luz verde a varias leyes que han sido reclamaciones históricas de la izquierda durante años: la ley de eutanasia, la ley trans, la ampliación de los derechos reproductivos, la reforma de la ley del aborto, la subida el salario mínimo, la reforma laboral, el ingreso mínimo vital, la ley de cambio climático, la ley de libertad sexual, la ley de memoria democrática...

«En la agenda queda poco más», explica un diputado socialista. Si acaso dos de las grandes normas que el Gobierno tiene paradas por falta de apoyos: la reducción de la jornada laboral –la última gran bandera de la izquierda a la izquierda de los socialistas y la ley de reforma de la Justicia que tiene entre ceja y ceja el ministro del ramo, Félix Bolaños–.

Por eso, cada vez que algún miembro de Sumar insiste en el giro social de marras, los socialistas en seguida les preguntan qué tienen en la recámara. Y la respuesta que les dan, según cuentan, evidencia que no hay mucha más reclamación. Nada nuevo salvo reforzar lo ya logrado. Y esa, precisamente, es la lógica que siguen en el PSOE.

Las fuentes consultadas en el Gobierno explican que desde el 23-J sabían que la aritmética parlamentaria les iba a poner muy difícil la agenda legislativa y que estos años iban a ser de resistencia. Por eso, en Moncloa insisten en que en esta segunda legislatura «toca reforzar lo conquistado». En plata: hacer un análisis de cómo funcionan las políticas públicas desplegadas, detectar fallos e intentar corregirlos. Pero poco más, porque estos años giran en torno a la corrupción que acecha al partido y los casos que pisan los talones al presidente del Gobierno.

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, negocia a contrarreloj con Junts para intentar sacar adelante la reducción de jornada, que los independentistas no quieren respaldar porque va en contra de los intereses de la patronal catalana, que considera la norma lesiva para las pymes. Pero la realidad es que Sumar necesita esa ley para concurrir en unas elecciones generales. Necesitan una victoria, algo que enseñar a su parroquia. Especialmente ahora que Podemos está en auge y tiene incluso mejores expectativas en las encuestas que el partido de Díaz, a quien no dejan de crecerle los problemas. Aunque el PSOE, que le hace boicot, no se lo pone fácil.