Ejército del Aire
Defensa adjudica a Airbus 16 aviones C295W, seis de patrulla marítima armados para la guerra antisubmarina y 10 de vigilancia marítima
El contrato tiene un coste de 1.650 millones de euros. Las previsiones apuntan a que el primer aparato se entregue no más tarde de 2027.
El Ministerio de Defensa adjudicó ayer a Airbus Defense and Space el contrato para la compra de 16 aviones C-295 para el Ejército del Aire y del Espacio por 1.655 millones de euros, de los cuales seis serán de la versión de patrulla marítima (MPA) y los otros 10 de vigilancia marítima (MSA).
El contrato fue aprobado por el Gobierno el pasado mes de septiembre, después de que el Consejo de Ministros diera su visto en junio a adquirir compromisos de gasto con cargo a ejercicios futuros. El objetivo es la recuperación y ampliación de la capacidad de patrulla marítima consecuencia de la baja de las aeronaves Orion P.3M.
Según la Plataforma de Contratación del Sector Público, el presupuesto base de licitación sin impuestos es de 1.654.940.000 euros, aunque el valor estimado del contrato asciende a 2.034 millones.
El programa MPA supone la adquisición de seis plataformas Airbus C295W modificadas para misiones de patrulla marítima y 10 para vigilancia marítima y misiones de búsqueda y rescate. Aunque el C295 tiene una menor autonomía y alcance que el P.3, la idea es que disponga de todo lo necesario para cubrir capacidades prioritarias de guerra antisubmarina, antisuperficie e ISR, y apoyar a la capacidad de búsqueda y rescate.
Estos aviones, según el responsable de la gestión del programa en el seno de la subdirección general de Programas de la DGAM, el teniente coronel Enrique Montero, "para este mismo año hay reservada una primera anualidad que asciende a 50 millones de euros. El programa se prolongará por espacio de nueve años y debe concluir en 2031 con la recepción del último de los 16 aparatos".
Todos los aviones se fabricarán en la factoría que Airbus posee en Sevilla. Con un periodo de fabricación de la primera unidad que se estima del orden de los 50 meses a partir de la firma del contrato entre Defensa y Airbus, el primer avión que recepcionará la DGAM será de patrulla marítima. «Las previsiones apuntan que no será más tarde de 2027», puntualiza el jefe de programa.
La unidad a la que se adscribirán los nuevos aviones lo debe concretar el Estado Mayor del Ejército del Aire y del Espacio, aunque lo probable es que sea el Ala 11 estacionada en la base aérea de Morón (Sevilla), donde ya lo estaban los P-3.
Los aviones catalogados en la esfera internacional como MPA —acrónimo del inglés Maritime Patrol Aircraft— «abarcan un concepto operacional muy amplio, que engloba muchos roles y distintos tipos de misiones», subraya el teniente coronel Montero. Poseen características que «se pueden resumir —indica— en su capacidad para detectar e identificar buques de superficie y submarinos por medio de sensores específicos». En definitiva, lo que principalmente distingue a un avión de patrulla marítima de otros tipos de aviones con conceptos operativos similares «es su capacidad de portar y emplear armamento».
En sus diferentes variantes, la misión principal de los cometidos de patrulla marítima «está enfocada a la guerra anti submarina, lo que implica el empleo de armamento que, en el caso del C-295, serán torpedos u otro tipo de sistemas de armas que se puedan integrar en el futuro», aclara el jefe de programa.
Debido a la necesidad de recuperar en el mínimo plazo posible el rol antisubmarino con aeronaves de ala fija, su armamento para cazar y destruir sumergibles ya estará integrado en el primer ejemplar de serie. Un grupo de empresas españolas son las que aportarán su tecnología, entre las que se encuentran Indra, que suministra varios subsistemas, entre ellos el de auto protección; SAES, que integrará el sistema acústico; y Tecnobit, que desarrollará los equipos de cifrado. Su autonomía máxima será de 2.000 millas náuticas, tendrá una capacidad máxima de portar 60 sonoboyas e incluirán un sistema acústico SPAS 32.
El C-295W en configuración de patrulla marítima supone para la Fuerza Aérea española un importante salto cualitativo desde el punto de vista técnico y de soberanía respecto al Lockheed P-3 Orión, dice Defensa aunque en algunos casos se pierdan ciertas capacidades.
Se distingue de su antecesor «sobre todo, en que aporta autonomía nacional para definir la configuración del sistema y los equipos que portará, lo que asegura una independencia total en su empleo», matiza el teniente coronel Montero. De manera muy especial supone un gran avance en el apartado de las comunicaciones y enlace de datos. Es una plataforma que estará «híper conectada y podrá trabajar en modo colaborativo con otras unidades aéreas, terrestres y navales», añade el jefe del programa. Sus diferentes opciones de conexión «multiplican de manera exponencial sus posibilidades de empleo, a la vez que capacitan al avión para convertirse en centro de mando y control embarcado, particularmente de cara a la guerra en red».
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