Gobierno de España

Cuando Sánchez criticaba a Rajoy por lo que hace él ahora

En su «Manual de Resistencia» criticaba a Rajoy por lo «estrafalario e inverosímil» de su comparecencia en Moncloa

Sánchez, durante la comparecencia del martes en Moncloa y Rajoy en Moncloa en 2016 cuando declinó el encargo del Rey / Luis Díaz
Sánchez, durante la comparecencia del martes en Moncloa y Rajoy en Moncloa en 2016 cuando declinó el encargo del Rey / Luis Díazlarazon

En su «Manual de Resistencia» criticaba a Rajoy por lo «estrafalario e inverosímil» de su comparecencia en Moncloa

Ya lo anticipó Carmen Calvo cuando advirtió de que el Pedro Sánchez de la oposición no era el mismo que el del Gobierno. Sin embargo, el líder socialista está experimentando algunas situaciones análogas a las de su antecesor en La Moncloa, Mariano Rajoy. Ambos han tenido que lidiar con la incapacidad para sacar adelante su investidura por falta de apoyos y han abocado a España a la repetición electoral y a meses de bloqueo institucional. Ahora que Sánchez está en los zapatos de Rajoy, cabe recordar la dureza con la que el entonces líder de la oposición se refirió a su adversario del PP, a quien acusó de haber dado «la espantada» por declinar presentarse a la investidura. Un comportamiento en el que «abdicaba de su responsabilidad».

Si bien Sánchez no ha rechazado el encargo, como hiciera Rajoy en 2016, sí ha evitado someterse a una nueva investidura por no tener los apoyos suficientes para superarla. Para dar cuenta de los pormenores de su despacho con el Rey, el presidente en funciones compareció el martes en La Moncloa, al filo de las nueve de la noche –en pleno «prime time» de los informativos– para despachar las culpas de la repetición electoral al resto de actores políticos, a izquierda –Podemos– y a derecha –PP y Ciudadanos–. Olvida Sánchez que en el primer volumen de sus memorias políticas, el tan prolífico «Manual de Resistencia», dejó por escrito la «perplejidad» que le generó ver a Mariano Rajoy justificarse en tiempo, lugar y forma análogas a la suya.

En el epígrafe «Un fin de semana infernal», Sánchez recuerda cómo vivió la tarde del 22 de enero de 2016, en la que Pablo Iglesias se repartió los ministerios de un eventual gobierno de coalición con el PSOE y Rajoy declinó el encargo del Rey. «Todo resultaba estrafalario y a la vez inverosímil», reconoce el líder socialista. Entonces, «vi la rueda de prensa desde mi despacho en Ferraz y ya empezó mal». «Primero porque [Rajoy] tardó mucho en comparecer; segundo, porque lo hizo desde La Moncloa, en un nuevo desprecio a la institución que encarna, ya que él no comparecía como presidente del Gobierno, sino como líder de un grupo político», critica en las páginas de su libro.

Este «desprecio» al que Sánchez hace referencia podría asumirlo como propio, ya que él mismo reprodujo el patrón de comparecencia el pasado martes. Además, se trata de una constante en su Gabinete que utiliza las cuentas de Twitter gubernamentales para jalear consignas de partido o que se sirve del altavoz de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de cada viernes para analizar de parte –socialista– la situación política, lanzando críticas e incluso arengas en contra de sus rivales políticos. Casualmente, la propia Carmen Calvo criticó ayer durante la sesión de control al Gobierno la bisoñez e inexperiencia del grupo parlamentario de Unidas Podemos, cuando Ione Belarra le pedía cuentas como vicepresidenta, de las negociaciones que Calvo había liderado como representante del PSOE.

No es tampoco la única contradicción en la que ha recaído el líder socialista respecto a sus pronunciamientos de 2016. En concreto en su cuenta de Twitter, Sánchez acusaba en agosto de ese año a Rajoy de ser «el problema» por la falta de apoyos. «Si nadie quiere pactar con el señor Rajoy, el problema es del señor Rajoy. Que asuma su responsabilidad constitucional y se ponga a negociar», exigía entonces. Ahora, sin embargo, evita cualquier autocrítica, señalando que ha hecho «todo lo posible» y son los demás partidos quienes han bloqueado el Gobierno.