Ciudadanos

Ferraz asume la abstención si Rivera vira al «sí»

«Celebran que Rajoy se haya puesto a trabajar», pero son conscientes de que la presión se redoblará sobre el PSOE para favorecer un Gobierno

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchezlarazon

El PSOE vivía cómodamente instalado en el bloqueo, hasta que ayer la reunión entre Mariano Rajoy y Albert Rivera inauguró la senda del entendimiento entre ambas formaciones. A pesar de que Ferraz salió rápidamente al paso de este acercamiento, «celebrando que por fin Rajoy se haya puesto a trabajar y a caminar con los partidos que pueden ayudarle» a formar gobierno, lo cierto es que este movimiento genera cierta inquietud en la dirección federal, pues podría colocar al partido en la difícil tesitura de tener que abstenerse. Una posición que defienden en privado algunos dirigentes territoriales, que ven en el posible «sí» de Ciudadanos la única vía para que el PSOE, por fin, favorezca la gobernabilidad. En el escenario actual, con el partido de Rivera en la abstención inamovible y con un Partido Popular incapaz de sumar un solo apoyo a su candidatura, «no podemos movernos del ‘‘no’’», resumía lacónico un partidario de pasar a la oposición cuanto antes. Un diagnóstico en el que coinciden afines y detractores del secretario general.

Sin embargo, si la formación de Albert Rivera avala el Gobierno de Mariano Rajoy, éste habría conseguido sumar un importante apoyo y, con 170 diputados, encararía la investidura en una «posición de mucha fuerza que le permitiría –incluso– completarla», comentaba un barón cercano al propio Sánchez, consciente de que la presión sobre los socialistas se redoblaría entonces para facilitar la gobernabilidad. «En ese caso, habría que reconsiderar nuestra postura», reconocen. Por ello, esta vía no se cierra y se mantiene viva la expectativa ante lo que puedan deparar las próximas semanas, abriendo la puerta a convocar un nuevo Comité Federal que module la tajante negativa que se impuso en diciembre y se refrendó en julio. Lo dejó caer el propio Sánchez en la comparecencia posterior a su segunda reunión con Rajoy. «Cualquier cambio de estrategia se aprobará de forma colegiada» en el órgano de decisión del partido. Sin embargo, la intención del líder socialista no era alimentar las voces que piden la abstención, sino marcar el camino de la exposición pública a aquellos barones que claman en privado por esta postura, pero que no la defienden ante las bases por miedo a perder su favor de cara al Congreso del partido, en el que se dirimirá el liderazgo del PSOE.

El «escenario ideal» para los socialistas es que Ciudadanos condicione su «sí» a que el PP asuma un «plan de regeneración», un plan al que los socialistas sumarían sus propias condiciones a cambio de facilitar la investidura. Desde el partido se entiende que permitir que el PP gobierne en minoría, sólo con sus escaños, es «irresponsable», porque generaría un clima de inestabilidad en el que la moción de censura sobrevolaría el Hemiciclo al primer caso de corrupción, que afecte al PP, que se destape. De ahí que los socialistas requieran el aval explícito de Rivera.

Luego vendría la pedagogía de vender esa abstención ante los votantes socialistas, una tarea nada fácil en la que el partido buscaría apoyarse en una batería de cesiones, que Rajoy tendría que aceptar para ganarse su apoyo. En esta empresa ya se han embarcado, con escaso resultado, dirigentes de la vieja guardia como Felipe González o Alfonso Guerra y barones territoriales como el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara.

Vascas y gallegas, claves

Al horizonte temporal del «sí» de Ciudadanos se suma, además, el calendario institucional. Fuentes del PSOE reconocen a LA RAZÓN que el partido no debería moverse de su negativa a Rajoy hasta después de las elecciones vascas y gallegas, que se celebrarán el 25 de septiembre. Cualquier paso en falso en la estrategia de ubicarse como alternativa al PP y escenificar un fuerte rechazo a su candidato podría tener consecuencias desastrosas en dos territorios en los que el partido ha perdido peso específico en favor de las marcas de Podemos. Tampoco Ciudadanos ostenta una posición de fuerza en estos territorios, en los que busca consolidarse, por lo que su voto afirmativo también podría retrasarse hasta después de estos comicios. Además, tanto en Galicia como en el País Vasco, Sánchez cuenta con barones territoriales afines, Xoaquín Fernández Leiceaga e Idoia Mendia, respectivamente, que avalarán cualquier hoja de ruta que marque el líder socialista para concurrir a las elecciones con las mayores garantías de éxito.