Vuelo bajo
España está de saldo
Es inentendible que nadie se rebele en el Gobierno ni en el partido, salvo Page
Cada día que pasa es peor, la mierda es imposible contenerla. Pedro Sánchez lleva años en una pataleta permanente porque gobernar a tan alto precio es inmanejable y difícilmente ocultable. Son demasiados cambios de opinión de tanta enjundia para poder ser asumidos en tan poco tiempo.
Además de pataleando lleva meses convulsionando por los casos de corrupción que se van sabiendo, que ni el maquillaje puede disimular, mimetizándolo más con «El niño del exorcista», que con una víctima de una supuesta operación que supone un peligro para la democracia porque el verdadero peligro es él.
Es inentendible que nadie se rebele en el Gobierno ni en el partido, salvo Page, los que fueron y ya no son, los que estuvieron y ya no están, haciéndose cómplices de la mayor trama de indecencia que asola el país y nos hunde internacionalmente. ¿Tan barato es el silencio o es que todos padecen del síndrome de inanición por no comer antes de las cinco?
La misiva enviada a los afiliados es el mayor insulto a la inteligencia que uno puede hacer a los más leales pidiéndoles mirar a otro lado, justificando la corrupción con un manto de ira y odio hacia la derecha. Claro que el partido socialista no es corrupto, son las personas que han creado una trama de corrupción y quien las eligiera como compañeros de viaje.
Gracias a Pedro Sánchez en su obcecación por mantenerse en el poder, España está de saldo, se ha convertido en el mayor outlet para los independentistas. Hay ofertas increíbles en malversaciones, amnistías, regímenes especiales de financiación, descuentos y quitas de deuda. PNV, Junts, Bildu y Rufián se frotan las manos mientras el actor José Sacristán califica de «vergonzoso, terrible y lamentable» la corrupción de Sánchez, que no se arregla con pedir perdón y tú más.