Opinión

«Consummatum est. Vae victis»

Envalentonados y despreciando a los constitucionalistas, los indepes no dejan de advertir a Sánchez de que la amnistía es solo una primera condición al PSOE

Manifestación en contra de la Ley de Amnistía en Cibeles. © Jesús G. Feria.
Manifestación en contra de la Ley de Amnistía Jesus G. FeriaFotógrafos

Algunas veces, en la vida normal, o casi, para dar más solemnidad a ciertos pronunciamientos, expresamos en lengua latina la condena de alguna forma de actuar lamentable o corrompida. Este es el caso de hoy, en que me refiero a la pretendida Ley de amnistía con las locuciones que figuran en el epígrafe de este artículo.

«Consummatum est» significa, literalmente, «se acabó todo»; o «todo está cumplido». Según el Evangelio de San Juan (19.30), que transmite las últimas palabras de Cristo en la cruz. Dicho de otra forma, en España estamos ante el final de un proceso inconstitucional que tendrá una continuidad más o menos compleja: el proyecto de Ley de amnistía hecho a la medida de Puigdemont y demás delincuentes llegó al Congreso el 7 de marzo, ¡por segunda vez, auspiciado por el propio Sánchez!

En cuanto a «Vae victis», «¡Ay de los vencidos!», fue la frase del jefe galo cisalpino Breno, quien tras sitiar y vencer a la ciudad de Roma (390 a. C.), destacó la triste suerte de los derrotados en aquella ocasión. Debiendo subrayarse que, en el caso que nos ocupa, los vencidos, al final, serán los que apoyan la inconstitucional amnistía, en un intento de liquidación del Estado de derecho en España, incluyendo la entera tergiversación de nuestro sistema constitucional.

El Consejo de Ministros, con Sánchez a la cabeza para mantenerse en La Moncloa, personifican una vergüenza que no tiene parangón en la historia política en España, al perdonar, desde el Gobierno, a centenares de separatistas, terroristas y traidores.

El proyecto de Ley ha sido comentado a todos los niveles y en todos los aspectos de sus innumerables miasmas, y por ello no vamos a insistir aquí en el argumentario condenatorio de tal desaguisado político. Con tal grado de incoherencia, que el diario «El País» manifiesta que el proyecto en cuestión es «una ley aprobada con urgencia pese al aviso de la Comisión de Venecia». Y el ministro Bolaños, siempre tan contento de haberse conocido, «se muestra eufórico por una norma que ve referente mundial»; enmendando así a la propia Unión Europea y a la Comisión de Venecia.

Ahora viene la tramitación de la Ley, que puede durar hasta junio por los alargamientos que podría encontrar a su paso por el Senado; tras un Congreso anestesiado en su falta de sensibilidad jurídica por independentistas, y en estos tiempos también por toda una serie de comisionistas de mascarillas, subsidios ilegales, y otras gabelas delictivas. Al tiempo que, envalentonados y despreciando a los constitucionalistas, los indepes no dejan de advertir a Sánchez de que la amnistía es solo una primera condición al PSOE; y que del pacto de investidura del Gobierno Frankenstein II está aún pendiente el referéndum de autodeterminación, que de hecho ya se ha aceptado por el Gobierno.

No vamos a lamentarnos más aquí y ahora de la situación en que nos encontramos. Tiempo habrá a lo largo de la tramitación de la ley, para que cualquier incidencia parlamentaria o judicial acabe con los despropósitos cerebrales de Don Pedro Sánchez Pérez-Castejón. O que tal vez el resultado próximo sea al perder el PSOE las elecciones europeas del 9 de junio.

*Ramón Tamames fue candidato a la Presidencia del Gobierno en la moción de censura a Pedro Sánchez, en marzo de 2023